EL ARGUMENTO DE LA PLENITUD ONTOLÓGICA


Supongamos por un momento que Dios existe, y que es "perfecto" (como suponía San Anselmo) y, en particular, omnipotente.
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Sabemos (aunque al pobre Anselmo seguramente no se le habría ocurrido) que, al menos como posibilidad lógica, cabe la existencia de más de un universo.
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Ahora bien, si el ser es "mejor" que el no ser, entonces la existencia de dos universos es un estado ontológico "mejor" que la existencia de uno solo (igual que los teístas suelen aceptar, al contrario que el duende de Midas, que es mejor la existencia de un mundo que la de ninguno). De modo que la existencia de TODOS los universos posibles es un estado mucho "mejor" que la existencia de un subconjunto propio de esos universos.
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De donde se infiere que, si Dios es "perfecto" y omnipotente, habrá creado TODOS los universos posibles. Universos en los que el Madrid habría ganado la liga 2009-2010, universos en los que la vida no haya llegado a evolucionar sobre la tierra, universos en los que las leyes físicas sean diferentes, etc., etc.
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De modo que vivimos en el mejor de los mundos posibles... un mundo en el que pasa TODO lo que puede pasar (aunque, naturalmente, nosotros vivimos en una provincia de ese omnimundo, en la que sólo pasan algunas cosas, no necesariamente mejores que las que pasan por otros lares contemplados y creados por la divina omnipotencia).
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Las consecuencias de este argumento son inquietantes y profundas. Pero prefiero que las vayamos sacando entre todos en los comentarios.
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Más:
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Enrólate en el Otto Neurath

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