Sábado, 17 de Septiembre de 2011
El "milagro" de Lanciano (2ª y última parte)
Hace ya casi un año publiqué una entrada sobre el supuesto milagro eucarÃstico ocurrido en un pueblo italiano llamado Lanciano en el siglo VIII, esta entrada a resultado ser, contra todo pronóstico, la más comentada y una de las más visitadas. A causa de este interés y dada la cabezonerÃa de los creyentes pero sobre todo dada la cantidad de mentiras que circulan por internet sobre este asunto, he decidido analizar la cuestión de un modo más riguroso acudiendo al artÃculo original en el que se publican los resultados de los análisis realizados a las reliquias (el artÃculo original, escrito en italiano, puede descargarse aquÃ). De este modo espero que todos los comentarios o crÃticas a mi argumentación se hagan en base al téxto del estudio publicado y no a las leyendas urbanas que circulan en foros católicos.
En la primera entrada sobre este tema (puede consultarse aquÃ) mis comentarios no se basaban en el artÃculo original, que desconocÃa, sino en la información que de él se daba en distintos foros católicos, lo que en cierto modo era darles una ventaja aceptando de antemano todos sus datos. Aun con esa ventaja mi opinión era que aquellos resultados no demostraban que hubiese ocurrido ningún milagro, nada demuestra que esa carne acartonada ni esos coágulos fueran en el pasado pan y vino. Dado que eso resulta evidente, los creyentes se refugian en la creencia de que es inexplicable que esa carne y esa sangre se hayan conservado tan bien durante tanto tiempo, habrÃa que preguntarse que entiende esta gente por bien. En fin, una vez conocido el estudio se puede decir que esa supuesta "conservación milagrosa" no se ha demostrado en ningún momento, ni eso ni muchas otras cosas, como su supuesto origen humano, por ejemplo. Pero vayamos por partes:
El artÃculo y su autor
El artÃculo se publico en 1971 en la revista "Quaderni Sclavo di Diagnostica Clinica e di Laboratorio", una revista italiana editada por un instituto toscano de serologÃa, se trata de una revista sin proyección internacional, que publica sus artÃculos en italiano y que no está indexada entre las revistas con Ãndice de impacto (cualquiera que se dedique a esto sabe lo que eso significa). En este tipo de revistas no suele aplicarse el sistema de revisión por pares mediante el cual dos o más expertos en el tema evalúan la calidad (y credibilidad) del trabajo antes de publicarlo. En este caso, a la vista de la cantidad de detalles que se ocultan, es más que evidente que esa revisión no tuvo lugar. Cualquier persona acostumbrada a leer artÃculos cientÃficos se da cuenta enseguida de que este en particular es tendencioso, carente de rigor y orientado a obtener un resultado que ya se ha fijado a priori.
El autor del ánalisis, un tal Odoardo Linoli, trabajaba en el momento de la publicación del artÃculo en el Hospital General Provincial de "Santa MarÃa Sopra i Ponti", en la provincia de Arezzo. Echando un vistazo al historial de publicaciones de este caballero (cualquiera puede hacerlo buscando "Linoli O" en http://www.pubmed.com/) podemos ver que no es ninguna eminencia en histopatologÃa, ni en nada, todas sus publicaciones (pocas) son en italiano y solo en revistas locales, carece de publicaciones en revistas internacionales y mucho menos en revistas indexadas con Ãndice de impacto, cuando digo que carece de ellas quiero decir que no tiene ninguna. Puede que fuese un buen médico, no tengo datos al respecto, pero no parece que estuviese muy interesado en la investigación.
Los objetivos planteados en el artÃculo son:
- Verificar la estructura histológica del tejido duro que se ha considerado tradicionalmente como carne.
- Determinar si la sustancia endurecida que se considera sangre responde a las caracterÃsticas de esta.
- Establecer a que especie pertenecen la carne y la sangre.
- Precisar el grupo sanguÃneo de los dos tejidos.
- Analizar los componentes proteicos y minerales de la sangre.
Los supuesta carne
El artÃculo comienza con el relato del supuesto milagro, refiriéndose a las reliquias como carne y sangre milagrosas sin ningún rubor. Continúa con una descripción de la carne, circular con un diámetro de 55-60 mm, con un color entre amarillo y marrón con algunas zonas más oscuras. En la parte central aparece reducida y ampliamente rota a causa de la retracción del tejido hacia la periferia, donde aparece plegado. Pueden verse además una serie de puntos blancos que resultan ser colonias de hongos. El tejido presenta una dureza similar a la madera por lo que debe aplicarse mucha presión a la cuchilla para poder obtener fragmentos muy pequeños del mismo. Los fragmentos obtenidos se procesan para obtener secciones observables al microscopio que son teñidas mediante varias técnicas clásicas en histologÃa.
Tras observar las preparaciones histológicas el autor reconoce que el tejido aparece notablemente modificado, ya que se muestra globalmente homogeneizado y los núcleos no son visibles pese a haberse utilizado un colorante que deberÃa teñirlos, la hematoxilina. A pesar de eso aparecen zonas donde se distinguen fibras de longitud y orientación diversa que hacen pensar en tejido muscular estriado. Entre los rasgos utilizados por el autor para clasificar el tejido como músculo cardiaco en lugar de músculo esquelético se destacan unas supuestas uniones sincitiales que se observan en todas y cada una de las regiones analizadas, curiosamente la formación de sincitios es un rasgo caracterÃstico del músculo esquelético y está ausente en el músculo cardiaco (Human Histology, A. Stevens and J. Lowe, página 72 de la segunda edición, 1997). Es cierto que antes de que se generalizasen los estudios histológicos con microscopÃa electrónica se pensaba que el músculo cardiaco, al igual que el esquelético, formaba sincitios pero esta suposición fue descartada gracias a los avances en esta técnica, por lo visto en una época posterior a la publicación del artÃculo del señor Linoli.
El otro argumento para descartar que se trate de músculo esquelético es la presencia de tejido adiposo entre las fibras aunque la única prueba que se ofrece es una fotografÃa más que cuestionable, entre otras cosas porque al no verse los núcleos ni siquiera podrÃamos decir que sean células. Curiosamente, en otras fotografÃas reconoce la presencia de artefactos en la muestra a causa de la antigüedad del tejido. En realidad las dos caracterÃsticas principales que distinguen el músculo esquelético del cardiaco son las siguientes (Human Histology, A. Stevens and J. Lowe, página 70 de la segunda edición, 1997)
- Las células del músculo cardiaco presentan un único núcleo en posición central mientras que las células del músculo esquelético presentan varios núcleos en posición lateral. Como ya hemos dicho no se observaron núcleos en ninguna de las muestras.
- La unión de las fibras de células adyacentes da lugar a una estructura caracterÃstica denominada "discos intercalados", que no aparecen en ninguna de las imágenes.
Pero en fin, a pesar de todas esas pegas, vamos a aceptar que se trata de músculo cardiaco, al fin y al cabo nos es indiferente el tipo de músculo que sea.
La supuesta sangre
La sangre se presenta coagulada en cinco fragmentos irregulares de color amarillo-marrón con puntos blanquecinos. En su conjunto pesan 15,85 gramos. Presentan también una dureza elevada que complica la obtención de fragmentos. Estos fragmentos son procesados para su observación al microscopio y se realizan pruebas bioquÃmicas para la detección de hematina clorhidrato, hemocromogeno, oxidasas y hemoglobina. Para determinar la especie a la que pertenecen los tejido se recurre a una inmunoprecipitación siguiendo el método de Uhlenhuth, desarrollado nada menos que en 1901. También se lleva a cabo una electroforesis para determinar el perfil de proteÃnas y una serie de análisis fotometricos y colorimétricos para determinar la presencia de minerales.
Tras la observación al microscopio se verifica la ausencia de cualquier elemento celular propio de la sangre, en su lugar se observa un material de color amarillo-verdoso junto con cuerpos extraños de posible origen vegetal.
Las reacciones de Teichmann y de Takayama se utilizan para detectar la presencia de sangre en base a la obtención de cristales de clorhidrato de hematina o de hemocromógeno respectivamente. En este estudio ambas reacciones dan un resultado negativo para la muestra del supuesto milagro pero son positivas para muestras de sangre control. El autor explica que esta negatividad puede deberse a una desnaturalización de la muestra (por lo visto la sangre no se ha conservado tan bien).
La detección de oxidasas, en cambio, resultó positiva tanto en la muestra problema como en los controles, sin embargo, y en un gesto de honestidad que le honra, el autor reconoce que esta reacción puede ser positiva en presencia de material vegetal, el cual se habÃa detectado previamente en la observación al microscopio.
En fin, que las pruebas anteriores son un fiasco, afortunadamente aun queda la cromatografÃa en capa fina para saber si nuestra muestra supuestamente milagrosa contiene moléculas tÃpicas de la sangre como la hemoglobina o la hematina alcalina. Tras hacer avanzar la muestra por el sustrato durante 90 minutos se observa (en este caso nos fiamos del texto porque la imagen deja mucho que desear) que la distancia de avance del pigmento de la muestra problema respecto al avance del frente (lo que se denomina valor Rf) es similar en la calle correspondiente a nuestra sangre "milagrosa" y en las calles que contienen los controles. Según el Sr. Linoli este resultado por si solo es suficiente para afirmar que estamos ante una muestra de sangre. Bien, la verdad es que esto no es cierto, si bien cada molécula tiene un valor de Rf caracterÃstico, los valores de Rf no son exclusivos de cada molécula. Es decir, si dos valores de Rf son distintos, podemos estar seguros de que se trata de moléculas distintas pero si los valores de Rf son iguales las moléculas correspondientes pueden ser iguales o no serlo. La precipitación del autor en sus conclusiones es evidente.
Una vez más, a pesar de todos los resultados negativos o no concluyentes, vamos a aceptar que se trata de sangre, probablemente lo sea.
El supuesto origen humano
Para determinar si las muestras se corresponden con tejido de la especie humana o, en cambio, de alguna otra especie animal se procede a un sencillo ensayo de inmunoprecipitación. Las muestras de sangre y carne se mantienen durante un tiempo en agua para que liberen proteÃnas y este agua con proteÃnas se añade a tubos de ensayo que contienen un suero con anticuerpos producidos para unirse especÃficamente a proteÃnas humanas. En el caso de que el lÃquido añadido al suero contenga proteÃnas humanas los anticuerpos se unirán a ellas y producirán la aparición de un precipitado.
Lo primero que me llama la atención en este caso es que en ningún momento se nos dice qué suero se ha utilizado en concreto (solo se menciona su casa comercial) y sobre todo que en ningún momento se dice la concentración empleada. Cualquiera que esté acostumbrado a trabajar con anticuerpos sabe que la titulación previa de los mismos para determinar la concentración de uso es algo fundamental para evitar falsos positivos. En este caso el autor confiesa que no pudo llevar a cabo esta titulación ya que no disponÃa de muestra suficiente.
Dicho esto, el resultado del experimento fue positivo para la aparición de precipitados en la muestra de sangre y en la de carne mientras que resultó negativa en una muestra con proteÃnas de toro. Para el autor el resultado de este simple experimento es suficiente para afirmar que las muestras se corresponden con tejido humano. El autor se olvida de que esta técnica tiene sus limitaciones, sobre todo si se lleva a cabo del modo en el que él lo ha hecho, mas propio del juego de "Quimicefa" que de un investigador serio. En el capÃtulo de un libro dedicado a este tema, la identificación de la especie en muestras de sangre, (descargable aquÃ), concretamente en la página 222, se hace referencia a los lÃmites de la técnica desarrollada por Uhlenhuth ya que es bien conocida la posibilidad de reacciones cruzadas, es decir, inespecÃficas. Los que trabajamos con anticuerpos no necesitamos leer ese capÃtulo porque casi todos nos hemos enfrentado alguna vez a reacciones cruzadas, por ejemplo un anticuerpo supuestamente especÃfico para ratón que resulta reconocer también la misma proteÃna en rata o conejo, etc. El señor Linoli se limita a utilizar un control negativo de toro, bien, podemos decir que la carne y la sangre no pertenecen a un toro pero no podemos asegurar ni mucho menos que pertenezcan a un humano, podrÃan pertenecer a otro primate, un chimpancé por ejemplo, cuyo porcentaje de precipitación frente a anticuerpos anti-proteÃnas humanas es de más del 80% (ver aquÃ, página 17).
Para obtener más información se procede a un ensayo que determina el grupo sanguÃneo de las muestras y el resultado es un grupo AB. Este resultado puede ser interesante ya que descarta a los chimpancés, que solo presentan el antÃgeno A y a los gorilas, que solo presentan el antÃgeno B. Quien sabe, tal vez lo que tenemos es miocardio y sangre de babuino, de orangután o de algún otro primate de los que presentan ambos grupos (ver comparación de secuencias aquÃ, artÃculo sobre grupos sanguineos en primates aquÃ). Reconozco que no dispongo de información sobre el perfil de proteÃnas serológicas de los primates pero apuesto a que entra dentro de los valores utilizados como referencia en el estudio y que encajan con el perfil normal en humanos (si alguien lo conoce por favor que aporte la referencia).
Y una vez más vamos a darle el beneficio de la duda al autor y vamos a aceptar que se trata de un miocardio humano y de sangre humana a pesar de que no ha podido demostrar ninguna de las dos cosas. Seguimos sin tener nada parecido a un milagro.
La supuesta conservación milagrosa
Nos queda la baza de la inexplicable conservación a lo largo de tanto tiempo. Para empezar el autor ya ha dejado claro que el tejido muscular se encuentra muy deteriorado, duro como una tabla, o lo que es lo mismo, totalmente deshidratado, solo eso ya explica la conservación del tejido ya que sin agua no pueden actuar ni las enzimas encargadas de la autolisis ni los microorganismos (una presentación muy util al respecto aquÃ), además la notable retracción del tejido nos da una pista de que esa desecación se hizo de forma rápida. El tejido ha perdido su estructura en la mayor parte, apareciendo homogeneizado, no hay núcleos celulares visibles y se observan frecuentes artefactos microscópicos por la antigüedad de la muestra. Sobre el tejido muscular hay contaminación por hongos y se encuentra contaminación vegetal en los coágulos de sangre. Al observar la muestra de sangre al microscopio no hay ni rastro de células sanguÃneas. El análisis del contenido de minerales en la muestra de sangre de Lanciano esta muy lejos de parecerse al obtenido en las muestras control, especialmente en lo que respecta al Calcio, el Cloro y el Fósforo. En la sangre "milagrosa" obtenemos 114 mg de Calcio frente a 4 mg en el control, 2,25 miliequivalentes/litro de Cloro frente a 34,5 en el control, 2 mg de Fósforo frente a 9 en el control, 1 mg de Magnesio frente a 1,5 en el control, 5,7 miliequivalentes/litro de Potasio frente a 6,88 en el control y 46 miliequivalentes/litro de Sodio frente a 73 en el control.
Lo más interesante es que el autor afirma que no hay rastros de sustancias momificantes, aunque no explica en que se basa para afirmarlo y no lleva a cabo ningún análisis especÃfico, y la verdad es que ni falta que hace. Para conservar carne en estado de "momificación" no hace falta impregnarla con nada, la conservación por desecación es una de las formas más antiguas de conservar carne. Además, en el siguiente artÃculo (descargar aquÃ) podemos ver una serie de fotografÃas de muestras histológicas de momias con más de 1000 años de antigüedad halladas en Chile y cuya conservación se debe a momificación espontánea debido a las condiciones ambientales, algo similar al secado de carne para alimento. Se puede destacar que la conservación de los tejidos en estas momias chilenas es infinitamente mejor que la conservación de la estructura tisular de la muestra de Lanciano, tal vez sea otro milagro.
Pero sin lugar a dudas lo que yo destacarÃa de este artÃculo sobre histopatologÃa en tejidos momificados es la siguiente frase:
"Lo primero que se observa microscópicamente es que los núcleos de las células han desaparecido prácticamente de una forma total en todos los tejidos"
¿a nadie le suena esto de algo?
La inexistente comisión de expertos y otras leyendas urbanas
Y para terminar, la parte más divertida, las leyendas urbanas. Una vez analizado el trabajo del Profesor Linoli cualquier cientÃfico serio se da cuenta de que a la luz de los resultados obtenidos podrÃamos hablar, como mucho, de probabilidades. Es decir, no se ha descartado que las reliquias sean carne y sangre humanas, pero desde luego no se ha demostrado. Además la supuesta conservación es de todo menos extraordinaria.
Por lo visto la inconsistencia de los resultados debe haber sido evidente también para algún católico devoto ¿y que ha hecho entonces? pues mentir. Si solo tenemos el artÃculo de un médico de provincias (católico para más señas) en una revista desconocida de una empresa de serologÃa toscana habrá que darle más peso ¿qué tal si decimos que el estudio ha producido un gran interés y asombro en el mundo cientÃfico y la Organización Mundial de la Salud ha realizado más análisis y confirmado los resultados? y aquà es cuando yo, hablando mal y claro, me descojono.
En todos los medios católicos en los que se habla de este milagro se reproducen como un virus los siguientes párrafos (pueden encontrarse por ejemplo en esta página que aporta un piadoso lector cátolico, o en esta otra donde hay tantas mentiras que el tipo que la escribió aún está confesándose):
"En 1973, el consejo superior de la Organización Mundial de la Salud (OMS) nombró una comisión cientÃfica para verificar las conclusiones del médico italiano. Los trabajos se prolongaron 15 meses con un total de medio millar de exámenes. Las conclusiones de todas las investigaciones confirmaron lo que habÃa sido declarado y publicado en Italia.
El extracto de los trabajos cientÃficos de la comisión médica de la OMS fue publicado en diciembre de 1976 en Nueva York y en Ginebra, confirmando la imposibilidad de la ciencia de dar una explicación a este fenómeno."
Cada palabra de estos párrafos es simplemente falsa ¿es que no era pecado mentir?. Para empezar no existe ningún "Consejo Superior de la Organización Mundial de la Salud" y si existiese lo último que se plantearia es nombrar comisiones para verificar milagros. Por favor, la OMS es una organización seria, no es la Iglesia Católica, no va por ahi realizando exorcismos y confirmando apariciones. Las únicas referencias que encontramos sobre ese supuesto estudio son las menciones realizadas por los propios católicos en sus foros, que por cierto repiten de forma literal o casi literal retroalimentándose a si mismos. No existe ninguna publicación al respecto ni en 1976 ni nunca y reto a cualquiera a que la presente. SerÃa bastante curioso que el artÃculo del Profesor Linoli pueda encontrarse citado en las bases de datos que utilizamos normalmente en ciencia, que es lo que de hecho ocurre (ver aquÃ), y sin embargo el trabajo de la OMS no aparezca en ninguno de estos sitios, ni en ningún otro, ni rastro.
Además, para eliminar cualquier duda de los incrédulos ateos, los católicos afirman que la supuesta comisión realizó nada menos que ¡500 análisis!, venga, cuantos más mejor. Los resultados de estos análisis inexistentes llevarÃan a la conclusión de que nos encontramos ante un hecho inexplicable, eso sÃ, desconocemos en que consistÃan los análisis. En algunos foros dicen que los resultados obtenidos indican que las muestras de Lanciano se comportan como tejido vivo ¡nada menos! ya hemos visto que eso no es asÃ.
Otra afirmación común respecto a la muestra de carne es que "en la reliquia se encuentran el miocardio, el endocardio, el nervio vago y, por el notable grosor del miocardio, el ventrÃculo cardÃaco izquierdo: se trata, pues, de un corazón completo en su estructura esencial." Otra mentira, nada de eso se menciona en el artÃculo y además ¿se olvidan de que el pobre Sr. Linoli solo analizó unas virutas?
Algunos incluso afirman que aun hoy el peso de cada coágulo de sangre es identico independientemente de cual se pese y de cuantos se pesen. Es decir, que uno solo pesa lo mismo que tres juntos y estos lo mismo que cinco juntos. Este supuesto hecho extraordianrio fue descrito en el estudio que se realizó en el siglo XVI (las básculas de precisión no estaban muy perfeccionadas por lo visto) pero fue descartado ya en el que se realizó en el siglo XIX.
Para mi sorpresa aún hay más, ayer mismo aparecÃa un nuevo comentario en la entrada asegurando que se habÃa analizado el cariotÃpo de las muestras y se habÃa comprobado un hecho inexplicable ¡solo presentan un cromosoma de cada pareja y se corresponden exclusivamente con los de origen materno! ¡o milagro! La persona a la que pertenece el tejido solo tiene madre ¡una madre virgen!. La afirmación es evidentemente falsa, otra leyenda urbana, vuelvo a retar a cualquiera a que presente la publicación de ese estudio. La persona que ha hecho ese comentario no debe tener mucha idea de genética. Para empezar el individuo no habrÃa sobrevivido, para continuar si no tiene cromosoma "Y" dificilmente podrÃa tener barba o pene y para terminar, si solo tiene un cromosoma de cada pareja es imposible que sea de grupo sanguineo AB, dado que cada antigeno debe encontrarse en alelos diferentes. No merece más explicaciones.
Con esto queda todo dicho, si algun devoto católico seguidor de panes que se convierten en carne fresca desea hacer algún comentario le ruego encarecidamente que no se limite a pegar un enlace a un foro católico donde reproducen el texto de otro foro católico en el que se cita un foro católico anterior. Los resultados cientÃficos, buenos o malos, se publican en revistas cientÃficas, mejores o peores, pero se publican, y gracias a trabajar en una universidad puedo tener acceso a muchos de ellos asà que no voy a responder a ninguna otra leyenda urbana, solo a publicaciones cientÃficas.
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El artÃculo y su autor
El artÃculo se publico en 1971 en la revista "Quaderni Sclavo di Diagnostica Clinica e di Laboratorio", una revista italiana editada por un instituto toscano de serologÃa, se trata de una revista sin proyección internacional, que publica sus artÃculos en italiano y que no está indexada entre las revistas con Ãndice de impacto (cualquiera que se dedique a esto sabe lo que eso significa). En este tipo de revistas no suele aplicarse el sistema de revisión por pares mediante el cual dos o más expertos en el tema evalúan la calidad (y credibilidad) del trabajo antes de publicarlo. En este caso, a la vista de la cantidad de detalles que se ocultan, es más que evidente que esa revisión no tuvo lugar. Cualquier persona acostumbrada a leer artÃculos cientÃficos se da cuenta enseguida de que este en particular es tendencioso, carente de rigor y orientado a obtener un resultado que ya se ha fijado a priori.
El autor del ánalisis, un tal Odoardo Linoli, trabajaba en el momento de la publicación del artÃculo en el Hospital General Provincial de "Santa MarÃa Sopra i Ponti", en la provincia de Arezzo. Echando un vistazo al historial de publicaciones de este caballero (cualquiera puede hacerlo buscando "Linoli O" en http://www.pubmed.com/) podemos ver que no es ninguna eminencia en histopatologÃa, ni en nada, todas sus publicaciones (pocas) son en italiano y solo en revistas locales, carece de publicaciones en revistas internacionales y mucho menos en revistas indexadas con Ãndice de impacto, cuando digo que carece de ellas quiero decir que no tiene ninguna. Puede que fuese un buen médico, no tengo datos al respecto, pero no parece que estuviese muy interesado en la investigación.
Los objetivos planteados en el artÃculo son:
- Verificar la estructura histológica del tejido duro que se ha considerado tradicionalmente como carne.
- Determinar si la sustancia endurecida que se considera sangre responde a las caracterÃsticas de esta.
- Establecer a que especie pertenecen la carne y la sangre.
- Precisar el grupo sanguÃneo de los dos tejidos.
- Analizar los componentes proteicos y minerales de la sangre.
Los supuesta carne
El artÃculo comienza con el relato del supuesto milagro, refiriéndose a las reliquias como carne y sangre milagrosas sin ningún rubor. Continúa con una descripción de la carne, circular con un diámetro de 55-60 mm, con un color entre amarillo y marrón con algunas zonas más oscuras. En la parte central aparece reducida y ampliamente rota a causa de la retracción del tejido hacia la periferia, donde aparece plegado. Pueden verse además una serie de puntos blancos que resultan ser colonias de hongos. El tejido presenta una dureza similar a la madera por lo que debe aplicarse mucha presión a la cuchilla para poder obtener fragmentos muy pequeños del mismo. Los fragmentos obtenidos se procesan para obtener secciones observables al microscopio que son teñidas mediante varias técnicas clásicas en histologÃa.
Tras observar las preparaciones histológicas el autor reconoce que el tejido aparece notablemente modificado, ya que se muestra globalmente homogeneizado y los núcleos no son visibles pese a haberse utilizado un colorante que deberÃa teñirlos, la hematoxilina. A pesar de eso aparecen zonas donde se distinguen fibras de longitud y orientación diversa que hacen pensar en tejido muscular estriado. Entre los rasgos utilizados por el autor para clasificar el tejido como músculo cardiaco en lugar de músculo esquelético se destacan unas supuestas uniones sincitiales que se observan en todas y cada una de las regiones analizadas, curiosamente la formación de sincitios es un rasgo caracterÃstico del músculo esquelético y está ausente en el músculo cardiaco (Human Histology, A. Stevens and J. Lowe, página 72 de la segunda edición, 1997). Es cierto que antes de que se generalizasen los estudios histológicos con microscopÃa electrónica se pensaba que el músculo cardiaco, al igual que el esquelético, formaba sincitios pero esta suposición fue descartada gracias a los avances en esta técnica, por lo visto en una época posterior a la publicación del artÃculo del señor Linoli.
El otro argumento para descartar que se trate de músculo esquelético es la presencia de tejido adiposo entre las fibras aunque la única prueba que se ofrece es una fotografÃa más que cuestionable, entre otras cosas porque al no verse los núcleos ni siquiera podrÃamos decir que sean células. Curiosamente, en otras fotografÃas reconoce la presencia de artefactos en la muestra a causa de la antigüedad del tejido. En realidad las dos caracterÃsticas principales que distinguen el músculo esquelético del cardiaco son las siguientes (Human Histology, A. Stevens and J. Lowe, página 70 de la segunda edición, 1997)
- Las células del músculo cardiaco presentan un único núcleo en posición central mientras que las células del músculo esquelético presentan varios núcleos en posición lateral. Como ya hemos dicho no se observaron núcleos en ninguna de las muestras.
- La unión de las fibras de células adyacentes da lugar a una estructura caracterÃstica denominada "discos intercalados", que no aparecen en ninguna de las imágenes.
Pero en fin, a pesar de todas esas pegas, vamos a aceptar que se trata de músculo cardiaco, al fin y al cabo nos es indiferente el tipo de músculo que sea.
La supuesta sangre
La sangre se presenta coagulada en cinco fragmentos irregulares de color amarillo-marrón con puntos blanquecinos. En su conjunto pesan 15,85 gramos. Presentan también una dureza elevada que complica la obtención de fragmentos. Estos fragmentos son procesados para su observación al microscopio y se realizan pruebas bioquÃmicas para la detección de hematina clorhidrato, hemocromogeno, oxidasas y hemoglobina. Para determinar la especie a la que pertenecen los tejido se recurre a una inmunoprecipitación siguiendo el método de Uhlenhuth, desarrollado nada menos que en 1901. También se lleva a cabo una electroforesis para determinar el perfil de proteÃnas y una serie de análisis fotometricos y colorimétricos para determinar la presencia de minerales.
Tras la observación al microscopio se verifica la ausencia de cualquier elemento celular propio de la sangre, en su lugar se observa un material de color amarillo-verdoso junto con cuerpos extraños de posible origen vegetal.
Las reacciones de Teichmann y de Takayama se utilizan para detectar la presencia de sangre en base a la obtención de cristales de clorhidrato de hematina o de hemocromógeno respectivamente. En este estudio ambas reacciones dan un resultado negativo para la muestra del supuesto milagro pero son positivas para muestras de sangre control. El autor explica que esta negatividad puede deberse a una desnaturalización de la muestra (por lo visto la sangre no se ha conservado tan bien).
La detección de oxidasas, en cambio, resultó positiva tanto en la muestra problema como en los controles, sin embargo, y en un gesto de honestidad que le honra, el autor reconoce que esta reacción puede ser positiva en presencia de material vegetal, el cual se habÃa detectado previamente en la observación al microscopio.
En fin, que las pruebas anteriores son un fiasco, afortunadamente aun queda la cromatografÃa en capa fina para saber si nuestra muestra supuestamente milagrosa contiene moléculas tÃpicas de la sangre como la hemoglobina o la hematina alcalina. Tras hacer avanzar la muestra por el sustrato durante 90 minutos se observa (en este caso nos fiamos del texto porque la imagen deja mucho que desear) que la distancia de avance del pigmento de la muestra problema respecto al avance del frente (lo que se denomina valor Rf) es similar en la calle correspondiente a nuestra sangre "milagrosa" y en las calles que contienen los controles. Según el Sr. Linoli este resultado por si solo es suficiente para afirmar que estamos ante una muestra de sangre. Bien, la verdad es que esto no es cierto, si bien cada molécula tiene un valor de Rf caracterÃstico, los valores de Rf no son exclusivos de cada molécula. Es decir, si dos valores de Rf son distintos, podemos estar seguros de que se trata de moléculas distintas pero si los valores de Rf son iguales las moléculas correspondientes pueden ser iguales o no serlo. La precipitación del autor en sus conclusiones es evidente.
Una vez más, a pesar de todos los resultados negativos o no concluyentes, vamos a aceptar que se trata de sangre, probablemente lo sea.
El supuesto origen humano
Para determinar si las muestras se corresponden con tejido de la especie humana o, en cambio, de alguna otra especie animal se procede a un sencillo ensayo de inmunoprecipitación. Las muestras de sangre y carne se mantienen durante un tiempo en agua para que liberen proteÃnas y este agua con proteÃnas se añade a tubos de ensayo que contienen un suero con anticuerpos producidos para unirse especÃficamente a proteÃnas humanas. En el caso de que el lÃquido añadido al suero contenga proteÃnas humanas los anticuerpos se unirán a ellas y producirán la aparición de un precipitado.
Lo primero que me llama la atención en este caso es que en ningún momento se nos dice qué suero se ha utilizado en concreto (solo se menciona su casa comercial) y sobre todo que en ningún momento se dice la concentración empleada. Cualquiera que esté acostumbrado a trabajar con anticuerpos sabe que la titulación previa de los mismos para determinar la concentración de uso es algo fundamental para evitar falsos positivos. En este caso el autor confiesa que no pudo llevar a cabo esta titulación ya que no disponÃa de muestra suficiente.
Dicho esto, el resultado del experimento fue positivo para la aparición de precipitados en la muestra de sangre y en la de carne mientras que resultó negativa en una muestra con proteÃnas de toro. Para el autor el resultado de este simple experimento es suficiente para afirmar que las muestras se corresponden con tejido humano. El autor se olvida de que esta técnica tiene sus limitaciones, sobre todo si se lleva a cabo del modo en el que él lo ha hecho, mas propio del juego de "Quimicefa" que de un investigador serio. En el capÃtulo de un libro dedicado a este tema, la identificación de la especie en muestras de sangre, (descargable aquÃ), concretamente en la página 222, se hace referencia a los lÃmites de la técnica desarrollada por Uhlenhuth ya que es bien conocida la posibilidad de reacciones cruzadas, es decir, inespecÃficas. Los que trabajamos con anticuerpos no necesitamos leer ese capÃtulo porque casi todos nos hemos enfrentado alguna vez a reacciones cruzadas, por ejemplo un anticuerpo supuestamente especÃfico para ratón que resulta reconocer también la misma proteÃna en rata o conejo, etc. El señor Linoli se limita a utilizar un control negativo de toro, bien, podemos decir que la carne y la sangre no pertenecen a un toro pero no podemos asegurar ni mucho menos que pertenezcan a un humano, podrÃan pertenecer a otro primate, un chimpancé por ejemplo, cuyo porcentaje de precipitación frente a anticuerpos anti-proteÃnas humanas es de más del 80% (ver aquÃ, página 17).
Para obtener más información se procede a un ensayo que determina el grupo sanguÃneo de las muestras y el resultado es un grupo AB. Este resultado puede ser interesante ya que descarta a los chimpancés, que solo presentan el antÃgeno A y a los gorilas, que solo presentan el antÃgeno B. Quien sabe, tal vez lo que tenemos es miocardio y sangre de babuino, de orangután o de algún otro primate de los que presentan ambos grupos (ver comparación de secuencias aquÃ, artÃculo sobre grupos sanguineos en primates aquÃ). Reconozco que no dispongo de información sobre el perfil de proteÃnas serológicas de los primates pero apuesto a que entra dentro de los valores utilizados como referencia en el estudio y que encajan con el perfil normal en humanos (si alguien lo conoce por favor que aporte la referencia).
Y una vez más vamos a darle el beneficio de la duda al autor y vamos a aceptar que se trata de un miocardio humano y de sangre humana a pesar de que no ha podido demostrar ninguna de las dos cosas. Seguimos sin tener nada parecido a un milagro.
La supuesta conservación milagrosa
Nos queda la baza de la inexplicable conservación a lo largo de tanto tiempo. Para empezar el autor ya ha dejado claro que el tejido muscular se encuentra muy deteriorado, duro como una tabla, o lo que es lo mismo, totalmente deshidratado, solo eso ya explica la conservación del tejido ya que sin agua no pueden actuar ni las enzimas encargadas de la autolisis ni los microorganismos (una presentación muy util al respecto aquÃ), además la notable retracción del tejido nos da una pista de que esa desecación se hizo de forma rápida. El tejido ha perdido su estructura en la mayor parte, apareciendo homogeneizado, no hay núcleos celulares visibles y se observan frecuentes artefactos microscópicos por la antigüedad de la muestra. Sobre el tejido muscular hay contaminación por hongos y se encuentra contaminación vegetal en los coágulos de sangre. Al observar la muestra de sangre al microscopio no hay ni rastro de células sanguÃneas. El análisis del contenido de minerales en la muestra de sangre de Lanciano esta muy lejos de parecerse al obtenido en las muestras control, especialmente en lo que respecta al Calcio, el Cloro y el Fósforo. En la sangre "milagrosa" obtenemos 114 mg de Calcio frente a 4 mg en el control, 2,25 miliequivalentes/litro de Cloro frente a 34,5 en el control, 2 mg de Fósforo frente a 9 en el control, 1 mg de Magnesio frente a 1,5 en el control, 5,7 miliequivalentes/litro de Potasio frente a 6,88 en el control y 46 miliequivalentes/litro de Sodio frente a 73 en el control.
Lo más interesante es que el autor afirma que no hay rastros de sustancias momificantes, aunque no explica en que se basa para afirmarlo y no lleva a cabo ningún análisis especÃfico, y la verdad es que ni falta que hace. Para conservar carne en estado de "momificación" no hace falta impregnarla con nada, la conservación por desecación es una de las formas más antiguas de conservar carne. Además, en el siguiente artÃculo (descargar aquÃ) podemos ver una serie de fotografÃas de muestras histológicas de momias con más de 1000 años de antigüedad halladas en Chile y cuya conservación se debe a momificación espontánea debido a las condiciones ambientales, algo similar al secado de carne para alimento. Se puede destacar que la conservación de los tejidos en estas momias chilenas es infinitamente mejor que la conservación de la estructura tisular de la muestra de Lanciano, tal vez sea otro milagro.
Pero sin lugar a dudas lo que yo destacarÃa de este artÃculo sobre histopatologÃa en tejidos momificados es la siguiente frase:
"Lo primero que se observa microscópicamente es que los núcleos de las células han desaparecido prácticamente de una forma total en todos los tejidos"
¿a nadie le suena esto de algo?
La inexistente comisión de expertos y otras leyendas urbanas
Y para terminar, la parte más divertida, las leyendas urbanas. Una vez analizado el trabajo del Profesor Linoli cualquier cientÃfico serio se da cuenta de que a la luz de los resultados obtenidos podrÃamos hablar, como mucho, de probabilidades. Es decir, no se ha descartado que las reliquias sean carne y sangre humanas, pero desde luego no se ha demostrado. Además la supuesta conservación es de todo menos extraordinaria.
Por lo visto la inconsistencia de los resultados debe haber sido evidente también para algún católico devoto ¿y que ha hecho entonces? pues mentir. Si solo tenemos el artÃculo de un médico de provincias (católico para más señas) en una revista desconocida de una empresa de serologÃa toscana habrá que darle más peso ¿qué tal si decimos que el estudio ha producido un gran interés y asombro en el mundo cientÃfico y la Organización Mundial de la Salud ha realizado más análisis y confirmado los resultados? y aquà es cuando yo, hablando mal y claro, me descojono.
En todos los medios católicos en los que se habla de este milagro se reproducen como un virus los siguientes párrafos (pueden encontrarse por ejemplo en esta página que aporta un piadoso lector cátolico, o en esta otra donde hay tantas mentiras que el tipo que la escribió aún está confesándose):
"En 1973, el consejo superior de la Organización Mundial de la Salud (OMS) nombró una comisión cientÃfica para verificar las conclusiones del médico italiano. Los trabajos se prolongaron 15 meses con un total de medio millar de exámenes. Las conclusiones de todas las investigaciones confirmaron lo que habÃa sido declarado y publicado en Italia.
El extracto de los trabajos cientÃficos de la comisión médica de la OMS fue publicado en diciembre de 1976 en Nueva York y en Ginebra, confirmando la imposibilidad de la ciencia de dar una explicación a este fenómeno."
Cada palabra de estos párrafos es simplemente falsa ¿es que no era pecado mentir?. Para empezar no existe ningún "Consejo Superior de la Organización Mundial de la Salud" y si existiese lo último que se plantearia es nombrar comisiones para verificar milagros. Por favor, la OMS es una organización seria, no es la Iglesia Católica, no va por ahi realizando exorcismos y confirmando apariciones. Las únicas referencias que encontramos sobre ese supuesto estudio son las menciones realizadas por los propios católicos en sus foros, que por cierto repiten de forma literal o casi literal retroalimentándose a si mismos. No existe ninguna publicación al respecto ni en 1976 ni nunca y reto a cualquiera a que la presente. SerÃa bastante curioso que el artÃculo del Profesor Linoli pueda encontrarse citado en las bases de datos que utilizamos normalmente en ciencia, que es lo que de hecho ocurre (ver aquÃ), y sin embargo el trabajo de la OMS no aparezca en ninguno de estos sitios, ni en ningún otro, ni rastro.
Además, para eliminar cualquier duda de los incrédulos ateos, los católicos afirman que la supuesta comisión realizó nada menos que ¡500 análisis!, venga, cuantos más mejor. Los resultados de estos análisis inexistentes llevarÃan a la conclusión de que nos encontramos ante un hecho inexplicable, eso sÃ, desconocemos en que consistÃan los análisis. En algunos foros dicen que los resultados obtenidos indican que las muestras de Lanciano se comportan como tejido vivo ¡nada menos! ya hemos visto que eso no es asÃ.
Otra afirmación común respecto a la muestra de carne es que "en la reliquia se encuentran el miocardio, el endocardio, el nervio vago y, por el notable grosor del miocardio, el ventrÃculo cardÃaco izquierdo: se trata, pues, de un corazón completo en su estructura esencial." Otra mentira, nada de eso se menciona en el artÃculo y además ¿se olvidan de que el pobre Sr. Linoli solo analizó unas virutas?
Algunos incluso afirman que aun hoy el peso de cada coágulo de sangre es identico independientemente de cual se pese y de cuantos se pesen. Es decir, que uno solo pesa lo mismo que tres juntos y estos lo mismo que cinco juntos. Este supuesto hecho extraordianrio fue descrito en el estudio que se realizó en el siglo XVI (las básculas de precisión no estaban muy perfeccionadas por lo visto) pero fue descartado ya en el que se realizó en el siglo XIX.
Para mi sorpresa aún hay más, ayer mismo aparecÃa un nuevo comentario en la entrada asegurando que se habÃa analizado el cariotÃpo de las muestras y se habÃa comprobado un hecho inexplicable ¡solo presentan un cromosoma de cada pareja y se corresponden exclusivamente con los de origen materno! ¡o milagro! La persona a la que pertenece el tejido solo tiene madre ¡una madre virgen!. La afirmación es evidentemente falsa, otra leyenda urbana, vuelvo a retar a cualquiera a que presente la publicación de ese estudio. La persona que ha hecho ese comentario no debe tener mucha idea de genética. Para empezar el individuo no habrÃa sobrevivido, para continuar si no tiene cromosoma "Y" dificilmente podrÃa tener barba o pene y para terminar, si solo tiene un cromosoma de cada pareja es imposible que sea de grupo sanguineo AB, dado que cada antigeno debe encontrarse en alelos diferentes. No merece más explicaciones.
Con esto queda todo dicho, si algun devoto católico seguidor de panes que se convierten en carne fresca desea hacer algún comentario le ruego encarecidamente que no se limite a pegar un enlace a un foro católico donde reproducen el texto de otro foro católico en el que se cita un foro católico anterior. Los resultados cientÃficos, buenos o malos, se publican en revistas cientÃficas, mejores o peores, pero se publican, y gracias a trabajar en una universidad puedo tener acceso a muchos de ellos asà que no voy a responder a ninguna otra leyenda urbana, solo a publicaciones cientÃficas.
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