El mal, "el mejor mundo posible" y la inexistencia de Dios

El argumento del mal es posiblemente uno de los argumentos más poderosos contra la existencia de Dios, entendiendo por Dios un ser que es omnisciente, omnipotente y, perdónenme el palabro, omnibenevolente.

El problema surge al intentar conciliar la existencia de mal en el mundo con la existencia de un Dios que tiene esas características. Obviamente, si se está dispuesto a aceptar que Dios no tiene alguna de esas tres características, entonces, el problema es perfectamente resoluble, no obstante, no parece que muchos teólogos estén dispuesto a hacerlo, y resulta difícil pensar que Dios no tenga esos atributos.

Podemos plantear el argumento del mal, en forma de premisas y conclusión de la siguiente forma:

Premisa 1: Suceden cosas terribles
Premisa 2: Si hubiera un Dios, omnisciente, omnipotente y omnibenevolente, entonces no sucederían cosas terribles.
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Conclusión: No hay un Dios omnisciente, omnipotente y omnibenevolente.

Uno de los intentos de respuesta a este argumento que pretende resolver el problema sin tener que renunciar a un Dios con esos atributos es el argumento de “No existe el mejor mundo posible”, veamos en que consiste esa respuesta.

Es posible que Dios, a pesar de tener esos atributos, se encuentre en una situación, ciertamente complicada y similar a la siguiente:

Imagina que te hago la siguiente oferta: “elige un número. El número que elijas es el número de días que vas a pasar en el cielo, un cielo a tu gusto, donde vas a ser feliz, a disfrutar como nunca lo has hecho, etc.” No sé que número elejirías ¿1.000? ¿1.000.000? ¿10100? Si nos fijamos, se elija el número que se elija siempre podremos criticar esa decisión porque siempre se puede elegir un número mayor, ¿por qué no elegiste 10100+1? Probablemente coincidimos en que esa crítica no es muy justa.

Quizás la situación de Dios a la hora de crear el mundo es la misma. No importa el mundo que elija crear. Escoja el que escoja siempre podríamos recriminarle porqué no hizo un mundo un poco mejor. Si no existe el mejor mundo posible, entonces, creara el mundo que creara, siempre existiría un mundo mejor, por lo tanto no podemos refutar la existencia de Dios mediante el problema del mal, dado que cualquier posible mundo tendrá algo de mal en él, ya que no existe el mejor mundo posible.

Críticas a la respuesta “No existe el mejor mundo posible”,


Tal y como se ha enunciado el argumento, es un argumento por analogía, aunque no siempre se enuncie así, no está de más ver si podemos encontrar desemejanzas lo suficientemente fuertes como para, al menos, invalidar el argumento así expuesto.

La analogía reside entre los números, en concreto en el hecho de que siempre puede haber un número mayor a otro, y que siempre habrá un mundo mejor, por mucho que se intente nunca se alcanzará ni el mayor número posible ni el mejor mundo posible. El problema reside en que para los números conocemos la sencilla regla matemática que nos permite hacer un número mayor, a todo número siempre se le puede sumar otro, obteniendo como resultado un número mayor. Pero en el caso del mundo no sabemos si existe una regla que nos permita afirmar que siempre va a ser posible un mundo mejor, dado que esto es precisamente lo que se afirma en el argumento, la desemejanza es ciertamente importante, dado que no tenemos el análogo al principio matemático que nos permite saber que no existe el mayor número posible. Por lo que la analogía falla, pues en el caso de las matemáticas tenemos una justificación para aceptar que siempre habrá un número mayor pero esa justificación no existe, o al menos, no la tenemos para garantizar que siempre es posible la existencia de un mundo mejor.

Crítica aceptando que no hay un mejor mundo posible.


Vamos a asumir, por el bien del argumento, que de hecho es verdad que no existe ese mejor mundo posible. Aunque existieran infinitos posibles mundos y no existiera el mejor mundo de entre todos ellos de ahí no se sigue que cualquiera de esos mundos sea igualmente aceptable por un ser omnibenevolente y omnipotente. En realidad deberá existir un mundo que contenga la mínima cantidad de mal aceptable por un ser omnibenevolente y omnipotente. Si existe un Dios con esas características, entonces, aunque no exista el mejor mundo posible, ese Dios debería haber creado un mundo donde la cantidad de mal en él es la mínima aceptable.

Así que la cuestión es, ¿es nuestro mundo un mundo con la mínima cantidad de mal posible?

La primera premisa del argumento del mal dice que:” Suceden cosas terribles”. ¿Pero qué causas provocan esas cosas terribles? Podemos aglutinar esas posibles causas en dos categorías, las causas humanas, es decir, aquellas acciones y decisiones llevadas acabo por los seres humanos que provocan dolor, sufrimiento, y en resumen, que sucedan cosas terribles. Y por otro lado causas no humanas, como por ejemplo, toda clase de desastres naturales.

Se argumenta que el mal generado por nosotros, los seres humanos, es debido a que tenemos libre albedrío. No vamos a discutir si lo tenemos o no. Podemos suponer que lo tenemos, es más podemos suponer que un mundo en el que tenemos libre albedrío es siempre mejor que un mundo en el que no lo tenemos. Entonces en este caso, el mundo con el mínimo mal posible sería aquel en el que existe un mal causado por el libre albedrío de los seres humanos y al mismo tiempo no existe mal causado por causas no humanas.

Por otro lado, podemos negar que tengamos libre albedrío, o incluso podemos afirmar que un mundo sin libre albedrío siempre sería mejor que uno donde los humanos tuviéramos esa libertad. En este caso el mundo con la mínima cantidad de mal asumible sería un mundo en el que no tenemos libre albedrío y además no existe mal causado por causas naturales.

Parece quedar claro que nuestro mundo no es ninguno de los anteriores. Esto es así porque en nuestro mundo existen causas no humanas que son la fuente de cosas terribles, o por decirlo de otra forma, que introducen mal en el mundo. Por lo tanto la respuesta propuesta por la tesis de “No existe el mejor mundo posible” no rebate el argumento del mal. Si existe un Dios omnipotente y omnibenevolente y al mismo tiempo no existe el mejor mundo posible, entonces, ese Dios habría creado el mundo con la menor cantidad de mal admisible, pero como hemos visto ese no es el caso de nuestro mundo, por lo tanto no parece que exista un Dios omnipotente y omnibenevolente.

“No existe el mejor mundo posible” y la omnipotencia


Podemos encontrar un problema más con la tesis de la inexistencia del mejor mundo posible. Si no existe el mejor mundo posible, esto significa que dicho mundo no puede ser creado. Dicho de otro modo, debe haber una regla como la que sigue: “Es imposible crear el mejor mundo”, si Dios no puede desobedecer esa regla, entonces, hay una cosa que él no puede hacer, a saber, Dios no puede desobedecer esa regla, por lo tanto no puede ser omnipotente. Por otro lado, si sí puede desobedecer dicha regla o si sencillamente puede cambiarla permitiendo así el poder crear el mejor mundo posible, entonces surge la pregunta ¿Por qué no cambia o desobedece dicha regla? Si no puede desobedecer la regla o cambiarla, una vez más hay cosas que no puede hacer y por lo tanto no puede ser omnipotente. Por último, si no quiere cambiar o desobedecer la regla, entonces se niega voluntariamente a hacer el mejor mundo posible por lo tanto no puede ser omnibenevolente.

Por lo tanto, la respuesta de “No existe el mejor mundo posible” no consigue superar el argumento del mal. Por lo que la existencia de un Dios omnipotente, omnibenevolente y omnisciente sigue siendo más que dudable.

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