Cuestión de honor (1)

Un sacerdote español, acusado de acoso sexual en España y suspendido en Puerto Rico, fue a pesar de ello nombrado «Prelado de Honor» del Papa a petición del Arzobispado de Mendoza (Argentina)

El cura valenciano Francisco Sirvent (primero de la izq.), en 1995.
Fotografía del Diario de Ibiza


© Fernando G. Toledo
Razón Atea

l Arzobispado de Mendoza (Argentina) solicitó y logró que un cura acusado de acoso sexual en España y privado de oficios en Puerto Rico fuera nombrado Prelado de Honor de Su Santidad por el Vaticano, en 2005.
En efecto, el padre Francisco Alonso Sirvent Domínguez, un valenciano expulsado de la capellanía del ejército de su país en 1995 tras protagonizar una compleja trama de vejaciones sexuales a jóvenes soldados, consiguió el nombramiento como «Prelato d’Onore di S. S.», según consta en los Anuarios Pontificios 2006-2007 publicados por la Santa Sede.
La propuesta para que alcanzara ese cargo, que le permite ser llamado «monseñor» y se supone lo reciben clérigos que han tenido una labor eclesiástica destacada, fue elevada por la Arquidiócesis local como respuesta a una simple promesa que hizo Sirvent para aportar una ayuda económica al seminario de Mendoza.

Prelado de honor por «prometer servicios»

El padre Sergio Buenanueva, portavoz del Arzobispado, reconoció ante la prensa además que Sirvent jamás cumplió con los servicios prometidos aunque fueron éstos, justamente, los que determinaron que el cuestionado cura obtuviera tan alto reconocimiento de parte del mismísimo Joseph Ratzinger, papa Benedicto XVI para toda la comunidad católica.
Buenanueva fue contactado por teléfono por Diario UNO pero, tras excusarse y pedir que lo llamaran a los 10 minutos, no respondió el teléfono en los intentos sucesivos. Sin embargo, el cura local sí le dijo al diario español El Mercantil Valenciano que Sirvent «estuvo algunos días en Mendoza hace un par de años: en 2006», luego de que «la diócesis había tomado contacto con él en 2003».
El propio Buenanueva, quien es director del Seminario Arquidiocesano Nuestra Señora del Rosario de Mendoza, explicó que «el padre Sirvent ofreció algunos servicios a la diócesis en dos campos: ayuda y orientación para la formación del Tribunal Eclesiástico de primera instancia para las diócesis de la región de Cuyo y, a través de la Fundación San José, una ayuda económica para el sostenimiento de los sacerdotes ancianos y el seminario de Mendoza». Y por fin reconoció: «en razón de estos servicios prometidos se solicitó el título con que aparece en el Anuario Pontificio». Irónicamente, tales servicios ofrecidos por Sirvent «nunca se concretaron», como reconoció el vocero del Arzobispado.
La propuesta y el posterior otorgamiento del título de prelado de Honor a Sirvent parecen constituir dos errores catalogables de escandalosos por parte de la Iglesia. Y es que al momento del otorgamiento del título de parte del Vaticano, el cura no sólo había sido investigado por cargos de acoso sexual (tan intensos que acabaron en un intento de suicidio por parte de una de sus supuestas víctimas), sino que fue directamente «privado de oficios, de (…) oír confesiones y de celebrar la Santa Misa» por el Obispado de Ponce, en Puerto Rico, según un documento a cuya copia tuvo acceso Diario UNO.

Felaciones, toqueteos y un intento de suicidio

El nombre de Sirvent saltó a la escena pública el 14 de junio de 1995, cuando el Diario de Ibiza (España) dio a conocer que el sacerdote había sido «fulminantemente suspendido en sus funciones por el arzobispado castrense y trasladado de inmediato al verse implicado en un escándalo de coacciones sexuales ejercidas sobre diversos soldados durante más de cinco meses».
Según la información, publicada en la página 4 de aquel periódico, la mortificación sexual que ejercía el por entonces capellán Sirvent a los soldados era tan agobiante que uno de esos soldados del cuartel mallorquí de Sa Coma intentó suicidarse ingiriendo sedantes. Tras sobrevivir a ese intento, el joven militar denunció a sus mandos que Sirvent presionaba a él y a varios de sus compañeros «a mantener relaciones sexuales» con el cura.
Felaciones, toqueteos y utilización del recurso de arresto para presionar a los soldados fueron prácticas de Sirvent en el cuartel de Sa Coma, según los testimonios recogidos por el Diario de Ibiza entonces, y que determinaron la expulsión del clérigo de la isla.
Semejante escándalo no impidió a Sirvent seguir su particular «carrera». Según pudo saberse, el religioso se trasladó luego a Puerto Rico (lugar donde había obtenido su ordenación y donde habría protagonizado otros incidentes de índole sexual) hasta que su travesía lo llevó a recalar «por unos días en Mendoza», en 2006, un año después de haber conseguido que a instancias de la arquidiócesis de esta provincia le llegara el prestigioso título de Prelado de Honor del mismísimo Papa Benedicto XVI.

Lo que se sabe de Sirvent

Según la página web de la Diócesis de Ponce (Puerto Rico), donde fue ordenado, el reverendo padre Francisco Alonso Sirvent Domínguez forma parte del claustro de la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico, donde se lo consigna como «Catedrático Auxiliar de Teología Bachillerato en Teología, Lic. en Teología, Doctorado en Teología Dogmática, Facultad San Vicente Ferrer de Valencia, España; Doctorado en Derecho Civil, Doctorado en Derecho Canónico, Pontificia Universidad de Salamanca».
Según una fuente española que ha tratado con el sacerdote, a la que Diario UNO tuvo acceso, y que prefiere reservar la identidad, a poco de ordenarse como sacerdote, Sirvent «colaboró en el intento de conseguir la aprobación por parte de la Iglesia de una supuesta aparición de la Virgen en Sábana Grande en Puerto Rico». Detrás de esa supuesta aparición se ha formado una verdadera secta, llamada «Misión Virgen del Pozo».
La misma fuente le confió a UNO que luego del incidente sexual en el Ejército Español, en 1995, Sirvent volvió a Puerto Rico «donde tuvo un nuevo incidente con un menor en 1998», que derivó en la suspensión a divinis que le dictó el obispo de Ponce, Fermiot Torres, en 2000. Antes de esa suspensión, fue miembro del Tribunal Eclesiástico en Puerto Rico, encargado de resolver nulidades matrimoniales y perseguir con del Derecho Canónico a los miembros de la Iglesia.
Al parecer, los problemas de Sirvent no se reducen sólo a sus denuncias por acoso sexual. El sacerdote también fue citado por el Ayuntamiento de Alcoy (Alicante, España) por el «embargo de un vehículo», según consta en un documento firmado por la concejala de Hacienda María Dolores Alba Mullor, el 3 de noviembre de 2006.
Actualmente, Sirvent residiría en la zona de Alicante (España), aunque se desconoce por ahora si viste cotidianamente su traje púrpura de «prelado de honor».


Una versión resumida fue publicada en Diario Uno de Mendoza el 08/07/08

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