Cómo sà hacer filosofÃa
Para no acabar convirtiéndome en un cascarrabias que se queja de todo y parecerme a innumerables columnistas de nuestra prensa, hoy toca una entrada para alabar algo positivo. Viene bien, tras varias entradas sobre cómo no enseñar filosofÃa (una, dos y tres).
Estoy leyendo el Oxford Handbook of Philosophy of Economics y me encuentro, en los tres artÃculos iniciales, con sendas declaraciones gratas de sus autores. Traduzco:
"Tras haber satisfecho de esta manera mis escrúpulos metafÃsicos acerca de la imposibilidad de causalidad sin leyes, uno puede estudiar las explicaciones causales de los fenómenos económicos sin preocuparse acerca de si existen las leyes económicas". (Daniel M. Hausman.)
"Casi todo lo misterioso y problemático para el filósofo de la ciencia empiricista acerca de la EconomÃa se resuelve una vez entendemos la EconomÃa como una ciencia biológica. Este entendimiento deja más o menos a la EconomÃa como estaba". (Alex Rosenberg.)
"El reto especial que mi filosofÃa de la economÃa debe afrontar es proveerse de una relación realista que sea realista de una disciplina que lidia con un objeto de estudio complejo y que opera con modelos muy irrealistas". (Uskali Mäki.)
No entro a valorar las especificidades de cada declaración. Para lo que voy a decir no hace falta estar de acuerdo con el uso de la palabra metafÃsica cuando se habla de epistemologÃa, o con la consideración de la economÃa como ciencia biológica, por ejemplo.
Lo que quiero señalar es cómo estos tres filósofos de la ciencia indican que hay que hacer las cosas. Uno observa que hay una ciencia que dice cosas relevantes sobre una parte de la realidad y que avanza y que es capaz de generar unos cuantos consensos cientÃficos. La tarea de la epistemologÃa es explicar cómo es capaz de hacerlo.
Tomen nota los muchos filósofos que en el mundo abundan que creen que su tarea es la contraria, es decir, indicar a los cientÃficos lo que deben hacer o afearles supuestos prejuicios metafÃsicos.