Conan el bárbaro descubre la teologÃa
Hemos comentado a menudo que la teologÃa es un intento de dar coherencia y verosimilitud a las doctrinas incongruentes y los mitos dispares que conforman las religiones (asunto desarrollado aquÃ). Partiendo de esto podemos entenderla como un cuestionamiento que, cuando es parcial e interesado, a fuerza de arrimar el ascua a su sardina, puede efectivamente llegar al fin que se habÃa fijado, pero cuando es honesta y rigurosa puede dar resultados muy distintos: asÃ, Kepler emprendió el estudio del movimiento de los planetas con el fin de probar la perfección del pensamiento divino; abandonada la hipótesis aristotélica de que los planetas se mueven dentro de esferas y refutada su propia teorÃa de que se inscribÃan en los sólidos regulares, encontró que giran trazando elipses: encontró igualmente que más vale dejar de lado la teologÃa y la idea de Dios para estudiar la naturaleza, desvinculando definitivamente la fe de la ciencia.
Abajo, Conan robando la joya llamada «El ojo de la serpiente», una constante en este tipo de aventuras, como vimos en «Imperio Cobra: fuentes», donde también mencionamos los cultos ofÃdicos; tendremos ocasión de volver a ellos, cuando tratemos su representación en la narraciones de aventuras, como en la imagen superior, y cuando tratemos su papel en los orÃgenes del cristianismo
Hemos citado como motivos de este cuestionamento las incoherencias internas de las religiones y su incompatibilidad con la realidad; otro motivo posible es la confrontación con otras religiones. Carl Sagan nos contaba en Cosmos como los jonios llegaron a esta situación, a causa de encontrarse en una encrucijada cultural:
¿Qué hace uno cuando se ve enfrentado con varios dioses distintos, cada uno de los cuales reclama el mismo territorio? El Marduk babilonio y el Zeus griego eran considerados, cada uno por su parte, señores del cielo y reyes de los dioses. Uno podÃa llegar a la conclusión de que Marduk y Zeus eran de hecho el mismo dios. Uno podÃa llegar también a la conclusión, puesto que ambos tenÃan atributos muy distintos, que uno de los dos habÃa sido inventado por los sacerdotes. Pero si inventaron uno ¿por qué no los dos?
Conan habÃa recibido la doctrina de su padre, al menos en la pelÃcula, ya que en los relatos de Robert E. Howard no se nos habla del «enigma del acero», y la habÃa aceptado como una realidad, como se espera de los niños, sin cuestionársela:
¿Qué hace uno cuando se ve enfrentado con varios dioses distintos, cada uno de los cuales reclama el mismo territorio? El Marduk babilonio y el Zeus griego eran considerados, cada uno por su parte, señores del cielo y reyes de los dioses. Uno podÃa llegar a la conclusión de que Marduk y Zeus eran de hecho el mismo dios. Uno podÃa llegar también a la conclusión, puesto que ambos tenÃan atributos muy distintos, que uno de los dos habÃa sido inventado por los sacerdotes. Pero si inventaron uno ¿por qué no los dos?
Conan habÃa recibido la doctrina de su padre, al menos en la pelÃcula, ya que en los relatos de Robert E. Howard no se nos habla del «enigma del acero», y la habÃa aceptado como una realidad, como se espera de los niños, sin cuestionársela:
El joven Conan (Jorge Sanz) es adoctrinado por su padre (William Smith). Pueden ver la secuencia en su versión original aquà y en español aquÃ
—El fuego y el viento vienen del Cielo; de los dioses del Cielo, pero «Dios» es Crom: Crom, que vive en la Tierra. Antes los gigantes vivÃan en la Tierra, Conan, y en la oscuridad del Caos, engañaron a Crom y le arrebataron el enigma del acero. Crom se irritó y la Tierra tembló; el fuego y el viento derribaron a aquellos gigantes y arrojaron sus cuerpos a la aguas... Pero en su ira, los dioses olvidaron el secreto del acero y lo dejaron en el campo de batalla... nosotros lo encontramos. Sólo somos hombres; ni dioses, ni gigantes, sólo hombres. Y el secreto del acero siempre ha llevado consigo un misterio: tienes que comprender su valÃa, Conan, tienes que aprender su disciplina; porque en nadie, en nadie de este mundo puedes confiar, ni en un hombre, ni en una mujer, ni en un animal: en esto [señala la espada] sà puedes confiar.
La primera vez que hubo de cuestionarse la doctrina fue cuando la confrontó a otra religión: este memorable diálogo con Sabutai; es, como bien ha observado Delirium, el momento en que Conan descubre la teologÃa:
Conversación teológica en torno al fuego entre Conan y Sabutai (Gerry López) pueden ver la secuencia en versión original aquà y en español en el montaje que ya hemos mencionado, ya que reúne varias escenas de interés religioso
C. —¿A qué dioses rezas?
S. —Rezo a los cuatro vientos ¿y tú?
C. —¡A Crom! Pero le rezo muy poco; no me escucha.
S. —Jajaja ¿Entonces para qué te sirve? ¡Es lo que yo siempre he dicho!
C. —Si muero tengo que comparecer ante él, me preguntará cuál es el secreto del acero: si no lo sé me echará de Valhalla y se reirá de mà ¡Ese es Crom! ¡Fuerte en su montaña!
S. —¡Mi dios es más fuerte!
C. —¡Jajaja! ¡Crom se rÃe de los cuatro vientos! ¡Se rÃe desde su montaña!
S. —Mi dios es más fuerte: es el Cielo eterno: tu dios vive bajo Él.
No cabe duda que los cielos están más altos que las montañas; como Crom vive en la cima de su montaña ¿habrÃa que aceptar que los dioses de los cuatro vientos son más importantes que Crom? Conan reflexiona un momento con mirada torva, seguramente en esos instantes pasaron por su cabeza diferentes posibilidades; una montaña más alta que los cielos, la cuestión de en qué los cielos son mejores que la tierra, etc. Sospechamos que no llega a una solución satisfactoria, ya que no tiene nada que replicar a su amigo, pero, como ocurre a menudo en estos casos, no por ello renuncia a su fe.
S. —Rezo a los cuatro vientos ¿y tú?
C. —¡A Crom! Pero le rezo muy poco; no me escucha.
S. —Jajaja ¿Entonces para qué te sirve? ¡Es lo que yo siempre he dicho!
C. —Si muero tengo que comparecer ante él, me preguntará cuál es el secreto del acero: si no lo sé me echará de Valhalla y se reirá de mà ¡Ese es Crom! ¡Fuerte en su montaña!
S. —¡Mi dios es más fuerte!
C. —¡Jajaja! ¡Crom se rÃe de los cuatro vientos! ¡Se rÃe desde su montaña!
S. —Mi dios es más fuerte: es el Cielo eterno: tu dios vive bajo Él.
No cabe duda que los cielos están más altos que las montañas; como Crom vive en la cima de su montaña ¿habrÃa que aceptar que los dioses de los cuatro vientos son más importantes que Crom? Conan reflexiona un momento con mirada torva, seguramente en esos instantes pasaron por su cabeza diferentes posibilidades; una montaña más alta que los cielos, la cuestión de en qué los cielos son mejores que la tierra, etc. Sospechamos que no llega a una solución satisfactoria, ya que no tiene nada que replicar a su amigo, pero, como ocurre a menudo en estos casos, no por ello renuncia a su fe.
Post relacionados: muy pronto «Conan crucificado»; como en Conan el bárbaro, también vemos la Ciudad Encantada de Cuenca en El valle de Gwangi, comentada aquÃ.
Parece ser que los derechos de las imágenes, incluyendo la de la letra capitular, y los textos de la pelÃcula pertenecen a la NBC Universal; Mercado ten piedad de nosotros, pobres pecadores.
Parece ser que los derechos de las imágenes, incluyendo la de la letra capitular, y los textos de la pelÃcula pertenecen a la NBC Universal; Mercado ten piedad de nosotros, pobres pecadores.