Dios y la muerte

Más de una vez, al decirme ateo, me ha tocado oír o leer una respuesta del tipo "Nadie es realmente ateo un minuto antes de morir. Todos terminan pidiendo clemencia a Dios". Tengo que decir que la frase, además de sonar a apriete mafioso, es una generalización gratuita y bastante estúpida. De hecho no he conocido un solo ateo que a la hora de morir (ni en cualquier circunstancia extrema de la vida) haya decidido creer en Dios para obtener de él algún favor a cambio. Quienes hayan disfrutado de los libros de Carl Sagan podrán recordar el epílogo de su último libro, "Miles de Millones" escrito por su viuda Ann Druyan.

Desmintiendo las fantasías de los integristas, no hubo conversión en el lecho de muerte, ni en el último minuto se refugió en la visión consoladora de un cielo o de otra vida. Para Carl, sólo importaba lo cierto, no aquello que sólo sirviera para sentirnos mejor. Incluso en el momento en que puede perdonarse a cualquiera que se aparte de la realidad de la situación, Carl se mostró firme. Cuando nos miramos fijamente a los ojos, fue con la convicción compartida de que nuestra maravillosa vida en común acababa para siempre.

De todas maneras, y aún asumiendo que la generalización gratuita y estúpida sea cierta, me gustaría resaltar que, aún cuando parezca poco digno, veo cierto sentido práctico en orar a algún dios al azar con la lejana esperanza de que ese dios sea el correcto y de esta forma obtener su misericordia para nuestra alma pecadora.

Ahora, tengo que decir que el comportamiento de los teístas, incluso de los cristianos que es el que conozco más de cerca. no es muy distinto al del ateo, con la notable diferencia de que el teísta no dice ver a la muerte como el final de la existencia, sino incluso como el salto a una vida eterna, un viaje al encuentro de Cristo. Es que acaso un cristiano agonizando quiere escapar del placer que le espera en la vida eterna, cerca de su dios y alejado del sufrimiento terrenal? Y las cadenas de oración para pedir por la salud de algún enfermo grave, ¿no son acaso un complot para evitar que el enfermo disfrute de los beneficios de la nueva vida? En síntesis, ¿es legítimo poner en duda el verdadero carácter cristiano de alguien que ante la proximidad de la muerte propia o de un ser querido intenta evitarla como si en el fondo no creyera que lo está esperando la mejor de las experiencias?

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