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La soledad de los Júpiters extrasolares
Image Credit: Nasa / Jpl-caltech |
ecinos planetarios. Este descubrimiento va a permitir arrogar algo de luz sobre la dinámica de la formación de estos sistemas. Según parece estos Júpiters calientes se forman en regiones más alejadas de su estrella pero luego van migrando hacia órbitas más interiores. Durante este proceso parece ser que cualquier planeta menor que se encuentre cerca de la estrella es expulsado debido a interacciones gravitatorias con estos planetas gigantes. Dicho de otro modo, parece ser que los sistemas que contienen Júpiters calientes no parecen ser un buen sitio donde buscar planetas similares a la Tierra.
Abell, como siempre, impresionante
Próximo objetivo de la ESA, Júpiter y sus lunas
Credit: ESA; Artist: M. Carroll |
Problemas con la materia oscura
Credit: NASA |
Credit: NASA, ESA, Hubble |
Espectacular M70
Credit: ESA/Hubble & NASA |
Un gigante canÃbal en el firmamento
Credit: Far-infrared: ESA/Herschel/PACS/SPIRE/C.D. Wilson, MacMaster University, Canada; X-ray: ESA/XMM-Newton/EPIC; visible: ESO/MPG 2.2-m telescope on La Silla. |
Credit: Far-infrared: ESA/Herschel/PACS/SPIRE/C.D. Wilson, MacMaster University, Canada; X-ray: ESA/XMM-Newton/EPIC; visible: ESO/MPG 2.2-m telescope on La Silla |
La NASA niega que un asteroide causara la extinción de los dinosaurios
Redacción
Las observaciones realizadas por la sonda WISE de la NASA han desmantelado un estudio, realizado en 2007, y que apuntaban a que un asteroide del tipo Baptistina habÃa sido el causante de la extinción de los dinosaurios.
Primero, los cientÃficos defendÃan que un gran asteroide se habÃa estrellado contra la Tierra hace aproximadamente 65 millones de años y habÃa terminado con la existencia de los dinosaurios en el planeta, además de otras formas de vida. Los estudios de esta teorÃa quedaron en entredicho porque no se pudo demostrar dónde habrÃa caÃdo el cuerpo celeste y cuál habrÃa sido su recorrido hasta llegar a la Tierra.
Pero en 2007, un trabajo apuntó que el causante de la extinción de los grandes reptiles habÃan sido los restos de un asteroide, del tipo conocido como Baptistina, que habrÃa chocado con otro asteroide en el cinturón principal entre Marte y Júpiter. Esta colisión provocó que el asteroide se hiciera pedazos y una de las piezas, de gran tamaño, impactara contra la Tierra terminando con la vida.
Ahora, los datos de la sonda WISE han demostrado que ésto no pudo ser posible. "El resultado de la investigación del equipo niega esta teorÃa, asà que el caso de la extinción de los dinosaurios vuelve a estar abierto", ha señalado el responsable del Programa de Observación de Objetos Cercanos a la Tierra (NEO), Lindley Johnson.
El equipo de Johnson ha observado durante más de un año la reflectividad y el tamaño de 120.000 asteroides, incluidos 1.056 miembros de la familia Baptistina, y descubrieron que la ruptura del asteroide padre se produjo hace unos 80 millones de años, menos de la mitad del tiempo sugerido anteriormente. Con estos datos los investigadores pudieron calcular cuánto tiempo le llevarÃa a un Baptistina alcanzar su posición actual.
Los resultados muestran que para que este asteroide fuera el culpable de la extinción, tendrÃa que haber impactado en la tierra en menos tiempo de lo que se creÃa anteriormente para causar la desaparición de los dinosaurios, por lo que no hubiera dado tiempo a que este suceso se produjese.
Los cientÃficos están trabajando en un "árbol genealógico" de las clases de asteroides que hay en el cinturón para tratar de encontrar la pieza que coincida con las huellas que dejó el fragmento que cayó en lo que es ahora la penÃnsula mexicana de Yucatán, dejando un cráter de 10 kilómetros, que acabó con el periodo del Cretáceo.
Imagen de Reuters. Visto en Europa Press.
Yo soy Coma Berenices
Los que me conocen saben que la astrología me produce urticaria. Los que me conocen más, saben que el bactrim lo hace mucho más rápido. Considero que existen dos tipos de astrólogos: los que mienten deliberadamente y los que mienten creyendo que lo que afirman es verdad. (Para una explicación detallada de la astrología y su respaldo empírico, recomiendo este post del blog VisiónE.)
Sin embargo he de confesar que sí tengo un signo astrológico, aunque éste no forma parte del zodiaco ¿Que qué ese el zodiaco? Pues esa región del cielo nocturno en la que se pueden encontrar el sol y los planetas, con lo que el signo astrológico viene a ser la subregión del zodiaco en la que el sol andaba paseándose el día en el que, por pura casualidad se nos ocurrió nacer. Claro que para suponer que el sol se pasea, hay que hacer una abstracción mental precopernicana e imaginarse que es el sol, con una masa trescientas mil veces superior, el que gira alrededor de la tierra, como un elefante en torno a una hormiga. Pero eso es lo de menos. Ustedes por favor imaginen que la tierra está estática en el centro de la esfera celeste y que son el sol, la luna, los planetas y el fondo de estrellas los que se mueven en torno a nuestro mundo ¿Les parece una forma demasiado primitiva de conceptualizar la realidad? Por supuesto que lo es, al igual que la astrología.
Pero por favor, volvamos a lo de mi signo, ya que si no me clasifico en una celeste casilla de ese estrecho universo medieval no va a haber mucha oportunidad de que las personas que no me conocen puedan emitir juicios acerca de mí: mi signo es Coma Berenices, una constelación que se encuentra al norte, atrás de la Osa Mayor, si entendemos por atrás el lado opuesto a la constelación de Draco y la Osa Menor (esa que nos presta con la punta de su cola el agradable servicio de permitirnos prescindir de una brújula y aun así saber para donde vamos).
Claro que, al estar fuera del zodiaco, las probabilidades de que el sol haya andado por ahí el día en que nací, son casi nulas. Pero por favor, créanme que de alguna manera el sol se las arregló para desviarse de su habitual recorrido durante unas horas y pasar por encima de las estrellas de esta constelación. Me parece que pedir que me crean esto es tan razonable como pedir que acepten que la astrología es una teoría científica, como alguna vez afirmara Michael Behe.
Aun cuando no es pequeña, Coma Berenices no contiene astros muy brillantes, por lo que no es una constelación muy impresionante, sin embargo, si observamos con los instrumentos adecuados, podremos ver que, como toda constelación que se sienta orgullosa de serlo, Coma Berenices tiene impresionantes objetos tales como galaxias, Cuásares y, por supuesto, estrellas.
Si no tienen algún telescopio a la mano, pueden observar todos esos objetos en el Google Sky o en alguna enciclopedia o base de datos de astronomía. Pero es más fácil si se limitan a confiar en mí cuando les digo que existen y que están ahí, con lo que será fácil que me crean también cuando les digo que Coma Berenices no existía como constelación antes de la era helenística ¿Qué cómo puede ser eso? A continuación lo explico, y de paso, la razón por la que Coma Berenices es mi signo.
Resulta ser que hace muchos años, de esos que se miden contando los paseos que el sol hace por el zodiaco, que hubo un señor llamado Alejandro, que tuvo la ocurrencia de creer que tendría vida suficiente como para conquistar todo el mundo conocido, cosa que probablemente habría logrado de haber tenido tiempo suficiente, ya que el financiamiento corría a cargo de los pueblos conquistados. Pues bien, este señor puso manos a la obra hasta encontrarse con el único enemigo al que no podía vencer: el final de su propia existencia, quien llegó antes de que hubiera pensado a quien dejar a cargo de sus terrenitos. Sucede que entonces, todos sus generales se sintieron con derecho a ser el sucesor y, en consecuencia, el otrora imperio se dividió en un racimo de reinos díscolos, cuyos dirigentes (y sus sucesores) gustaban de practicar el viejo deporte de guerrear unos contra otros.
Resulta que, el general que se quedó con el mando que el reino que hoy conocemos como Egipto, era un tal Ptolomeo, que heredó el reino a su hijo Ptolomeo quien, a su turno se lo heredó a su hijo Ptolomeo (y no lo critico, ya que yo soy hijo de Antonio, padre de Antonio y hermano de Antonio). Este tercer Ptolomeo se casó con Berenice, quien en ese entonces era princesa del vecino reino de Cirenaica que mediante ese matrimonio pasó a formar parte del reino de Ptolomeo.
Nuestro amigo Ptolomeo, para no desentonar con la costumbre de sus antecesores, emprendió una guerra en contra de Seleuco, soberano del imperio Seleucida, con el banal pretexto de que éste había asesinado a su hermana Berenice (como que estos macedonios no tenían mucha imaginación para poner nombres) y a su sobrino. Ese Ptolomeo no era muy aguantador que podamos decir. Por lo menos hubiera argumentado que Seleuco estaba desarrollando armas de destrucción masiva o algo peor. Como sea, la guerra se tardaba, y Berenice empezó a preocuparse, por lo que tomó una medida desesperada: le ofreció a la diosa Afrodita su cabellera a cambio de que ésta le regresara a su esposo sano y salvo, pero sobre todo, victorioso. Yo no veo que este sea un gran sacrificio, ya que tengo amigos que se quitan la cabellera por apuestas de futbol, pero parece que a Berenice su cabellera le importaba de verdad.
Al parecer Ptolomeo era mejor general que Seleuco, ya que ganó la guerra y regresó al Egipto postalejandrino-ptolemaico, no digo que sin algunos rasguños, pero vivo y victorioso, como su esposa había pedido, por lo que ésta, después de darle el abrazo de bienvenida, se cortó la cabellera y la depositó en el templo de Afrodita.
A la mañana siguiente, alguno de los beatos que solían frecuentar el templo, se dio cuenta de que la cabellera de Berenice ya no estaba ahí, y como suele ocurrir en estos casos, la noticia no tardó en llegar a los reyes del país, quienes inmediatamente ordenaron investigar el hurto para castigar al culpable, hasta que alguien, parece ser que el astrónomo real, les explicó que en sus observaciones nocturnas había notado la aparición de una nueva constelación, y que dada la coincidencia con la desaparición de la cabellera, la explicación más lógica y natural era que Afrodita había aceptado el regalo y lo había colocado en el cielo. Como todo parece indicar, ni Ptolomeo ni Berenice habían leído El mundo y sus demonios de Carl Sagan, ni habían escuchado hablar de la Navaja de Occam, por lo que quedaron bastante conformes con la explicación de su astrónomo.
Ahora sí, creo que queda fácil explicar por qué Coma Berenices es mi signo. Sucede que yo nací exactamente un día en el que los rayos del sol tuvieron la suerte de posarse sobre la cabellera de Berenice y de ese simple hecho puede asumirse cualquier cantidad de suposiciones sobre mi persona, sin miedo, que yo las firmo.