MÉXICO, D.F. (apro).- Luego de ser aprobada por la Cámara de
Diputados, el Senado y –apenas en abril pasado– por la mayorÃa de los
congresos estatales, la SecretarÃa de Gobernación publicó en el Diario
Oficial de la Federación las modificaciones al artÃculo 24
constitucional –la puntilla al juarismo, según el especialista Elio
Masferrer Kan–, que hacen referencia a la libertad religiosa, de
conciencia y de convicciones éticas, y establece que los actos de culto
no deberán ser utilizados para fines polÃticos.
Cristianos durante una participación en el Zócalo capitalino.
Foto: Alejandro SaldÃvar
El decreto, que
entrará en vigor el próximo sábado 20, dispone que toda persona tiene
derecho a la libertad de convicciones éticas, de conciencia y de
religión, y a tener o adoptar la de su agrado.
La libertad
“incluye el derecho de participar, individual o colectivamente, tanto en
público como en privado, en las ceremonias, devociones o actos del
culto respectivo, siempre que no constituyan un delito o falta penados
por la leyâ€, puntualiza.
Añade:
“Nadie podrá utilizar los
actos públicos de expresión de esta libertad con fines polÃticos, de
proselitismo o de propaganda polÃticaâ€.
En un
reportaje publicado por la revista
Proceso
en su edición 1912, el especialista Elio Masferrer Kan se refirió a las
modificaciones al artÃculo 24 constitucional, las cuales, dijo
,
implican un retroceso histórico de 150 años, debido a que dan al traste
con la vocación laica del Estado mexicano.
Según el experto en las
religiones y profesor de la Escuela Nacional de AntropologÃa e
Historia, la reforma representa un verdadero riesgo, sobre todo en lo
relativo a la libertad religiosa, pues una de sus derivaciones –la
libertad de conciencia– podrÃa convertirse en un arma polÃtica que la
jerarquÃa católica podrÃa utilizar en su beneficio.
No obstante,
la modificación al artÃculo 24 constitucional fue una promesa que, desde
su campaña por la Presidencia de la República, Enrique Peña Nieto hizo a
la Iglesia católica, que con ese cambio podrá impartir instrucción
religiosa en las escuelas públicas, acceder a cargos de elección popular
y poseer medios de comunicación masiva, entre otros derechos que
anteriormente se le negaban.
Antes de que Peña Nieto promulgara
dicha reforma, se empezó a preparar a la opinión pública con
manifestaciones religiosas que algunos gobernadores y presidentes
municipales realizaron durante sus actos públicos, como ensayo de lo que
serán las nuevas relaciones entre la Iglesia y el Estado mexicano.
Por
ejemplo, los gobernadores de Chihuahua y Veracruz, César Duarte y
Javier Duarte, respectivamente, “consagraron†sus respectivas entidades
al Sagrado Corazón de Jesús, mientras que la alcaldesa de Monterrey,
Margarita Alicia Arellanes, entregó las llaves de la ciudad a
Jesucristo. Lo mismo hicieron los alcaldes de Ensenada, Baja California;
Guadalupe, Nuevo León, y Ciudad Benito Juárez, Nuevo León.
Fuente:
http://www.proceso.com.mx/?p=347816