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Lunes, 14 de Septiembre de 2015

Homo naledi: Otra pieza en el rompecabezas de la evolución humana.

Image credit: John Gurche / Mark Thiessen / National Geographic.
El rompecabezas de la evolución humana tiene un nuevo integrante: El Homo naledi.

Los fósiles de esta nueva especie fueron hallados en 2013 en la cueva Rising Star de Sudáfrica (cerca de Johannesburgo). En esta cueva se encontraron los huesos de 15 individuos de la misma especie, lo que ha permitido tener una gran información de la anatomía de esta nueva especie de homínido.

Si encontrarse un fósil es ganarse la lotería, como lo fuera "Lucy" en 1974, en este caso quince esqueletos es ganarse el premio mayor de Mega Millions.

En la cueva se encontraron más de 1.550 fósiles, lo que convierte este yacimiento en un tesoro paleontológico.



¿Qué tiene de especial esta especie?

Todo descubrimiento paleontológico es de gran importancia, aunque en este caso estamos hablando del árbol familiar de nuestra propia especie. Eso lo hace más especial. "Es un verdadero sueño para un paleontólogo. Es un hallazgo sensacional, fantástico. Merece todo el impacto mediático que está teniendo y seguirá siendo noticia en los próximos años" Afirmó el paleoantropólogo, Juan Luis Arsuaga.

El análisis anatómico muestra que esta especie muestra caracteres comunes o intermedios entre el género Australopithecus y los humanos, género Homo.

Entre las características más cercanas a los Australopithecus tenemos:

1. Tronco con forma de embudo, no en forma de barril como el de los hombres actuales, sino parecido a una pirámide, un rasgo propio del Australopithecus o de los grandes simios actuales como el chimpancé.

2. Un cráneo pequeño, con la forma de los primeros representantes del género Homo, como el  Homo hábilis o el Homo erectus, y por lo tanto, una capacidad craneal muy pequeña, aproximadamente un tercio de lo que ocupa nuestro cerebro actual.

3. Sus dedos son más curvos que los de los humanos modernos, lo que indicaba que estarían adaptados para vivir en un hábitat arbóreo.

Características más cercanas a los humanos:

1. Sus extremidades son "prácticamente iguales a las de los humanos modernos".
2. Sus manos tenían la capacidad de manejar objetos que tenemos los hombres de ahora. Tanto la muñeca como los huesos de la palma de la mano son muy modernos.
3. Los pies también son como los nuestros. 

No obstante los dedos de los pies son ligeramente curvos, lo que significa que estarían adaptados para vivir en los árboles y en tierra firme.

Cabe mencionar que su cráneo, cadera y fémur deja claro que era bípedo, como nosotros. Esta especie es bípeda como los Ardipithecus y Australopithecus. Esto cabe recordarlo ya que los creacionistas suelen desestimar estos fósiles diciendo que son "simples chimpancés". 

Esqueleto de Homo Naledi. A cada lado se ubican otros huesos de esta especie hallados en la misma cueva.
Image credit: John Hawks / Wits University.


¿Cuándo vivió?

Según la información dada por Markus Bastir, investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN) y coautor del estudio "los análisis sitúan a este fósil entre los primeros Homo -de unos 2,5 millones de años- y, si fuera más reciente (de menos de un millón de años), sería la prueba de la coexistencia en África de especies del género Homo muy distintas entre sí."

Del cráneo a la carne viva

Los huesos tienen rugosidades que indican los puntos de inserción de los músculos. Esta información es vital para reconstruir la musculatura. Una vez hecho esto se añade la piel, ojos y pelo. El experto John Gurche hizo la reconstrucción de esta especie.




Lo que viene

Lo más interesante en términos intelectuales está por venir. Un gran debate sobre la relación de esta especie con otras ya descubiertas como los Homo habilis. Así como determinar de que especie de Australopithecus sería descendiente.

No faltarán los especialistas que consideran que debería clasificarse entre los Australopithecus. De hecho el carácter transicional de esta especie dará pie a estos debates.  Estos acalorados debates son importantes en ciencias porque solo tras el debate se puede acercarse a la realidad de los hechos. Lo interesante es que estos nuevos fósiles ayudan a aclarar el panorama de la evolución humana.

Homo naledi en el árbol evolutivo humano. ¿Con qué especies de Homo y de Australopithecus está emparentado?
El gran debate hasta ahora empieza.
Image credit: S. V. Medaris / UW-Madison.


Hay que recordar que la evolución humana, al igual que la de las demás especies no es la sucesión de una especie por otra, sino es más parecida a un arbusto en el que hay muchas ramas. En nuestro caso, todas se extinguieron, excepto una: La nuestra.
Lunes, 15 de Abril de 2013

Australopithecus sediba: Una pieza más en el rompecabezas de la evolución humana

En el año de 2008 se descubrió una nueva especie del género  Australopithecus. Esta nueva especie para la ciencia, hallada en Sudáfrica, se conoció como Australopithecus sediba y se convertido en una especie candidata a ser el antepasado del género Homo, al cual pertenece nuestra especie.

¿Eslabón perdido?

Antes de continuar con esta noticia debo hacer la acotación que el término "eslabón perdido" es inapropiado por varias razones, entre estas:

1. La evolución es más como un árbol ramificado que como una cadena. Una especie fósil bien podría representar una rama que no dejo descendencia, aunque podría estar muy cerca de una especie que si estaba en la línea evolutiva que se desea estudiar.

Profesor Lee Berger con el cráneo de A. sediba
2. El concepto de "eslabón perdido" se aplicó en tiempos de Darwin y subsiguientes para referirse a la especie extinta que  estaba justo en el medio entre los simios y los seres humanos. Hoy en día sabemos que el panorama evolutivo muestra varias especies transicionales. Los Ardipithecus y los Australopithecus son buenos ejemplos de especies transicionales. También hay varias especies del género Homo que muestran como cambió la cara, el tamaño cerebral y el esqueleto en general.

El concepto de "eslabón" es un derivado de la idea de "la gran cadena del ser" del medioevo. En esta propuesta las especies se clasificaban como "superiores" e "inferiores" estando el hombre como el más superior. 

Los religiosos creacionistas creen que hace falta que se encuentre el "eslabón perdido" para que sea creíble la evolución biológica, o la humana en particular (que es lo que más le molesta). Ignorando que varias especies transicionales han sido encontradas y sustentan la evolución humana, además de las pruebas genéticas, embriológicas y de anatomía comparada.

¿Cómo era el Australopithecus sediba?
(Texto de Miguel G. Corral)

'A. sediba' era una extraña criatura que caminaba erguida, pero de una forma muy primitiva, tenía un cerebro muy pequeño, unas manos hábiles y, sorprendentemente, una dentadura muy similar a la humana. Pero algunas de estas características ya se conocían de anteriores estudios.

Las principales conclusiones que se pueden extraer de las seis investigaciones recién publicadas en 'Science' al alimón son la 'sonrisa humana' y una morfología de su talón parecida a la de los chimpancés actuales que le obligaba a caminar bamboleándose de un lado a otro. De hecho, esta última característica ha sido un descubrimiento reciente hecho por el equipo de Berger durante una reunión en mayo de 2012.

Desde hace muchos años, la comunidad científica se preguntaba cómo podría esta especie caminar erguida. La clave está en el talón preservado en uno de los ejemplares que corresponde con el de una hembra adulta. El hueso está retorcido y tiene forma apuntada, al contrario del humano, que es plano y ancho. Por ese motivo, la especie debía caminar retorciendo el pie tras el apoyo para poder dar el siguiente paso, de una forma parecida a la que usan los chimpancés, haciendo para ello un bamboleo obligatorio.

"Los talones estrechos ofrecen menos mucha menos superficie sobre la que distribuir el peso cuando los pies tocan el suelo", asegura el antropólogo de la Universidad de Boston Jeremy DeSilva, autor principal del estudio sobre el mecanismo locomotor de la especie.


Reconstrucción del esqueleto de A. sediba en el centro. Comparado con un humano actual y un chimpancé macho.

¿Esta especie es antecesora de nosotros?

(Texto de Miguel G. Corral)

Una mandíbula de 2,4 millones de años de antigüedad encontrada en Etiopía es el primer fósil atribuido al género 'Homo'. Lo que deja la edad de 'A. sediba' -cerca de 2 millones de años- como muy joven para ser el primer ancestro del género. "Sediba es único y muy interesante, pero llegó demasiado tarde a la fiesta como para ser el ancestro", asegura Brian Richmond, de la Universidad George Washington de Washington D.C..


Sin embargo, Berger defiende con uñas y dientes la posición en el árbol de la vida de la especie que él mismo descubrió junto a su hijo en una sima cercana a la ciudad en la que viven. Para el investigador sudafricano, esa mandíbula aislada de la calavera o de otros huesos no tiene por qué pertenecer al género 'Homo'. La bonita sonrisa de A. sediba podría haber engañado a los descubridores de la mandíbula de Etiopía haciéndoles pensar que era del género humano.


Los científicos no están seguros de si el género Homo, que incluye a los humanos contemporáneos, evolucionó directamente del Australopithecus sediba, o si este último era una de las llamadas especies sin salida y las especies del género homo evolucionaron por separado.

Uno de los principales problemas que enfrentan los paleoantropólogos es lo poco que se sabe sobre el esqueleto delhomo habilis, por lo que, aunque el Australopithecus sediba está bien definido, falta evidencia para la comparación.

“El registro fósil de los primeroshomos es caótico”, dijo otro de los investigadores, Steven Churchill, de la Universidad Duke, en Carolina del Norte, Estados Unidos. Muchos fósiles son dudosamente atribuidos a varias especies o su datación es muy vaga.


Se publica esta semana nuevos datos sobre lo que podría ser el eslabón entre los australopitecos y los humanos. Se trata de seis artículos en la revista Science sobre los Australopithecus sediba

¿Evolucionó el género Homo a partir de los Australopithecus afarensis (la especie de Lucy)? 

Hay muchas especies de Australopithecus, siendo los más antiguos los anamensis (que se encontraban en África hace 4 millones de años). Los mejor conocidos son los afarensis (gracias al esqueleto de Lucy). En Sudáfrica también se encuentran los africanus (que parecen muy relacionados con los sediba), al este de África se encuentran los garhi. Los Australopithecus garhi, africanus y sediba han sido considerados posibles ancestros del género Homo. Cualquiera de ellos podría serlo, pues hay pruebas a favor y pruebas en contra. A partir de los Australopithecus (gráciles), además del género Homo, también evolucionaron los australopitecinos robustos (también conocidos como parántropos). Sus fósiles se han encontrado entre 2,6 y 1,1 millones de años antes del presente y convivieron con el género Homo. El eslabón “perdido” por llamarlo de alguna forma entre los Homo y los Australopithecus todavía no está claro, muchos expertos opinan que podrían ser los sediba, pero el asunto no está libre de polémica.

¿Qué se ha descubierto ahora respecto a los Australopithecus sediba? 

En 2009 se publicó su descubrimiento en una cueva de Sudáfrica, llamada Malapa. La datación es hoy en día muy precisa e indica que los indivudos encontrados vivieron hace 1.977.000 años. Estos homínidos son vivieron unos 100.000 años después del Australopithecus afarensis (la especie de Lucy), por lo que algunos expertos creen que están más relacionados con los humanos modernos que Lucy (afarensis), en concreto, en la anatomía de los dientes, del cráneo, de la mano y de la pelvis; todo sugiere que los sediba son un buen candidato para ser los antepasados ​​del género Homo. Sin embargo, hay otros rasgos anatómicos, como el pie, que parecen más primitivos que el de los afarensis (la especie de Lucy). Esta mezcla tan peculiar de rasgos anatómicos ha generado mucha polémica a la hora de colocar a los sediba en árbol genealógico de los Homo.

Esta semana se han publicado nuevos datos sobre los sediba. ¿Qué nos dicen sobre la evolución del género Homo? 

Se han encontrado restos de los esqueletos de dos individuos y se han publicado nuevos artículos con nuevos hallazgos sobre esta especie relacionados con la dentición, las mandíbulas, las extremidades superiores, la columna vertebral, el tórax y los miembros inferiores de esta especie de Australopithecus. Los sediba tienen un talón similar al de un chimpancé, mucho más pequeño que el de Lucy. En este talón la parte que toca el suelo se estrecha, lo que no es un problema para los chimpancés que no son bípedos. Sin embargo, Lucy tenía una talón muy grande, que ayuda a disipar energía durante la locomoción bípeda. Los dos sediba encontrados tienen este rasgo en el talón, lo que significa que este homínido no estaba bien adaptado al bipedalismo. Sin embargo, el resto de su esqueleto indica que era bípedo.

Si el talón es similar al de un chimpancé, un animal que no es bípedo, ¿no indica esto que no se trata de un ancestro del género Homo? 

El asunto no está nada claro pues hay otras características anatómicas que apuntan al bipedalismo y vistas en conjunto apoyan esta posibilidad. No se sabe si Australopithecus sediba pasaba mucho tiempo en los árboles, pues no se ha encontrado ningún detalle de su dedo gordo del pie (para ver si puede agarrar algo o no). Los Australopithecus, en general, no están muy bien adaptados a la vida en los árboles como los chimpancés. Aún así, se cree que sediba era un buen trepador de árboles. Lo más importante es que en los Australophitecus sediba se mezclan rasgos humanos con otros más propios de los simios. Las manos y los dientes son claramente humanos, mientras que los pies se asemejan a los de los chimpancés. 

¿Qué otras características de los Australophitecus sediba los asemejan a los humanos? 

Los dos esqueletos analizados muestran un cerebro pequeño cerebro y una forma primitiva de caminar pero con dentadura y manos similares a las humanas. En cierto sentido se trata de “una especie a caballo entre humanos y simios, por lo que algunos expertos creen que pudo dar origen al hombre.” Por ejemplo, la dentadura de Australophitecus sediba es un auténtico “collage” de características primitivas y humanas. Como los humanos cuentan con molares de cinco picos, o cúspides. La mayor diferencia está en su forma única de caminar, entre la de los chimpancés y de los humanos modernos, que les permitía tanto caminar erguidos, como nosotros, como trepar a los árboles, a la manera de los chimpancés. Esto los diferencia de otros Australophitecus, que o bien caminaban o bien trepaban. Los sediba era capaz de desplazarse de las dos maneras, algo también indicado por sus extremidades superiores y sus manos.

¿Se puede afirmar que se ha encontrado el “eslabón perdido” entre australopitecos y humanos? 

En realidad no se puede estar seguro. Los autores de los artículos técnicos publicados esta semana indican que los Australopitecos sediba están en la línea evolutiva de Homo, el género que incluye a los humanos modernos (con gran número de características primitivas que no comparten los humanos de la actualidad). Sin embargo, muchos otros expertos aún dudan al respecto. La evolución del género Homo es más complicada de lo que parecía hace unas décadas, lo que no quita que sea apasionante.

Les dejo con este audio


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