Viernes, 8 de Diciembre de 2017
El debate Dawkins-Remolina (Parte 1)
Durante tres dÃas el biólogo y activista ateo Richard Dawkins estuvo en una serie de charlas con un sacerdote jesuita en Colombia.
Bogotá, MedellÃn y Cartagena fueron las ciudades que tuvieron el honor de poder contar con la visita de este "jinete del ateÃsmo".
El sacerdote jesuita Gerardo Remolina, ex rector de la Universidad Javeriana sin duda ganarÃa una medalla a la evasión de las preguntas, al juego con las palabras, y más sorprendente aún, presentó una posición de teologÃa racionalizada en la que llegó a sostener que estarÃa dispuesto a aceptar, que no solo el nacimiento virginal de Jesús es un mito, sino también su resurrección. La teologÃa descafeinada que habló con Dawkins dista de la que los sacerdotes católicos y demás cristianos predican cada fin de semana en uno de los paÃses más religiosos de Sudamérica.
Este escrito, de Carlos Arturo Serrano se refiere al primer "debate" que hubo entre Dawkins y Remolina en la ciudad de Bogotá.
El Debate Dawkins - Remolina
Publicado inicialmente en "Un paÃs normal"
Este lunes 4 de diciembre el biólogo Richard Dawkins debatió sobre la existencia de Dios con el teólogo jesuita Gerardo Remolina en el salón polideportivo de la Universidad Javeriana. Estas son mis conclusiones sobre las preguntas más productivas del evento.
- Ambos coinciden en que cualquier argumento sobre Dios debe empezar por especificar cuál de todas las divinidades conocidas por la humanidad va a ser el tema de discusión, pero ambos coinciden también en que, estando en Colombia, lo más práctico es dar por sentado que estamos hablando del Yavé de los católicos.
- Sin embargo, el padre Remolina incurre en vaguedades problemáticas cuando intenta explicar lo que piensa de Dios. Lo define como el principio omniabarcante que da el ser a todo, lo cual es tan general que podrÃa afirmarse de cualquier cosa. Este es apenas el primer indicio de los malabares verbales que a lo largo del debate seguirá usando Remolina para evitar decir nada concreto.
- Luego de admitir que en Colombia Dios significa el Yavé católico, Dawkins precisa que la principal razón por la que aquà somos católicos es que nuestros padres fueron católicos. La gran mayorÃa de la gente que vive dentro de una religión no la escogió; simplemente es la religión que le enseñaron. La difusión del cristianismo por el mundo fue un puro accidente histórico. No hay nada especial en el cristianismo que lo haga más bonito o más creÃble que otras religiones.
- Desde el principio Dawkins rechaza la pretensión de la religión de ser inmune al análisis racional, señalando que la religión hace afirmaciones que pueden ser sometidas a prueba. Si Dios existe o si Adán pecó o si Jesús resucitó no son preguntas retóricas: son preguntas sobre hechos, susceptibles de ser averiguadas, y por lo tanto son terreno legÃtimo de la ciencia. Un universo que fue creado es distinguible de un universo que no lo fue, y la diferencia se puede investigar para resolver la pregunta.
- Por desgracia, el dios de los teólogos no es el mismo dios de los feligreses. Entre teólogos ni siquiera es noticia que el Génesis es mito y que las serpientes no hablan. Pero la lectura de la Biblia como el mito que es se queda entre los teólogos, y cuando predican a las masas siguen hablando de esos relatos como si de verdad hubieran sucedido. Dawkins reprende a los teólogos por no educar a sus fieles sobre la actitud justa con que debe entenderse la Biblia.
- Al padre Remolina se le hace una pregunta totalmente innecesaria por su opinión sobre la edad del universo. Por supuesto que un sacerdote católico va a contestar que el universo tiene miles de millones de años; los que insisten en lo contrario son los protestantes. Sin embargo, Dawkins lamenta que la mayorÃa de la gente común no esté tan bien enterada de ese tema como los teólogos católicos. Remolina quiere mover la discusión sobre el comienzo del universo hacia cuál fue su causa, y Dawkins contesta que postular un creador personal no es de ningún modo una explicación satisfactoria.
- Sobre el valor de la Biblia el padre Remolina dice que se trata de un testimonio de experiencias humanas y no un texto cientÃfico. Dawkins concuerda en que la Biblia tiene una gran importancia literaria para entender el desarrollo de nuestra civilización, pero no sirve como registro histórico ni como guÃa moral. Si bien Remolina admite que el Génesis es un mito, defiende su utilidad con una ingeniosa redefinición de los mitos: para el teólogo jesuita, los mitos son estructuras de pensamiento que facilitan abordar preguntas profundas y ayudan a adoptar una actitud de vida, y para esa función los relatos cientÃficos también pueden verse como mitos. Esa afirmación recibe una fuerte oposición de Dawkins, quien señala la abundancia de evidencia que respalda el relato del Big Bang, y además pone de frente la necesidad de cuestionar si la Biblia es preferible a otros mitos.
- Dawkins se opone a las definiciones creativas que pretenden llamar Dios a la naturaleza o a sus leyes. Le parece que esos juegos de palabras solamente deforman la discusión, y pone como ejemplo a Einstein, que no creÃa en Dios, pero usó esa palabra tan descuidadamente que facilitó la tarea de quienes se empeñan en citarlo mal. De nuevo: el dios abstracto de la teologÃa sofisticada no es el mismo dios paterno al que le reza la gente normal, y deberÃa ser obligación de los teólogos desengañar al pueblo.
- Remolina redefine el pecado como una tendencia naturalmente egoÃsta que siempre hemos tenido; es decir, que no hubo un estado original de inocencia, y que el pecado es naturaleza humana. Dawkins responde que el pecado en general es una pésima idea, y peor todavÃa es someter a los bebés a un ritual que los afilia a una comunidad que no les pide permiso. Remolina defiende el derecho de los padres a transmitir su cultura a sus hijos, y Dawkins defiende el derecho de todo individuo a ser expuesto a una variedad de ideas sin censura. Para Dawkins no deberÃan existir colegios católicos (ni protestantes ni de ninguna secta).
- El tema de los milagros se muestra especialmente difÃcil para el padre Remolina. Él dice que todo es un milagro, y además que los milagros son sÃmbolos que apuntan a Dios. El momento más decepcionante del debate llega cuando Remolina, que nos fue presentado con una montaña de tÃtulos académicos, compara los milagros de Jesús con la energÃa mental de los poderes paranormales, que por supuesto Dawkins se apresura a negar rotundamente. Añade Dawkins que, incluso si los milagros son sÃmbolos, eso no resuelve la pregunta que importa, que es si sucedieron o no. A Remolina no parece preocuparle un hipotético hallazgo del cadáver de Jesús para seguir creyendo que resucitó, porque no fue un evento fÃsico ni estuvo limitado por la historia. A Dawkins esa palabrerÃa le parece un tÃpico vicio de los teólogos: reemplazar los hechos por sÃmbolos es una forma hábil de evitar lidiar con los hechos. Los relatos de milagros son afirmaciones de hecho que se pueden someter a prueba, y esconderse detrás de la excusa de que todo son sÃmbolos es engañoso. Dawkins pone como ejemplo las apariciones de la Virgen de Fátima y el milagro del Sol, reportado por miles de testigos. Por simple estadÃstica una alucinación en masa es muchÃsimo más probable que un cataclismo astronómico. Para Dawkins, si miles de testigos pueden estar simultáneamente equivocados sobre un evento que obviamente no sucedió, las revelaciones privadas reportadas por individuos resultan proporcionalmente menos creÃbles.
- Remolina piensa que la Iglesia Católica ha sido prudente en su lentitud para aceptar las teorÃas cientÃficas. Dawkins responde que ni siquiera deberÃa ser ocupación de la Iglesia Católica juzgar qué teorÃas son aceptables, ni tampoco dictarle a la gente qué ideas tiene permiso de pensar.
- Remolina admite que el cielo y el infierno no son lugares fÃsicos. ¿Cómo lo sabe? Es lo que dicen los papas.
- Más tarde se le pregunta al padre Remolina su opinión sobre la otra vida, pero como respuesta suelta una sopa de palabras que no dicen nada y no vale la pena reproducir.
- El padre Remolina le pregunta a Dawkins qué le dirÃa a Dios si se lo encontrara después de morir. Dawkins cita al actor Stephen Fry: si Dios ha permitido el sufrimiento del mundo, no tengo ganas de conocerlo.
- La última pregunta, dirigida a Dawkins, es sobre la comodidad de creer y el miedo al ateÃsmo. Dawkins contesta que la comodidad puede ser peligrosa, y no hay por qué tenerle miedo a la realidad.