Colaborando con el “Mal”
Bingo, señor Arzobispo. Ha acertado usted. Y ahora que sabe que los ateos y los laicistas somos una pandilla de miserables demonios gays, de sacerdotes de la contra-tradición en busca de adueñarse del mundo para implantar la dictadura de una dogmática infernal y de una moral inaceptable, ya puede acompañar a su socio Cañizares y venir a rociarnos con hectólitros de agua bendita, en una ceremonia exorcista neobarroca digna de su sangriento martirologio. El Bien y el Mal… ¡como categorÃas ontológicas! ¿SuponÃa Vd. que Voltaire no habÃa muerto? Pues échele un vistazo al catálogo de las últimas declaraciones de estos showmen de la Conferencia Episcopal.
Si no se atendiera a la gravedad de tales actitudes, si se limitaran a ser un espectáculo circense inocuo, para el que seguramente no faltarÃa demanda de entradas, tendrÃamos poco que objetar. El campo dialéctico de fondo se reducirÃa a la pareja de contrarios “razón†y “supersticiónâ€, y simplemente nos encontrarÃamos ante el absurdo que cimienta las mitologÃas religiosas dominantes. Pero el fundamentalismo no tiene fronteras. Responde a la obsesión por abrir nuevas fórmulas de presión polÃtica, y busca siempre ocupar espacios vÃrgenes, aptos para llevar a cabo su misión metahistórica.
Hay un enfrentamiento claro entre el dogmatismo religioso y las energÃas liberadoras de la ciudadanÃa. Y, para éstas, la expansividad de los totalitarismos supone tanto una amenaza como un desafÃo, dada la situación de peligro en la que se ponen los derechos, alcanzados y por alcanzar. Reactualizar el pensamiento y los valores ilustrados, fomentar la reflexión pública y desenmascarar la basura que inunda el patio integrista son labores cada dÃa más necesarias para el movimiento ateo, si es que pretende afianzarse como un proyecto social convincente. Un desafÃo supone tanto la existencia de una amenaza real como la necesidad de encontrar herramientas que obstaculicen su deriva. Un desafÃo parte siempre de una actitud valiente, erguida. Mide sus fuerzas, analiza sus posibilidades, describe al enemigo, le conoce y busca instrumentos de defensa y ataque. Un desafÃo implica una tensión, pero también una búsqueda de alternativas.
El desafÃo es evidente. AteÃsmo o barbarie…





























