Miercoles, 14 de Septiembre de 2011
Respuesta a los jóvenes católicos: ¿Por qué permite Dios el sufrimiento?
Este tema de Dios y el sufrimiento en el mundo ya lo habÃa tratado en una de las primeras entradas pero el vÃdeo de estas chicas ofrece una buena ocasión para recuperarlo y añadir algo más.
La primera chica empieza haciéndose un lÃo monumental con Dios y la naturaleza, por lo visto Dios ha creado la naturaleza pero luego esta última ha decidido seguir unas leyes propias con las que se dirÃa que Dios no tiene nada que ver. Hay un momento en el que parece darse cuenta de que se está metiendo en un jardÃn y decide cambiar de estrategia, el problema de las catástrofes naturales ya no son los fenómenos en sà sino la pobreza y la injusticia en los lugares donde ocurren. De esta forma tan demagógica la chica ha conseguido cambiar de tema, ahora estamos hablando del sufrimiento causado por el hombre, la pobreza, la injusticia social, el subdesarrollo y nos olvidamos de la pregunta original, de hecho ninguna de las dos chicas parece acordarse de la pregunta que se les ha hecho.
CabrÃa preguntarle a esta chica que deberÃan pensar los japoneses o los estadounidenses ante sus palabras. Dos de los paÃses más desarrollados del mundo, si no los más, que recientemente han padecido grandes sufrimientos a causa de desastres naturales. También habrÃa que preguntarse por qué Dios, con su omnipotencia, sigue empeñado en que las placas tectónicas de la Tierra se sigan moviendo. Todas estas preguntas cobran especial relevancia si tenemos en cuenta que recientemente el Cardenal Arzobispo de Madrid, Antonio MarÃa Rouco Varela, pedÃa a los fieles que rezasen "para que no hiciese demasiado calor" durante la celebración de las Jornadas Mundiales de la Juventud Católica a las que acudieron estas chicas. Algo parecido ocurrió durante la tormenta que aguó la vigilia con el Papa en esas mismas jornadas, cuando durante una larga interrupción causada por la lluvia los sacerdotes que estaban al micrófono solicitaron a los asistentes que rezasen para que parase de llover, cuando a los pocos minutos la intensidad de la lluvia se redujo exclamaron ¡ha funcionado!. No puede expresarse con palabras la vergüenza ajena que produce en alguien como yo ver a más de un millón de personas rezando para que pare de llover, como si hubiese un Dios en algún lugar ocupándose de mover las nubes bajo demanda, mientras las sequÃas y las lluvias torrenciales causan hambrunas y destrozos en distintas partes del mundo, tal vez por ausencia de rezos en sentido contrario.
Puede que la respuesta nos la de la segunda chica del vÃdeo, parece ser que los desastres naturales no son tan malos, tienen su lado bueno, nos brindan la oportunidad de sacar a relucir nuestra "solidaridad, generosidad, cariño, no nos quedamos indiferentes, se olvidan los estratos sociales", por lo visto los sufrimientos causados por el ser humano no son suficientes para que aprovechemos todo nuestro potencial solidario y por eso Dios, en su infinita generosidad, nos ofrece oportunidades adicionales ¡Si al final va a haber que darle las gracias! (para los poco perspicaces, yo no creo que haya ningún dios al que agradecer ni reprochar los desastres naturales ni ninguna otra cosa). La respuesta de esta chica me recuerda a la del teólogo Richard Swinburne cuando dice "Supongamos que se hubiera quemado una persona menos por la bomba de Hiroshima, habrÃa sido una oportunidad menos para el valor y la conmiseración, una pieza menos de información sobre los efectos de la radiación..."
¿Es esa la respuesta? ¿es la razón por la que Dios permite el sufrimiento? para algunos, como el predicador evangelista Pat Robertson, los desastres naturales no son solo un "regalo" para que disfrutemos de nuestros buenos sentimientos, también pueden ser un castigo divino, como el terremoto que sufrieron los haitianos en 2010, al parecer por culpa de un pacto que sellaron con el diablo a cambio de obtener la independencia de Francia. ¿TodavÃa hay que explicar por que los ateos hacemos blogs como este?
CabrÃa preguntarle a esta chica que deberÃan pensar los japoneses o los estadounidenses ante sus palabras. Dos de los paÃses más desarrollados del mundo, si no los más, que recientemente han padecido grandes sufrimientos a causa de desastres naturales. También habrÃa que preguntarse por qué Dios, con su omnipotencia, sigue empeñado en que las placas tectónicas de la Tierra se sigan moviendo. Todas estas preguntas cobran especial relevancia si tenemos en cuenta que recientemente el Cardenal Arzobispo de Madrid, Antonio MarÃa Rouco Varela, pedÃa a los fieles que rezasen "para que no hiciese demasiado calor" durante la celebración de las Jornadas Mundiales de la Juventud Católica a las que acudieron estas chicas. Algo parecido ocurrió durante la tormenta que aguó la vigilia con el Papa en esas mismas jornadas, cuando durante una larga interrupción causada por la lluvia los sacerdotes que estaban al micrófono solicitaron a los asistentes que rezasen para que parase de llover, cuando a los pocos minutos la intensidad de la lluvia se redujo exclamaron ¡ha funcionado!. No puede expresarse con palabras la vergüenza ajena que produce en alguien como yo ver a más de un millón de personas rezando para que pare de llover, como si hubiese un Dios en algún lugar ocupándose de mover las nubes bajo demanda, mientras las sequÃas y las lluvias torrenciales causan hambrunas y destrozos en distintas partes del mundo, tal vez por ausencia de rezos en sentido contrario.
Puede que la respuesta nos la de la segunda chica del vÃdeo, parece ser que los desastres naturales no son tan malos, tienen su lado bueno, nos brindan la oportunidad de sacar a relucir nuestra "solidaridad, generosidad, cariño, no nos quedamos indiferentes, se olvidan los estratos sociales", por lo visto los sufrimientos causados por el ser humano no son suficientes para que aprovechemos todo nuestro potencial solidario y por eso Dios, en su infinita generosidad, nos ofrece oportunidades adicionales ¡Si al final va a haber que darle las gracias! (para los poco perspicaces, yo no creo que haya ningún dios al que agradecer ni reprochar los desastres naturales ni ninguna otra cosa). La respuesta de esta chica me recuerda a la del teólogo Richard Swinburne cuando dice "Supongamos que se hubiera quemado una persona menos por la bomba de Hiroshima, habrÃa sido una oportunidad menos para el valor y la conmiseración, una pieza menos de información sobre los efectos de la radiación..."
¿Es esa la respuesta? ¿es la razón por la que Dios permite el sufrimiento? para algunos, como el predicador evangelista Pat Robertson, los desastres naturales no son solo un "regalo" para que disfrutemos de nuestros buenos sentimientos, también pueden ser un castigo divino, como el terremoto que sufrieron los haitianos en 2010, al parecer por culpa de un pacto que sellaron con el diablo a cambio de obtener la independencia de Francia. ¿TodavÃa hay que explicar por que los ateos hacemos blogs como este?
Hay que reconocer que al final del primer video se hace una observación que si puedo compartir, mucha gente tiene a la religión como consuelo ante sus desgracias. Esto es una constante en la historia de las religiones y de hecho una de las razones por las que los seres humanos hemos inventado religiones. Los humanos no comprendemos las injusticias y necesitamos pensar que hay algo que se encargará de enderezar las cosas. Constantemente vemos situaciones injustas, buena gente que sufre demasiado mientras personas malvadas salen bien paradas en todo momento ¿por qué el terremoto ha devastado mi pueblo y no el de al lado? ¿qué he hecho para merecer que un hijo nazca con una enfermedad genética o para que un ser querido muera joven de cáncer? ¿por qué a mi y no a otro?. Ante todo eso necesitamos equilibrar las cosas para sentirnos tranquilos, pensar que si no es en ésta vida al menos en otra habrá una compensación a nuestros sufrimientos y un castigo para los malvados. El problema de esa mentalidad es que ha sido utilizada durante siglos para promover la resignación entre los oprimidos.
Lo que no puedo compartir es eso de que para algunas personas la religión es el único sentido para seguir viviendo después de una desgracia. Los seres humanos, igual que el resto de animales, tenemos una cosa que se llama instinto de supervivencia, y lo tenemos tanto los ateos como los creyentes más devotos, aunque algunos se empeñen en llamarle "Dios" a todo.
Ver otras respuestas.
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Lo que no puedo compartir es eso de que para algunas personas la religión es el único sentido para seguir viviendo después de una desgracia. Los seres humanos, igual que el resto de animales, tenemos una cosa que se llama instinto de supervivencia, y lo tenemos tanto los ateos como los creyentes más devotos, aunque algunos se empeñen en llamarle "Dios" a todo.
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