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Sábado, 2 de Agosto de 2014

‘Retratan’ el efecto placebo en investigaciones con la enfermedad de Parkinson

La manifestación del placebo en estudios ciegos obliga a los investigadores a usar un grupo placebo para confinar más los resultados, ahora, un equipo ha medido sus circuitos en cirugías simuladas lo que podría beneficiar futuros experimentos





Por Glenys Álvarez

Es imposible controlar el efecto placebo. No en la actualidad. No podemos promocionar actividades basadas en los que pensamos podrían ser sus resultados porque no ocurren siempre ni en todas las personas. He escuchado gente decir: “bueno, medita, por lo menos te ayudará el placebo”; esa oración carece de sentido, muchas actividades pueden producir relajamientos varios y promover paz a la persona estresada, eso no quiere decir que el efecto placebo ha entrado en acción. El placebo es un fenómeno biológico y es en la investigación, más que nada, donde puede brindarnos beneficios. Su aplicación aún habita bajo la sombra de la experimentación.

En la investigación, se utiliza el grupo placebo como una forma de confinar aún más los resultados. Los científicos saben así, si los efectos obtenidos han sido resultados del tratamiento o del placebo; junto con este grupo, otros grupos son analizados durante una investigación. Los resultados de la experimentación científica, idealmente, debe ser confirmados por estudios independientes antes de que puedan ser aplicados.

El efecto placebo puede también ser usado por un médico cuando lo decida conveniente, no obstante, la medicina aplicada fuera de la investigación es ambigua, para decirlo sutilmente. Hay médicos que son más negociantes que servidores (tanto de la ciencia como de sus pacientes); otros se creen poseedores de un poder inusual que les impide relacionarse con sus pacientes y algunos más habitan bajo la sombra de las pseudociencias, algo que los hace peligrosos. Cuando estos médicos citan el efecto placebo como una ayuda en sus pseudotratamientos, pierden toda credibilidad científica.

El efecto placebo, hoy en día, vive activamente en la experimentación. De hecho, es allí donde ha sido medido y grabado por primera vez en una investigación sobre la enfermedad de Parkinson. ¿El objetivo? Restringir aún más sus efectos en investigaciones posteriores. Si conoces su 'retrato' en la red cerebral, será fácil reconocerlo entre voluntarios para los estudios y excluirlos del experimento. La investigación se llevó a cabo en el Instituto Feinstein para la Investigación Médica, investigadores utilizaron una nueva estrategia basada en imágenes para identificar y medir efectos placebos en ensayos clínicos aleatorios para trastornos cerebrales.

El doctor David Eidelberg, autor principal del estudio, desarrolló un método mediante técnicas de imágenes, para identificar los patrones cerebrales que son anormales o indiquen enfermedad. Hasta la fecha, este enfoque ha sido utilizado con éxito para identificar redes específicas en el cerebro, que indiquen que un paciente tiene o está en riesgo de padecer la enfermedad de Parkinson y también otros trastornos neurodegenerativos. Muchas veces, el problema para desarrollar estudios más específicos es la aparición del efecto placebo.

“Uno de los principales retos en el desarrollo de nuevos tratamientos para enfermedades neurodegenerativas como la enfermedad de Parkinson, es que se observa comúnmente que los pacientes que participan en ensayos clínicos experimentan un efecto falso o placebo”, explicó Eidelberg. “Cuando los pacientes que participan en un ensayo clínico suelen experimentar los beneficios del placebo, es difícil para los investigadores identificar si el tratamiento que se está estudiando es eficaz. En este estudio, hemos utilizado una nueva estrategia basada en imágenes para identificar y medir los efectos placebo en los ensayos clínicos para este trastorno cerebral”.

Como explicaba antes, la idea es controlar más el efecto placebo durante la experimentación. En esta ocasión, pacientes con Parkinson participaban en experimentos donde cirugías simuladas eran usadas para identificar circuitos específicos en el cerebro creados por el efecto placebo; los investigadores utilizaron una técnica de mapeo de la red cerebral cuya expresión se mide en condiciones de grupos ciegos. Interesantemente, los cambios en la red cerebral se revirtieron cuando los sujetos se enteraron del estado falso del tratamiento.

Otro descubrimiento importante para la investigación en general es que el valor de expresión individual en la red de un sujeto, medido antes del tratamiento, predijo su respuesta después de un tratamiento simulado. Esto sugiere que será posible excluir a los sujetos con mayores probabilidades de mostrar efectos placebos en estudios ciegos en investigaciones neurodegenerativas.

Los hallazgos fueron publicados en la edición de agosto de la revista “Journal of Clinical Investigation”.
Domingo, 6 de Julio de 2014

Más detalles sobre el complicado arbusto de la evolución

Una nueva investigación, publicada en el diario Science el pasado 3 de julio, ofrece datos mucho más minuciosos sobre las especies tipo “homo” sobre el planeta; desde la evolución de las largas piernas hasta los grandes cerebros



Por Glenys Álvarez


Las investigaciones, análisis y publicaciones sobre la evolución están lejos de terminar. Descubrir cada detalle del desarrollo de la vida en el planeta no es tarea fácil y requiere de distintas formas de estudio, desde el descubrimiento y análisis de fósiles hasta la aplicación fascinante de la decodificación genética, que ha ayudado inmensamente a demarcar las relaciones entre las distintas especies en el tiempo. La tecnología, por supuesto, nos ha avanzado a patadas en estos aspectos y el recogimiento de datos en diversas disciplinas hoy permite que se tenga un mapa mucho más pulido sobre los pasos de las especies en el planeta. Incluyendo la nuestra, por supuesto.
Precisamente, un nuevo y completo análisis de fósiles, experimentos y datos sobre el clima, ha cambiado algunos aspectos y ofrece una evolución más ramificada y, por supuesto, impulsada por la relación entre los organismos y sus medios.
La nueva investigación, que fue publicada en el diario Science el pasado 3 de julio, nos muestra otra vez como ha ido despareciendo la idea de una evolución lineal. De hecho, la evolución es cada vez más compleja, un denso arbusto repleto de pequeñas ramas que se desarrollan en diferentes caminos. La alimentación, el clima y la evolución anatómica y del cerebro son algunos de los elementos que se tomaron en cuenta durante esta investigación, los resultados indican que muchas características del Homo sapiens no se desarrollaron en un sólo paquete, como se ha pensado hasta el momento, sino que emergieron en distintos grupos y lugares.
Muchos rasgos únicos para el linaje humano, se pensaba surgieron entre 2.4 millones y 1.8 millones de años atrás en África. Aquí los más importantes estudiados por el momento:


– El cerebro grande
– El cuerpo y las piernas largas
– La reducción de las diferencias entre los sexos
– El aumento de consumo de carne
– Períodos de maduración prolongados
– Aumento de la cooperación social
– La fabricación de herramientas


Sin embargo, el estudio sugiere que todos estos rasgos no surgieron juntos. Por ejemplo, los rasgos humanos fueron apareciendo por etapas, aquí y allá. Los últimos hallazgos sugieren que las piernas largas, una característica que antes se consideraba exclusiva de los humanos, emergieron en antepasados anteriores, específicamente en el género Australopithecus entre 3 y 4 millones de años atrás. Más aún, las herramientas de piedra pudieron hacer nacido antes de originarse el Homo.
El nuevo estudio, elaborado por las paleoantropólogas, Susan Antón, autora principal de la Universidad de Nueva York y Leslie Aiello de la Fundación Wenner-Gren en Nueva York, muestra lo dinámica que ha sido la evolución, y lo frondosa. El clima, por ejemplo, es otra de las variables que se tomó en cuenta. Se pensaba que el enfriamiento global tuvo mucho que ver con la forma en que se evolucionó, sin embargo, estudios recientes sugieren que el entorno del Homo temprano pudo haber sido mucho más diverso. Un clima inestable le hizo compañía a la cuna de la humanidad entre 2.5 a 1.5 millones de años atrás. El cambiante paisaje impulsó la versatilidad en el linaje homínino, con un aumento cerebral que a su vez mejoró el talento para el pensamiento y la vida social.
“Las condiciones climáticas inestables favorecieron la evolución de las raíces de la flexibilidad humana en nuestros ancestros”, expresó otro de los coautores del estudio, Richard Potts, paleoantropólogo y curador de antropología y director del Programa de Orígenes Humanos en el Museo Nacional de Historia Natural del Smithsonian. “La narrativa de la evolución humana que surge de nuestro análisis hace hincapié en la importancia de la capacidad de adaptación a entornos cambiantes, (en lugar de adaptarse a uno de los entornos) en el temprano éxito del género Homo”.
La alimentación fue otra variable importante. El análisis químico de fósiles sugiere que los primeros homíninos cambiaron a una dieta más diversa que incluía más carne y plantas resistentes. Esta diversidad y las calorías adicionales, junto con el uso de herramientas y la cooperación social, podrían ayudar a explicar el aumento en el tamaño corporal promedio observado en los primeros Homo.
“La evolución es un complicado arbusto, no una línea recta”, dijo Aiello.
Y distintas especies, como Homo erectus, homo habilis y homo rudolfensis, los que pudieron haber caminado juntos en lo que le llaman el amanecer de la especie homínina, adquirieron distintos rasgos en diferentes momentos y frente a paisajes inestables y cambiantes, indican estos nuevos resultados.





Más detalles sobre el complicado arbusto de la evolución

Una nueva investigación, publicada en el diario Science el pasado 3 de julio, ofrece datos mucho más minuciosos sobre las especies tipo “homo” sobre el planeta; desde la evolución de las largas piernas hasta los grandes cerebros



Por Glenys Álvarez


Las investigaciones, análisis y publicaciones sobre la evolución están lejos de terminar. Descubrir cada detalle del desarrollo de la vida en el planeta no es tarea fácil y requiere de distintas formas de estudio, desde el descubrimiento y análisis de fósiles hasta la aplicación fascinante de la decodificación genética, que ha ayudado inmensamente a demarcar las relaciones entre las distintas especies en el tiempo. La tecnología, por supuesto, nos ha avanzado a patadas en estos aspectos y el recogimiento de datos en diversas disciplinas hoy permite que se tenga un mapa mucho más pulido sobre los pasos de las especies en el planeta. Incluyendo la nuestra, por supuesto.
Precisamente, un nuevo y completo análisis de fósiles, experimentos y datos sobre el clima, ha cambiado algunos aspectos y ofrece una evolución más ramificada y, por supuesto, impulsada por la relación entre los organismos y sus medios.
La nueva investigación, que fue publicada en el diario Science el pasado 3 de julio, nos muestra otra vez como ha ido despareciendo la idea de una evolución lineal. De hecho, la evolución es cada vez más compleja, un denso arbusto repleto de pequeñas ramas que se desarrollan en diferentes caminos. La alimentación, el clima y la evolución anatómica y del cerebro son algunos de los elementos que se tomaron en cuenta durante esta investigación, los resultados indican que muchas características del Homo sapiens no se desarrollaron en un sólo paquete, como se ha pensado hasta el momento, sino que emergieron en distintos grupos y lugares.
Muchos rasgos únicos para el linaje humano, se pensaba surgieron entre 2.4 millones y 1.8 millones de años atrás en África. Aquí los más importantes estudiados por el momento:


– El cerebro grande
– El cuerpo y las piernas largas
– La reducción de las diferencias entre los sexos
– El aumento de consumo de carne
– Períodos de maduración prolongados
– Aumento de la cooperación social
– La fabricación de herramientas


Sin embargo, el estudio sugiere que todos estos rasgos no surgieron juntos. Por ejemplo, los rasgos humanos fueron apareciendo por etapas, aquí y allá. Los últimos hallazgos sugieren que las piernas largas, una característica que antes se consideraba exclusiva de los humanos, emergieron en antepasados anteriores, específicamente en el género Australopithecus entre 3 y 4 millones de años atrás. Más aún, las herramientas de piedra pudieron hacer nacido antes de originarse el Homo.
El nuevo estudio, elaborado por las paleoantropólogas, Susan Antón, autora principal de la Universidad de Nueva York y Leslie Aiello de la Fundación Wenner-Gren en Nueva York, muestra lo dinámica que ha sido la evolución, y lo frondosa. El clima, por ejemplo, es otra de las variables que se tomó en cuenta. Se pensaba que el enfriamiento global tuvo mucho que ver con la forma en que se evolucionó, sin embargo, estudios recientes sugieren que el entorno del Homo temprano pudo haber sido mucho más diverso. Un clima inestable le hizo compañía a la cuna de la humanidad entre 2.5 a 1.5 millones de años atrás. El cambiante paisaje impulsó la versatilidad en el linaje homínino, con un aumento cerebral que a su vez mejoró el talento para el pensamiento y la vida social.
“Las condiciones climáticas inestables favorecieron la evolución de las raíces de la flexibilidad humana en nuestros ancestros”, expresó otro de los coautores del estudio, Richard Potts, paleoantropólogo y curador de antropología y director del Programa de Orígenes Humanos en el Museo Nacional de Historia Natural del Smithsonian. “La narrativa de la evolución humana que surge de nuestro análisis hace hincapié en la importancia de la capacidad de adaptación a entornos cambiantes, (en lugar de adaptarse a uno de los entornos) en el temprano éxito del género Homo”.
La alimentación fue otra variable importante. El análisis químico de fósiles sugiere que los primeros homíninos cambiaron a una dieta más diversa que incluía más carne y plantas resistentes. Esta diversidad y las calorías adicionales, junto con el uso de herramientas y la cooperación social, podrían ayudar a explicar el aumento en el tamaño corporal promedio observado en los primeros Homo.
“La evolución es un complicado arbusto, no una línea recta”, dijo Aiello.
Y distintas especies, como Homo erectus, homo habilis y homo rudolfensis, los que pudieron haber caminado juntos en lo que le llaman el amanecer de la especie homínina, adquirieron distintos rasgos en diferentes momentos y frente a paisajes inestables y cambiantes, indican estos nuevos resultados.





Martes, 27 de Mayo de 2014

La corteza visual en el cerebro también procesa sonidos

En muchas ocasiones, un sonido nos enseña a predecir un acontecimiento o la aparición de una imagen que viene acompañada de las ondas sonoras; ahora, investigadores en Glasgow han descubierto que estos sonidos son procesados en el área cerebral de la visión





Por Glenys Álvarez

“Imagina que estás en una calle y que oyes el sonido de una moto que se acerca, obviamente, esperas ver una motocicleta que viene doblando la esquina. Si resulta ser un caballo, te quedarías muy sorprendido”.

Así explica algunos de los objetivos de este nuevo estudio el profesor Lars Muckli, del Instituto de Neurociencia y Psicología en la Universidad de Glasgow, quien dirigió la investigación.

El estudio del cerebro nos deja hoy con un órgano completamente plástico que no sólo trabaja con áreas especializadas sino que está cableado para crear un todo. De esta forma, no sólo hemos observado cómo zonas en funcionamiento pueden tomar trabajo extra de áreas dañadas y permitir que el organismo funcione de formas distintas, sino que el cerebro completo parece estar enterado de lo que está ocurriendo, no sólo en el organismo de forma biológica sino también los estímulos y los eventos que pasan afuera, en el medio, que muchas veces ni siquiera tienen que ver directamente con el individuo. El cerebro es realmente fascinante.

Por lo mismo, aún estamos aprendiendo, observando cómo suceden, neurológicamente, cada conducta y pensamiento; en esta ocasión, cómo la vista y el sonido trabajan juntos, de hecho, los científicos en el equipo observaron cómo muchos sonidos son procesados por la corteza visual. Los resultados sugieren, como en el ejemplo planteado por Muckli, que la entrada auditiva permite que el sistema visual pueda predecir la información entrante y podría hasta conferir una ventaja para la supervivencia.

“Los sonidos crean imágenes visuales y mentales, también proyecciones automáticas”, añadió.

Los equipos elaboraron cinco experimentos diferentes donde utilizaron imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI), con el fin de examinar la actividad en la corteza visual temprana en 10 sujetos voluntarios. En uno de los experimentos los ojos de los voluntarios fueron vendados mientras escuchaban tres sonidos naturales distintos, uno era el canto de los pajaritos, en otro el ruido del tráfico y el tercero era de una multitud de personas hablando. En un segundo estudio, los sujetos ni siquiera escuchaban sonidos o miraban imágenes sino que sólo imaginaban; los resultados mostraron que eso era suficiente para generar actividad en la corteza visual.

Precisamente, los investigadores pueden identificar patrones únicos entre toda la actividad cerebral gracias al uso de un algoritmo especial, de esta forma, pudieron discriminar entre los diferentes sonidos procesados en la actividad de la corteza visual, mostrando cómo todas estas áreas mantienen conexiones con interesantes misiones.

“Esta investigación aumenta nuestra comprensión básica de cómo están interconectadas las diferentes regiones del cerebro. Previamente, no sabíamos que la corteza visual temprana también procesa información auditiva, era un dato que desconocíamos, y si bien habíamos encontrado cierta evidencia anatómica de interconexión en los monos, nuestro estudio es el primero en mostrar claramente esta relación en los seres humanos”, precisó Muckli.

Por supuesto, la mayoría de las investigaciones cognitivas que nos ayudan a desenredar los mecanismos en el cerebro, ayudarán de alguna forma a comprender distintas condiciones neurológicas, la salud mental es uno de los principales objetivos en todos estos estudios.

“En el futuro vamos a probar cómo esta información auditiva es ayudada, respaldada y mantenida por el procesamiento visual; por el momento, asumimos que proporciona predicciones para ayudar al sistema visual a centrarse en acontecimientos sorprendentes lo que conferiría una ventaja para la supervivencia. Más aún, esto proporcionará información sobre condiciones como la esquizofrenia o el autismo, ayudándonos a entender cómo las percepciones sensoriales difieren en estos individuos”.

Los investigadores también explorarán más sonidos para averiguar qué tan precisa puede ser la codificación predictiva en el cerebro.

El proyecto forma parte de un estudio de cinco años financiado por el Consejo Europeo de Investigación titulado “Lectura cerebral de comentarios y predicciones de contexto” que fue publicado en el diario Current Biology.