Dominus Dei XIV: respuesta (Actualizado)
Desde el s. IV hasta el XIII AgustÃn de Hipona era la máxima autoridad entre los doctores de la Iglesia, más tarde fue Tomás de Aquino quien definió la posición ortodoxa oficial: ya han visto ustedes lo que pensaban del aborto. El primero no hacÃa más que dar la opinión común de la época. No obstante, le desagradaba la interrupción del embarazo, no porque se inquietara por la salud del embrión, sino porque despojaba al sexo de su papel reproductor pudiendo llevar a la lujuria. Estos textos agustinianos permitieron apoyar el aborto a Anselmo de Canterbury, también venerado como santo. Tomás no hace más que adaptar las teorÃas aristotélicas sobre el alma al contexto cristiano. Por su parte, Ivo de Beauvais es el patrón de abogados y juristas ¿Quién más cualificado que él entre los santos para decidir esta cuestión jurÃdica? Ivo se limitaba a señalar la postura más aceptada en la época: en las sociedades tradicionales los vÃnculos afectivos con el niño comenzaban unos dÃas después del nacimiento; asà era en Roma y en Israel; afortunadamente esto ha cambiado porque hoy en dÃa es muy fácil que un feto sea viable en un paÃs desarrollado, de manera que la cautela actual ante el aborto ha nacido de las mejoras médicas, asà como la superación de la sociedad patriarcal; áreas en las que la Iglesia poco ha contribuÃdo a avanzar.
En todo caso, no fue hasta el concilio de Trento cuando la Iglesia adoptó de forma oficial la postura antiabortista; pero esto contradice a algunos de sus más claros doctores y las resoluciones del concilio ecuménico de Viena ¿en qué tradición se basan? ExistÃan desde antiguo en el seno de la iglesia voces discordantes, como Basilio y ZaquÃas, pretendÃan poner coto a la lujuria, como hoy en sus campañas antipreservativo, y evitar que el nonato cargue con la mancha del pecado original. Por otra parte, las posiciones antiabortistas están ligadas a las teorÃas preformacionistas, que pretenden que el ser humano está ya completamente formado en el óvulo (ovismo) o bien en el esperma (animaculismo) y a la idea de que el alma se transmitÃa de padres a hijos (mantenida por Tertuliano, entre otros, frente a los que pensaban que era infusa por Dios, como hemos visto que hacÃan AgustÃn y Tomás).
La teorÃa animaculista triunfó gracias a las observaciones microscópicas del siglo XVII, que permitieron observar los espermatozoides: quedaba probado que habÃa seres vivientes en el esperma. Contemplen, a la derecha, el grabado de Hartsoeker; no deja ninguna duda al respecto. A demás, el desarrollo del cálculo integral permitÃa admitir la existencia de seres infinitamente pequeños.
En cuanto a la creencia de la transmisión del alma desde el padre estaba asentada en occidente desde antiguo y se habÃa observado que, efectivamente, canales la transmiten desde el cerebro a los genitales masculinos pasando por la médula espinal, como se ve claramente en los dibujos de Leonardo que ilustran este post.
El epigenetismo (que mantiene que los órganos se van diferenciado paulatinamente a partir de un material más o menos homogéneo) parecÃa definitivamente descartado y la ciencia más puntera dio base para defender las posturas antiabortistas. Lamentablemente, cuando se descubrió que las teorÃas animaculistas no tenÃan base ninguna, que los dibujos de Hartsoeker eran fantasÃas y que el cerebro no envÃa el alma a los genitales, la Iglesia no cambió su posición por ello.
Aunque la postura más aceptada en la teologÃa actual es que el alma es infusa desde la concepción, la idea de la sacralidad del semen sigue siendo muy fuerte en el imaginario cristiano, como tuvimos ocasión de comentar en su momento. Todas estas teorÃas y el temor a ver privadas de la Gracia las almas de los nonatos, llevan a realizar bautismos a abortos; sobre los pormenores técnicos de tan pÃo ritual pueden consultar el Tratado de EmbriologÃa sagrada, 1848 ¿Hay que quitar el envoltorio membranoso o no? ¿cómo bautizar si la desdichada criatura no tiene cabeza donde echar el agua? ¿y si tiene dos? (estos detalles se encuentran en el capÃtulo V, sobre la entrada del alma en el embrión vean el III). Lamentablemente no indica el procedimiento a seguir con el resultado de las involuntarias, y sin embargo pecaminosas, poluciones nocturnas.
Actualización: ¡Ya está en la red la versión de Dominus Dei que les anunciaba la semana pasada, creada por ChaTo! ¡No se la pierdan!