El problema de la religión
Para quienes crecimos en India en el periodo que siguió a los disturbios de la Partición de 1946-1947, tras la creación de los Estados independientes de India y Pakistán, la sombra de aquellas matanzas sigue siendo una espantosa advertencia de lo que los hombres son capaces de hacer en nombre de Dios. Ha habido demasiados ejemplos de esa violencia en India: en Meerut, Assam y, hace poco, Gujarat. Y la historia europea también está llena de pruebas sobre los peligros de la religión politizada: las guerras de religión francesas, los enconados disturbios irlandeses, el "nacionalcatolicismo" del dictador español Franco, los ejércitos rivales en la guerra civil inglesa que entraban en combate cantando los mismos himnos.
La gente siempre ha acudido a la religión en busca de respuestas a los dos grandes interrogantes de la vida: ¿de dónde venimos?, ¿cómo vamos a vivir? Pero todas las religiones se equivocan sobre el aspecto de nuestros orÃgenes. El universo no lo creó en seis dÃas ninguna fuerza sobrehumana que descansó al séptimo. Tampoco lo sacó un dios de una batidora. Y, respecto al aspecto social, cuando las religiones toman las riendas de la sociedad, el resultado es sencillamente una tiranÃa: la Inquisición, los talibanes.