El rostro divino
Dios sabe que una imagen vale más que mil palabras, y desde hace un tiempo está apareciéndose en cada lugar que puede. Las tostadas son un clásico, pero no son la única forma en la que la divinidad se nos muestra. He aquà una nueva aparición que no puede ser obra de la casualidad. El brillo de su figura, la profundidad en la mirada, la paz que transmite, son signos claros de su naturaleza perfecta. Claro que cuando se nos manifiesta de esta extraña forma, pocos son los que deciden hablarle, y menos aún los que se quedan a esperar una respuesta.






























