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Domingo, 1 de Octubre de 2017

Un día para reivindicar la blasfemia

Un mensaje extraño llegó al estudio de animación japonesa Toei Animation en febrero de 2017. El estudio, que hace la famosa historia de Dragon Ball, decidió crear nuevos personajes denominados "los dioses de la destrucción de los 12 universos".  Uno de estos nuevos personajes tenía una cabeza de elefante. El parecido de este personaje con el dios Ganesha, despertó la indignación de varios clérigos hinduistas.

Raján Zed, líder del hinduismo, afirmó que la creación del personaje animado "[e]s una trivialización de nuestra venerada divinidad y una distorsión de nuestro adorado Señor Ganesha como dios de la sabiduría y removedor de obstáculos, el cual siempre es invocado antes del comienzo de cualquier empresa importante."

Tres meses más tarde en Rusia el joven Ruslan Sokolovski, de 22 años, fue declarado culpable de "insultar los sentimientos religiosos de los creyentes". Su blasfemia consistió en jugar Pokémon Go en una iglesia ortodoxa y difundirlo en un vídeo en internet. En su silenciosa grabación el joven no interrumpió ceremonia alguna ni impidió la entrada o rezos de las personas en el templo.

Dos años antes de que en la India se ofendían por una serie animada, en Arabia Saudita se condenaba a muerte a Ahmad Al-Shamri, por blasfemia. Shamri publicó en Internet unos vídeos donde criticaba al Islam y se mostraba escéptico sobre Mahoma como profeta. Este es el castigo actual, en el país que fue la cuna del Islam, por dudar de la existencia de Alá y de Mahoma como profeta.

Justamente la prohibición musulmana de retratar a Mahoma fue el origen del Día de la Blasfemia, que se celebra cada 30 de septiembre. Esta fecha es el aniversario de la publicación en 2005 de una serie de caricaturas de Mahoma en el diario danés Jyllands Posten, que llevó a una serie de actos violentos por parte de musulmanes en diferentes partes del mundo.

Pero, ¿por qué blasfemar? ¿Por qué no quedarse callado para evitar molestar a los musulmanes,  pastores y creyentes? Porque renunciar al derecho a expresarse libremente es claudicar ante los dogmas. Es la victoria del fundamentalismo sobre la razón, de la teocracia sobre la pluralidad, pero más grave aún, es perder una esencial libertad humana. Fue precisamente el encargado del Jyllands Posten en los días de las caricaturas de Mahoma, el periodista Flemming Rose, quien presentó una brillante sustentación al derecho a blasfemar. "Si un creyente exige que yo, que como no creyente, observe sus tabúes en el ámbito público, no está pidiendo mi respeto sino mi sumisión", afirmó. 

Fuente BuzzNigeria
Sin posibilidad de criticar a la religión, sus libros, dogmas y clérigos - lo que llaman blasfemar - el pluralismo y la democracia se desvanecen. Sin poder blasfemar la sociedad se encamina a la eliminación de las minorías religiosas y no religiosas, se crea un caldo de cultivo propicio para que sistemas de pensamiento autoritarios se arraiguen en la sociedad, se evite el disenso, se idolatren a los clérigos, especialmente a los que se meten en política, y se impida posteriormente el control ciudadano a las instituciones. Sin el derecho a blasfemar las sociedades se encaminan a la teocracia, con todo lo negativo que esto implica para las libertades individuales. Blasfemar es sinónimo de ser libre para expresarse, de poder levantar la voz y señalar el poder clerical como un poder que puede ser cuestionado; y sus dogmas como ideas que pueden ser debatidas como cualquier otra.

La blasfemia, que tanto ofende a los religiosos no tiene espacio en el corpus jurídico de una democracia actual. Es propia de las teocracias, como bien lo ilustran Arabia Saudita e Irán. En las naciones con libertad de expresión es posible criticar las instituciones y personalidades de la política, la economía, las artes y también, ¡y por qué no! de la religión. 

Muchos políticos han aprendido que el precio de vivir en democracia incluye el poder ser criticados libre y abiertamente. Sólo los tiranos castigan las mofas y chistes políticos, como lo muestra magistralmente el personaje Adam Sutler, el tirano de la película V de Vendetta. Justamente la pretensión de cada credo de ser asumido como el único verdadero, hace que estos sean reacios a aceptar críticas o burlas. Esto es así porque al burlarse de una doctrina o líder religioso, parte de su poder se desvanece en la mente de los ciudadanos. Las limitaciones a la libertad de expresión fueron duramente impuestas por la Iglesia Católica, y por protestantes como Juan Calvino, cuando gobernó a Ginebra. La libertad de expresión sigue siendo atacada fuertemente en los países de mayoría musulmana, especialmente en Irán, Egipto y Arabia Saudita. 

Lluís Bassets, periodista catalán, afirma que "Los dioses y los libros sagrados, las religiones y los dogmas, como los personajes históricos y los mitos, las patrias y las banderas, no tienen derechos ni deberes como los tienen los ciudadanos individuales. No se puede atentar contra el honor de Buda o de Confucio, de Napoleón o de Garibaldi, de Jesucristo o de la Santísima Trinidad."

Precisamente como las ideas religiosas, no tienen derechos ni deberes, es falso que "las ideas deben ser respetadas". Argumento que se ha hecho frecuente cuando un incrédulo lanza una crítica a un dogma, pastor o iglesia. De hecho este enunciado encierra una contradicción lógica. Si todas las ideas debieran ser respetadas, también lo debería ser la idea "las ideas pueden criticarse y ser objeto de burla", pues esta también es una idea. 

El error en el argumento del respeto a las ideas religiosas consiste en atribuirle a las ideas una propiedad que no le corresponde, como lo es la respetabilidad. Las ideas pueden ser ciertas, falsas o parcialmente ciertas, con evidencia o sin ella, pero, nunca inmunes a ser examinadas.

Las ideas no se respetan o se irrespetan, porque de ser las ideas incuestionables no podrían probarse las hipótesis y el avance del conocimiento sería imposible. Si la idea "las enfermedades infecciosas son causa de castigo divino", hubiese tenido que ser respetada, nunca habríamos llegado a la teoría microbiana de la enfermedad. Las ideas religiosas no están, ni pueden estar, por fuera del escrutinio de la razón, porque eso es censura y mordaza a la libertad de expresión.

Los clérigos han creado una burbuja de inmunidad alrededor de los pastores, curas, dogmas o libros que consideran que no se pueden cuestionar. Para muchos racionalistas, ese halo de inmunidad que han creado, no solo es malsano para el pensamiento racional, sino que evidencia la debilidad de sus postulados.

Muchos religiosos con molestia, y hasta con ira, se enfadan cuando hay críticas o burlas. En no pocas ocasiones envidian la intolerancia de los fundamentalistas musulmanes. A esto se ha denominado "la envidia de la sharia".  Ejemplo de este fenómeno lo dio recientemente el pastor evangélico Dawlin Ureña, quien comentando la prohibición en Malasia del juego de vídeo "Fight of Gods" declaró: "Una cosa buena tienen los musulmanes. ¡Qué no le aceptan a los liberales todas sus vagabunderias!

Los cristianos que ven con envidia la sharia o ley musulmana dejan entrever el verdadero carácter inquisidor que subyace bajo su fe. "Si pudiéramos encarcelarte o desaparecerte por burlarte de nuestra fe, con gusto lo haríamos", es lo que se lee entre líneas.

Muchos líderes religiosos piden que al acercarnos al terreno de las creencias sobrenaturales, lo hagamos con cuidado, guardando reverencia a los dogmas y los entes por ellos adorados, como si fuéramos otros creyentes. Bajo este supuesto los musulmanes piden en Europa que los no musulmanes se abstengan de dibujar a Mahoma, los hinduistas a que no se usen a un dios con cabeza de elefante en las series animadas; los católicos a que no hayan películas, representaciones u obras con Jesús o la Virgen; los cienciólogos a que no cuestionen a Ronald Hubbard; los judíos ultraortodoxos se negarán a sentarse al lado de una mujer en un vuelo comercial; y los evangélicos pedirán que no cuestionemos a sus pastores o la Biblia en público. Adventistas y mormones por igual pedirán respeto por las figuras de Elena G. de White y José Smith, a quienes consideran sus profetas verdaderos. 

Si un incrédulo presenta una crítica o burla, los religiosos procederán a jugar la carta de los sentimientos heridos y alegaran violación a la libertad de culto. Pero ¿es así? La libertad de culto no se viola mientras que a un ciudadano creyente no se le impida congregarse y difundir su credo. No hay violación a la libertad de culto mientras no se interrumpan sus cultos y ritos en sus lugares de adoración. Ya en el espacio público, en las calles y medios de comunicación; de forma escrita, oral o digital; ya sea en el cine, teatro, los ciudadanos libres seguiremos cuestionando las creencias religiosas y las instituciones que las sustentan, negándonos a conceder un tratamiento privilegiado a la religión. El período de la historia cuando la religión tenía un tratamiento privilegiado y se hizo intocable e incuestionable se llamó precisamente la edad de las tinieblas.

Por todo lo anterior, ¡bienvenido el derecho a blasfemar!.
Viernes, 13 de Mayo de 2016

El Espejismo de Dios en árabe alcanza 10 millones de descargas

La obra "El Espejismo de Dios" de Richard Dawkins ha alcanzado en una traducción al árabe diez millones de descargas por Internet, según nos informa Friendly Atheist.

Se trata de una versión no autorizada de PDF realizada por Bassam Al-Baghdadi, un inmigrante iraquí que vive en Suecia. El primer día tuvo mil descargas y la cifra ha subido día tras día.

Según Al-Baghdali, en los foros ateos en árabe, el libro ha sido una sensación. Este activista de Internet ha narrado que añadió a la descripción del libro la advertencia de que este se encuentra prohibido en muchos países islámicos. No obstante, las descargas aumentan día tras día.

El inmigrante iraquí ha sido objeto de amenazas por parte de varios musulmanes que lo han tildado de "aliado de los sionistas" y de "corruptor de jóvenes".

Richard Dawkins, autor del libro, se enteró por medio de Kacem El Ghazali, un periodista marroquí en 2014 de la versión en PDF en árabe. Según este, Dawkins no manifestó ningún reproche a esta versión no autorizada. El Ghazali aprovechó la oportunidad de su encuentro con Dawkins para expresarle su gratutud por su activismo ateo: "Una enorme deuda de gratitud a Richard Dawkins, y para otros que han guiado mi viaje de los infiernos de dogma religioso a la oasis de pensamiento libre y la iluminación."

Afortunadamente Internet ha logrado romper la barrera de prohibición de libros ateos en muchos países musulmanes. El hecho que más de 300 mil descargas de este libro se hayan realizado en Arabia Saudita es muestra de ello.

La edición en árabe de "El Espejismo de Dios" la puede descargar aquí.

En Arabia Saudita los ateos somos terroristas

La buena acogida de "El Espejismo de Dios" en Arabia Saudita no deja de ser asombrosa cuando este país ha declarado que los ateos son "terroristas". De hecho, el bloguero Raif Badawi, un defensor del laicismo y crítico del islam se encuentra encarcelado y condenado en mayo de 2014 a pasar una década de su vida en prisión y a recibir en su cuerpo 1.000 latigazos, dados lentamente de la manera más dolorosa. Con esto, la "religión de la paz" desea mostrar a lo que los ateos se enfrentan si hacen públicas sus críticas al Islam. en diciembre de 2015 tan sólo Badawi había recibido 50 latigazos.

No obstante lo anterior, Arabia fue nombrada por segunda vez miembro del Consejo de Derechos Humanos en la ONU.

Volviendo al punto de que los ateos son denominados terroristas basta con traer las declaraciones del embajador de Arabia Saudita en la ONU (traducción gracias al blog De -Avanzada)

HASAN: Cuando nos fijamos en la situación de derechos humanos en Arabia Saudita, por ejemplo, algunos dirían que hay algunas resoluciones extrañas. ¿Por qué abogar por el ateísmo en Arabia Saudita ahora es considerado como un delito terrorista? ¿Cómo explica eso?

AL-MOUALLIMI: Bueno, porque en Arabia Saudita, somos un país único. Somos la cuna del islam. Somos el país que alberga los dos lugares más sagrados para los musulmanes en La Meca y Medina. Somos el país que se basa en los principios islámicos y así sucesivamente. Somos un país en el que toda la población acepta homogéneamente el islam. Cualquier llamado a desafiar el dominio islámico o la ideología islámica se considera subversivo en Arabia Saudita y sería subversivo y podría llevar al caos.

HASAN: Pero... ¿terrorismo?

AL-MOUALLIMI: Bueno...

HASAN: ¿Alguien que dice: "No creo en dios y otros no deberían creer en dios" es equivalente a Osama bin Laden?

AL-MOUALLIMI: Bueno, alguien que dice eso y pide eso públicamente es subversivo y, posiblemente, podría ser un terrorista, sí.

HASAN: Por el simple hecho de no creer en dios, ¿podría ser un terrorista?

AL-MOUALLIMI: Pues bien, si no cree en dios...

HASAN: No es una persona violenta; está ejerciendo su libertad de conciencia.

AL-MOUALLIMI: Si no cree en dios, y mantiene eso para sí mismo, y se comporta, nadie haría nada ni diría nada al respecto. Si va a salir en público, y decir: "No creo en dios", eso es subversivo. Está invitando a otros a tomar represalias.

HASAN: Incluso si eso fuera subversivo —y mucha gente no estaría de acuerdo con esa afirmación— ¿cómo es que eso es terrorismo? ¿No estás simplemente vaciando esa palabra de todo sentido cuando dices que un ateo es un terrorista?

AL-MOUALLIMI: Pues bien, en términos de subversión, perturbar el orden público, perturbar la seguridad del país, todo eso, él está invitándolo, él está provocando a otros a reaccionar de una manera que también sería violenta e inaceptable.


Sábado, 28 de Junio de 2014

Entrevista a un ateo en Arabia Saudita

En momentos en los que ser ateos en Arabia Saudita, la cuna del islam, es sinónimo de ser terrorista, donde la policía religiosa husmea la vida de los saudíes para castigar cualquier conducta contraria al islam, el ateísmo se abre paso de manera clandestina. Internet ha sido una herramienta importante, así como los reciente libros de Dawkins, Hitchens y otros.

Entrevista realizada por William Bauer
Publicada por el diario Your Middle East

«Por favor, tenga en cuenta, que hay una caza de brujas contra nosotros... así que tenga cuidado con los detalles que revela», comienza Jabir. Tiene razón para estar preocupado, porque él es un ateo en un país donde defender creencias distintas al Islam sunnita puede acarrear prisión, ser posiblemente torturado, y con una teórica posibilidad de ejecución.

Aunque Jabir no es su verdadero nombre, aún desconfía de expresar públicamente sus puntos de vista. Arabia Saudí es un entorno altamente hostil para expresar creencias religiosas no islámicas, por no hablar de la incredulidad. De hecho, para muchos saudíes, el ateísmo —mulhad en árabe- es mucho más inquietante que creer en otra religión diferente. El ateísmo, como sostienen muchos clérigos en Arabia Saudí, conduce a una vida disoluta, aventuras carnales, conductas inmorales y, en última instancia, a la condenación eterna.

Los ateos son retratados en los medios oficiales saudíes como una amenaza existencial y de corrupción para la sociedad. Un clérigo incluso habló recientemente de una: «oleada de ateísmo que azota el país». Es muy poco probable que esto ocurra, pero demuestra el temor persistente a los ateos y asegura que ningún saudí exprese esta creencia abiertamente.

Jabir tiene unos veinte años, y se graduó con éxito en una prestigiosa universidad saudí. Solía ser muy religioso, asistía regularmente a las clases de Corán de su escuela, y no escuchó música hasta su adolescencia. Pero en sus últimos años de escuela, todo esto cambió.

«Me di cuenta que algunas de las enseñanzas y reglas religiosas no tenían sentido. Así que empecé a hacer preguntas acerca de detalles pequeños, como por qué la música es Haram (prohibido) o por qué las mujeres tienen que cubrirse el rostro. Entonces empecé a leer sobre la forma en que los textos islámicos y el Hadith se escribieron... Yo tenía un grupo de amigos que nos gustaba hablar de libros en nuestras frecuentes reuniones... Después de un tiempo llegué a creer que toda las religiones no son más que invenciones humanas para luchar contra la realidad e imponer un orden».

Citando obras clave de pensadores musulmanes y árabes, así como de autores como Richard Dawkins, Christopher Hitchens y Sam Harris, Jabir explica que adquirir estos libros es muy difícil. A menudo, tiene que pasarlos de contrabando en Arabia Saudí. «Por lo general obtenía algunas copias de libros en inglés que nadie entendía. Tuve que esconder Dios no es bueno en una bolsa a medida para poder pasar la aduana, ya que era demasiado evidente...»

Los libros de ateísmo deben ingresar a Arabia Saudita de contrabando.
Luego viene otra complicación, ocultar estos libros. El proceso es lentísimo nos comenta Jabir: «... Si quieres bromear con un ateo saudí pregúntale: "¿dónde tienes tu alijo de libros extraños?"» Más allá del humor, sin embargo, el problema es muy grave, y si le encuentran estos libros, Jabir tendría serios problemas.

Cuando se le pregunta si mantener tales puntos de vista lo aislaba, responde con seguridad: «Desde mi propia experiencia, fue muy fácil. Es importante destacar que un grupo cercano a mí de compañeros del colegio abandonó igual que yo la fe islámica. Cuando acabé la carrera, me fui a trabajar, al igual que la mayoría de mis amigos, a diferentes ciudades. Esto me fue fácil para conocer otros grupos racionalistas y ateos en cada una de las ciudades que estuve.»

En los últimos diez años, los nuevos medios de comunicación han abierto las puertas a mucha gente del país. Ya se trate de un joven saudí en busca de amor, un analista político en ciernes impedido a debatir públicamente, un experimentado escritor en busca de público, o un ateo en búsqueda de almas gemelas, Internet ofrece posibilidades para todos. «Facebook y Twitter hacen que sea fácil encontrar personas que debaten y se interesan por los valores seculares. Nosotros, los "no creyentes" hacemos reuniones y tenemos grupos en varias ciudades saudíes. A pesar de lo difícil que es conocerlos, si usted entra en uno de ellos, se sorprenderá, entonces, por la cantidad y los sectores de la sociedad allí representados», dice Jabir.

No es sólo el hecho de que haya otra gente como él, lo que sorprendió a Jabir. «Me quedé muy sorprendido al conocer a personas mayores de cuarenta y cincuenta años que ocultaron su ateísmo durante décadas. Me dijeron que sólo con la generación joven actual habían encontrado a otras personas que piensan igual que ellos y fuesen capaces de encontrar grupos en los que poder hablar y debatir sobre sus ideas.» Jabir cortésmente objeta cuando se le pregunta acerca de los antecedentes de estas personas, la confidencialidad y el secretismo son muy acentuados en el entorno ateo de Arabia Saudí.

En la total clandestinidad se vive el ateísmo en Arabia Saudita.
Jabir mantiene la apariencia de ser un creyente islámico, cuando está entre la familia. En ocasiones, esto se vuelve frustrante, sobre todo porque todos los viernes tiene que fingir que va a rezar a una mezquita, pero en realidad se sienta en su coche en el exterior de una cadena de cafeterías, bebiendo un café con leche hasta que el sermón haya terminado. Otro ateo, Abdalá, menciona que él tiene la suerte de tener a su familia viviendo en otra parte de Arabia Saudí, y por lo tanto no tiene que fingir todas las semanas.

Sin embargo, las consecuencias de ser descubiertos como ateos serían terribles para Jabir o cualquiera de sus compañeros. «Si alguien declarase que no es creyente, al margen de si el gobierno tomase medidas o no, quedaría aislado por la familia, sería despedido de su puesto de trabajo, la gente en todas partes hablaría mal de él y advertirían a otros sobre él. Y sería muy probable que le agredieran físicamente, e incluso matarlo.»

La policía religiosa se encarga de vigilar que las mujeres siempre
 anden con el rostro cubierto y acompañadas de un hombre.
En Arabia Saudita es motivo de arresto ser ateo u homosexual.
Las libertades están restringidas al ser la nación un estado religioso.
Cuando se le pregunta cómo se siente por ser saudí, Jabir dice: «El hecho de que Arabia Saudí no sea un país secular, me hace ser pesimista por el futuro. El hecho de que este país es un estado religioso, promotor de una de las formas más extremistas del Islam, me horroriza. No veo un cambio de la sociedad, no veo un cambio de la familia real, y que al resto del mundo no le importe nada cuántas personas son asesinadas simplemente por negarse a creer en la religión en la que nacieron, siempre y cuando el petróleo siga bombeando».

Aunque la visión de Jabir es profundamente deprimente, es innegable que Arabia Saudí está cambiando. Con una población en auge, el aumento del desempleo, la caída de los ingresos por la venta de petróleo, Internet en constante crecimiento y la expansión social de los medios de comunicación, el país se enfrenta a tiempos de cambio e inestabilidad. Se podría transformar en una sociedad más libre y más tolerante con los diferentes puntos de vista e ideas dentro de sus comunidades.

Sin embargo, también puede ser que el sistema político reaccione ante estas nuevas circunstancias, con mayores restricciones sociales y religiosas. Para Jabir sería una auténtica pesadilla cuando el relativamente reformista rey Abdalá muera y viniese un nuevo monarca que permita a la policía religiosa y a ciertos sectores sociales saudíes iniciar una agresiva caza de brujas contra los «no creyentes».

Le pregunto por qué sigue aferrándose a sus opiniones, en ésta, la más peligrosa de las sociedades: «Como persona, nunca me imaginé que estaría en paz conmigo mismo y con mi visión de la vida como siento ahora. Mis nuevos puntos de vista sobre el poder supremo, el más allá, la fe y la religión, se han transformado gradualmente a lo largo de años de lectura y búsqueda de la autosatisfacción. Sin embargo, como saudí, me siento como si hubiera nacido en el lugar equivocado.»

Y para acabar dice: «¿No es un derecho fundamental de los seres humanos creer o no creer libremente? Sé que esto es sólo un sueño en Arabia Saudí, pero esto no cambia el hecho de que la gente tenga diferentes puntos de vista y creencias, lo permita o no la sociedad.»

Arabia Saudita quiso censurar ONG en Consejo de DDHH de la ONU

Por: David Alejandro Osorio
Vía: De-Avanzada

En el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, el representante de Arabia Saudita trató de callar varias veces al Center for Inquiry (CFI), para que la representante de la ONG dejara de dar una declaración condenando la represión contra la libertad de expresión y de culto, y la persecución a los disidentes:

La representante del CFI, Josephine Macintosh, quiso exigirle a Arabia Saudita. Parte de la declaración del CFI decía:
"Hacemos un llamado a Arabia Saudita, como miembro recién elegido de este consejo, para que libere a Raif Badawi de inmediato y sin condiciones, y retire los cargos pendientes contra él y otros por "blasfemia", "insultar al islam", o "apostasía". ... 
Si va a conservar alguna credibilidad como miembro, instamos a que reforme sus leyes con el fin de proteger la libertad de religión, cultos y expresión, cese el uso del castigo corporal, y derogue el artículo 1 del decreto de su Ministerio del Interior que define el ateísmo como terrorismo." 
Raif Badawi es el blogger y creador de la página web "Saudíes liberales".
El 17 de junio de 2012, fue detenido bajo la acusación de
insultar al Islam a través de canales electrónicos
Macintosh estaba decidida a dar toda la declaración, y su derecho a expresarse fue defendido por los representantes de EEUU, Irlanda, Canadá y Francia, cuando el representante de Arabia Saudita le exigió a la Vicepresidente del Consejo que callara a la activista.
Jueves, 9 de Enero de 2014

Los ateos son discriminados y enfrentan pena de muerten en 13 países

En 13 países de todo el mundo, todos ellos musulmanes, la gente que abiertamente expresa su ateísmo o rechaza la religión oficial del islam se enfrenta a ser ejecutado en cumplimiento de la ley, según un estudio detallado difundido el 10 de diciembre de 2013.


Y más allá de los países islámicos, incluso algunos de los gobiernos aparentemente más democráticos de Occidente discriminan a los ciudadanos que no creen en un dios, en el mejor de los casos, o pueden llegar a encarcelarlos por delitos calificados de blasfemia, en el peor, según el trabajo.

El Informe sobre Creencias 2013 fue publicado por la Unión Internacional Humanista y Ética (IHEU, por sus siglas en inglés), un organismo mundial que une a ateos, agnósticos y otros escépticos en religión, con ocasión del Día de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas que se celebra el martes.

"Este informe muestra que la gran mayoría de los países fracasan a la hora de respetar los derechos de los ateos y librepensadores aunque hayan firmado acuerdos con la ONU para tratar a los ciudadanos con igualdad", dijo la presidenta de la IHEU, Sonja Eggerickx.

El estudio se realizó en los 192 países miembros del organismo mundial e implicó a abogados y expertos en derechos humanos que supervisaron estatutos, registros judiciales y cuentas de medios para evaluar la situación global.

Un primer sondeo en 60 países el año pasado mostró que había siete donde la muerte, a menudo por decapitación pública, era el castigo para la blasfemia o apostasía, renunciando a la creencia o cambiando a otra religión que esté protegida por los acuerdos de la ONU.

Pero el estudio más amplio de este año mostró que había seis más, siendo en total: Afganistán, Irán, Malasia, Maldivas, Mauritania, Nigeria, Pakistán, Catar, Arabia Saudí, Somalia, Sudán, Emiratos Árabes Unidos y Yemen.

En otros, como India con un reciente caso en el que se vio implicado un destacado crítico de la religión, los humanistas dicen que la policía es a menudo reacia o tiene poca voluntad de investigar los asesinatos de ateos llevados a cabo por fundamentalistas.

En todo el mundo, según el informe, "hay leyes que niegan a los ateos el derecho de existir, revocan su nacionalidad, restringen su derecho a casarse, obstruyen su acceso a la educación pública, les impiden trabajar para el estado".

Las críticas a la religión o incluso estudios académicos del origen de la misma son tratadas con frecuencia como un delito y pueden ser equiparadas con el delito de blasfemia, afirmó.

EN EUROPA TAMBIÉN HAY DISCRIMINACIÓN

La IHEU, que tiene miembros en unos 50 países y seguidores en muchos más donde tales organizaciones están prohibidas, dijo que hubo discriminación sistemática o grave contra los ateos en los 27 países de la Unión Europea.

La situación era grave en Austria, Dinamarca, Alemania, Grecia, Hungría, Malta y Polonia, donde las leyes por blasfemia permiten penas de cárcel de hasta tres años bajo cargos de ofender una religión o a sus creyentes.

En estos y todo el resto de países de la UE, con la excepción de Holanda y Bélgica, a las que el informe calificó de "libres e igualitarias", hubo una discriminación sistemática en la sociedad a favor de las religiones y los creyentes.

En Estados Unidos, dijo, aunque la situación era "en su mayoría satisfactoria" en términos de respeto legal de los derechos de los ateos, hubo una serie de leyes y prácticas "que equiparan ser religioso con ser estadounidense".

En Latinoamérica y el Caribe, los ateos afrontan una discriminación sistemática en la mayoría de los países salvo en Brasil, donde la situación era "en general satisfactoria", y Jamaica y Uruguay, a los que el trabajo consideró "libres e igualitarios".

En África, los ateos afrontaban violaciones sistemáticas o graves de sus derechos de pensamiento, pero también violaciones graves en varios países, incluido Egipto, Libia y Marruecos.

Corte de Arabia Saudita pide pena de muerte para ateo bloguero

Texto de Salma Abdelaziz

Raif Badawi
Una corte en Arabia Saudita recomendó que Raif Badawi, un bloguero quien ha estado en prisión por violar las leyes anticibercrimen, sea sentenciado por apostasía, que conlleva una pena de muerte automática, dijo su esposa a CNN este miércoles.


Ensaf Haidar inicialmente dijo a CNN este miércoles que su esposo había sido sentenciado a muerte. Más tarde rectificó que un juez recomendó que sea juzgado por negar al Islam o apostasía. Este cargo conlleva la pena de muerte en Arabia Saudita, según Amnistía Internacional.

En julio, una corte criminal en la ciudad de Yeda concluyó que Badawi, quien ha estado en prisión desde junio de 2012, es culpable de insultar al Islam a través de su sitio web, Free Saudi Liberals, y en comentarios transmitidos en televisión.

“Es una emoción que no puedo describir. Nunca imaginé que esto pasaría”(…) Pensé que tal vez reducirían su sentencia, pero esto es impensable. Todo se trata de un sitio web”, dijo su esposa.

Badawi fue sentenciado originalmente con una pena de siete años cárcel y 600 latigazos.

Grupos de derechos humanos han acusado a las autoridades del país de atacar a activistas a través de las cortes y en prohibiciones para viajar.

Amnistía Internacional dijo que Badawi "es un claro caso de intimidación en su contra y en contra de otros que buscan participar en debates abiertos sobre los temas que los saudíes enfrentan en sus vidas diarias".

¿Y usted qué opina?