Consuelo

La muerte de un familiar o un amigo cercano es algo terrible. Es muy difícil decir algo que traiga consuelo, en lo personal a lo único que he atinado es a decir que siento terriblemente la pérdida.

Pero se pueden decir todo tipo de cosas. Por ejemplo "ahora descansa", o incluso "ahora descansa en paz", me suenan muy honestas y me hacen sentido, sobre todo cuando la muerte ocurre después de una enfermedad larga o dolorosa. Otras frases que dicen los abuelos, como "la delantera no más nos lleva" son hasta divertidas pero también tienen mucha verdad. Sobre una calavera en una iglesia en Siena está escrito [*]: "como tú eres yo fui, como yo soy tú serás".

Cuando morimos seguimos "viviendo" en la psique de las personas con las que interactuamos y en las demás consecuencias de nuestras acciones. Pero eso no resulta suficiente para muchos.

Los sacerdotes de todas las religiones son expertos en dar palabras de consuelo. Algunas de estas palabras están basadas en mitos que simplemente niegan la muerte como disolución de la conciencia. Los muertos continúan vivos como si nada, mirándonos, cuidándonos, enviándonos regalos e intercediendo ante los dioses.

Las monjas y los curas católicos son más osados todavía, y se van en un despilfarro de promesas, porque al morir vamos a un lugar mejor, al que los ricos no pueden entrar (!), en que los han abusado de nosotros son castigados, en que todas nuestras acciones buenas son recompensadas incluso las que nadie vió, etc. Estas promesas son tan efectivas que hay que acompañarlas incluso con la prohibición de suicidarse, para que los fieles no hagan trampa.

En otras religiones, el énfasis está puesto en aceptar la muerte cuando es inevitable. En "The Unwinking Gaze", un documental de la BBC sobre el Dalai Lama, se registra en video cuando un hombre muy viejo se acerca al monje:

- (Con un hilo de voz) Me quedan pocos días, su santidad

- Usted ha trabajado abnegadamente por el gobierno del Tibet en el exilio y acumulado mérito a través de buenas acciones. Así que rece por una reencarnación humana y una eventual iluminación.

- Sí.

- Pero también rece por renacer en algún lugar cerca de mí, que yo rezaré lo mismo (lo abraza). Al momento de morir, intenta visualizar tu gurú sobre tu cabeza (le toca la mano sobre la cabeza). Entonces tienes que imaginar tu alma levantándose desde tu corazón a través de tu coronilla mezclándose con el alma de tu gurú.

- (Llora) Si solo pudiera vivir unos días más...

- Eventualmente, todos tenemos que morir. Todos.

Mi abuela cumplió hoy 90 años y goza de buena salud. La idea de morir no creo que le haga ninguna gracia, ni a ella, ni a muchos otros abuelos. Nadie quiere morir. A veces está triste y me dice que no sabe si ella estará viva para vernos la próxima vez que yo viaje a Chile. Yo le digo que quizás vivirá 100 años, que eso nadie lo sabe, que esté tranquila. No creo que le haga bien ni a ella ni a nadie, ni siquiera a alguien joven, centrarse en la muerte. Es mejor centrarse en la vida.

Los sacerdotes y sus seguidores dicen que sus palabras, su certidumbre sobre el cielo, el purgatorio, el infierno, los ángeles, la vida eterna, etc. sirven para traer consuelo a los enfermos, a los ancianos. Pero son mentiras. Y quienes traen falso consuelo, no son verdaderos amigos.

Fuente: The Unwinking Gaze (BBC, 2008), "Premier Deuil" (Bouguereau, 1888)

Ver también este escrito relacionado: Temor a la muerte (2006)

Los comentarios han sido cerrados para esta nota