Me ocurre que no tengo mucha oportunidad de escribir ni de postear, ni de (lo que más me gusta) comentar y discutir; así que voy a ir escribiendo entradas cortas y subirlas al blog a la primera oportunidad, sin importar si salen posts campechanos (*) como éste. Van pues algunos temas que andan acosando al aire por aquí.
Mejorando por casualidad.
Uno de los argumentos creacionistas más comunes consiste en afirmar que, si las mutaciones se dan de manera aleatoria, no es posible que el resultado sea un incremento de complejidad que mantenga o mejore su funcionalidad.
Como ejemplo, está el código que nuestro amigo Perry Marshall ( quien ya nos divirtió antes ) escribió para demostrar que un texto no puede mutar aleatoriamente hacia otro mejor y que se puede usar en el sitio http://www.randommutation.com/. En este sitio hay un espacio para escribir un texto cualquiera y después ir controlando el ritmo de las “mutaciones” aleatorias para observar los resultados. El objetivo de Marshall es demostrar que las mutaciones aleatorias no pueden conducir a una mejora que la naturaleza pueda tomar como base para seleccionar a los organismos más aptos, por medio de experimentar con un texto que, variando aleatoriamente, pierde cualquier significado.
Pongamos el texto:
“Si la materia oscura ¿La energía os mata?”
Después de 500 mutaciones aleatorias, el texto ha sufrido cambios que lo convierten en algo así como:
“hc2o8Shsb-ARL
ZbEu6efwnahX,1GgwUCNUL5ddr5″
En el que ya no se advierte el ingenio del maestro Armando Hoyos.
La pregunta interesante es ¿Demuestra esto que la teoría de la evolución no puede operar en la práctica? Perry Marshal pretende que sí. En la página de explicación cita un fragmento del libro “El relojero ciego” de Richard Dawkins, que dice “La selección acumulada es la clave de todas nuestras explicaciones modernas para la vida, por medio del encadenamiento acumulado de eventos casuales aceptables (mutaciones aleatorias) que forman una secuencia no aleatoria que hace que, al final, el resultado obtenido produzca la ilusión de ser sumamente improbable. –Richard Dawkins, El relojero ciego.”
A partir de esta cita, Marshall pretende demostrar con su simulación, que una secuencia de mutaciones aleatorias no produce algo que pueda permitir a la selección natural actuar. A mí me parece que la analogía de Marshall tiene muchas fallas, entre las cuales están:
– El código genético no está formado por unos pocos caracteres, sino por millones de pares de bases. Tienen que ocurrir demasiadas mutaciones antes de que la totalidad del código sea irreconocible.
– Las mutaciones actúan sobre grupos de individuos, y la naturaleza se encarga de seleccionar a los más capaces.
– El hecho de que una secuencia de caracteres sea ilegible no significa que sea inservible. El criterio de Marshall para juzgar la utilidad de una cadena de caracteres consiste en decidir conscientemente que no tiene ningún significado, lo cual equivale a equiparar a la selección natural con una inteligencia consciente, con lo que, indirectamente, está sacando de contexto la cita de Dawkins.
Manual para un perfecto relojero ciego.
Veamos ahora un experimento de Richard Lenski cuyo desarrollo y resultados permiten ilustrar la diferencia de escalas entre la simplificación excesiva de la simulación de Marshall y la forma como la selección natural opera en la realidad.
Para la siguiente descripción me voy a basar en la explicación en el post del blog The Loom de Karl Zimmer, aclarando que el texto del estudio publicado se puede encontrar en este otro enlace .
El experimento se llevó a cabo a lo largo de 20 años, y consistió básicamente en observar la evolución de colonias de la bacteria E. Coli a lo largo de 44,000 generaciones en 12 ramas separadas provenientes del mismo individuo. El equipo de trabajo llevó a cabo un control diario de las fuentes de alimentación de cada colonia y obtuvo muestras congeladas del desarrollo de cada colonia en forma periódica.
Aunque el experimento continúa, algunos hechos interesantes ya han podido obtenerse. Entre estos destaca la observación de un grupo de mutaciones en una de las colonias, que le permite a las bacterias sustituir completamente su alimentación original con glucosa por una alimentación de citrato. Esto representa un cambio importante que ha podido ser observado completamente en laboratorio, ya que demuestra que mutaciones aleatorias pueden efectivamente ser seleccionadas por las condiciones ambientales sin necesidad de un diseño previo.
Pero, sobre todo, demuestra que, en oposición a la retórica de Marshall, sí se pueden hacer experimentos que ilustren la dinámica de las mutaciones y la selección natural sin tener que recurrir a analogías sesgadas como la de la mutación de caracteres.
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(*) Campechano, además de ser el gentilicio del estado de Campeche, México, y de aplicarse a personas de trato agradable, también se utiliza para expresar combinaciones de comidas y bebidas. Un sinónimo, con muchas licencias, podría ser “ecléctico”.
Este post forma parte del Circo del Absurdo, en su edición de Septiembre.