LA VERDADERA HISTORIA DE LA CRUCIFIXIÓN
Por guerreropirata*
El Viernes Santo es una de las principales celebraciones del cristianismo, en la que se conmemora la muerte de Jesús de Nazaret, clavado en una cruz. Pero ¿qué cuentan en realidad los Evangelios? ¿Murió Cristo tal como nos han enseñado?.
La cruz es uno de los sÃmbolos claves del cristianismo, no en vano, es uno de los aspectos de la vida de Jesús en el que coinciden los –a menudo contradictorios– evangelios canónicos. Aunque Mateo, Marco, Lucas y Juan narran su propia versión de los hechos, todos señalan que Jesús murió tal como nos explicaron en clase de religión (faltarÃa más). Pero apenas aportan detalles sobre la forma en que se ejecutó la pena:
La marca de los clavos
¿Por qué entonces hablamos siempre de los clavos de Cristo? Como de costumbre, es el Evangelio de Juan, el más tardÃo y el que más diferencias esconde, el que genera esta confusión que llega hasta nuestros dÃas.Aunque, al igual que el resto de evangelistas, Juan no explica en ningún momento que Jesucristo fuera clavado en la cruz, sà hace referencia a este hecho en la famosa escena de la incredulidad de Santo Tomás, cuando éste asegura: “Si no veo la marca de los clavos en sus manos, si no pongo el dedo en el lugar de los clavos y la mano en su costado no lo creeréâ€.
Ocho dÃas más tarde aparece Jesucristo y le pide a Tomás que vea sus heridas y deje de ser incrédulo. (Juan 20:24-29).
Es esta la única referencia de los evangelios canónicos al modo en que Cristo fue crucificado, y se realiza 'a posteriori' a través de un apostol, Tomás, del que más allá del nombre no cuentan absolutamente nada el resto de evangelistas.
Como explica en 'The Conversation' Meredith J. C. Warren, profesora de estudios religiosos y bÃblicos de la Universidad de Sheffield, para encontrar más información sobre los clavos de Cristo hay que recurrir a evangelios apócrifos.
La tradición cristiana asume que los criminales eran clavados en la cruz, pero lo cierto es que en la mayorÃa de los casos eran colgados usando cuerdas.
El evangelio de San Pedro, un texto hallado en Egipto en el siglo XIX y que, según la mayor parte de los investigadores, data de la primera mitad del siglo II (y es posterior, por tanto, a los evangelios canónicos), sà cuenta que los clavos fueron retirados de las manos de Cristo después de su muerte. En este evangelio la propia cruz se convierte en un personaje de la narrativa e, incluso, responde con su propia voz a Dios, algo que, según Warren, constata la importancia que el sÃmbolo, que en los albores del cristianismo no tuvo ninguna importancia, fue ganando a medida que se expandió la religión.
Hasta aquà lo que cuentan los textos religiosos pero ¿qué evidencias históricas respaldan su relato?
Breve historia de un castigo
La crucifixión fue un método de ejecución ampliamente usado en el imperio Romano y en las culturas vecinas del Mediterráneo, que servÃa para humillar públicamente a los esclavos y los criminales de más baja escala social, asà como para castigar a los enemigos del Estado. Esta última es la razón por la que, según los evangelios, los romanos condenaron a Jesús: como Rey de los JudÃos, Cristo estaba desafiando la supremacÃa imperial romana (Mateo 27:37, Marco 15:26, Lucas 23:38, Juan 19:19-22).Sólo existe una evidencia antropológica de este tipo de crucifixión, hallada en una tumba del siglo I d.C.
Gracias a los documentos históricos existentes sabemos que la crucifixión se podÃa llevar a cabo de muchas formas. La tradición cristiana asume que los criminales eran clavados en un madero con forma de cruz –el debate se centra, únicamente, en si los clavos se situaban en la palma de la mano o la muñeca–, pero lo cierto es que en la mayorÃa de los casos los criminales eran colgados usando cuerdas, y no siempre el instrumento de tortura tenÃa la forma que imaginamos hoy en dÃa.
Es probable que las primeras cruces consistieran sólo en una estaca vertical, a la que se ataba al reo hasta que morÃa muerto de hambre o ahogado (lo más habitual). Después el método se sofisticó, añadiendo un travesaño de madera a la parte superior, formando un instrumento de tortura en forma de T. Otras formas comunes eran las cruces en forma de X o de Y.
El historiador judÃo-romano Flavio Josefo, responsable de la alusión directa más antigua a Jesús de fuentes no cristianas (en torno a los años 92 y 94 de nuestra era), asegura que, durante la primera gran revuelta judÃa (70 d.C.) los romanos “fuera de si –de ira y odio– se divertÃan clavando a sus prisioneros en diferentes posturasâ€. Este hecho, aunque posterior a la muerte de Cristo, parece indicar que, en efecto, en esta época los romanos se molestaban en clavar a la cruz a algunos criminales de tipo polÃtico.
La práctica del enclavamiento, sin embargo, goza de muy pocos vestigios arqueológicos (algo habitual en todo lo que respecta al Jesús histórico). Sólo existe una evidencia antropológica de este tipo de crucifixión, hallada en una tumba datada en el siglo I d.C. El cuerpo de Jehohanan, que asà se llamaba el difunto, conservaba un clavo oxidado en el talón del pie derecho con el que, se cree, se debieron clavar a la cruz ambos pies. No existen evidencias, por el contrario, de que se le hubieran clavado los brazos o las manos.
Única evidencia arqueológica encontrada sobre una crucifixión |
Las primeras cruces del cristianismo
El grafito de Alexámenos es un dibujo encontrado en un muro en el monte Palatino, en Roma, considerado la primera representación pictórica conocida de la crucifixión de Jesús. No está clara la fecha en que se pintó, aunque podrÃa datar del siglo I o II d.C. Lo que sà parece claro es que se trata de una representación irónica contra los cristianos, pues el crucificado tiene cabeza de burro y se puede leer “Alexámenos adora a [su] dios†en referencia, probablemente, al hombre que aparece junto a la cruz y que debÃa profesar el cristianismo.Grafito de Alexámenos |
¿Quiere decir esto que los clavos de Jesucristo nunca existieron? No, pero tampoco tenemos información para pensar lo contrario. “Dado que la evidencia de la antigüedad no proporciona una respuesta clara sobre si Jesús fue clavado o atado a la cruz, es la tradición la que dicta esta representación comúnâ€, asegura Warren.
En el año 337 el emperador Constantino prohibió la crucifixión como método de ejecución en el Imperio Romano, no por razones éticas, sino por respeto a Jesucristo.
Para entonces el relato mÃtico ya se habÃa formado y la leyenda y la historia no han dejado de confundirse desde entonces.