Ateísmo vs. Agnosticismo

Tiempo atrás comenté el motivo de mi ateísmo. A todo aquello se le puede cuestionar que en todo caso, no tengo motivos para afirmar la existencia de Dios ¿Pero tengo motivos para negarla? ¿No es acaso mas prudente decir que no puedo hacer ni una cosa ni la otra?.

Mi respuesta es "sí". El agnosticismo es la respuesta "más correcta" en términos de seguridad. De hecho, para cualquier tema, responder que no se puede afirmar a ciencia cierta ni una cosa ni la otra es la forma más segura de no equivocarse. Tomar partido implica riesgos, tanto para un lado como para el otro. Pero son riesgos que en general necesitamos asumir para vivir. Todos, agnósticos incluidos, asumen hechos sin tener forma de verificarlos, simplemente porque confían en alguna evidencia, les resulta razonable alguna explicación, o concuerda con algún conocimiento previo en el que también confían. Pero por algún motivo que no alcanzo a comprender, hacen una excepción con Dios, para el que parece que piden una seguridad que no reclaman en otros temas.
Yo mismo admito que no conozco la verdad ultima sobre Dios, ni sobre nada. Pero no puedo permanecer inmóvil sin tomar decisiones y tengo que arriesgarme y en todo caso optar por aquello que me parece más seguro. Si me apuran, no tengo forma de probar que los fantasmas no existen, que no existen las hadas o El Gato con Botas. Aún así no creo en ellos de la misma manera que creo que los agnósticos en general no creen en ellos, aún cuando tampoco pueden probarlo. Seguramente este argumento es muy trillado, pero la verdad no leí una sola refutación hasta ahora que me convenza, así que permitan usarlo.

De todas maneras, en la práctica encuentro a los agnósticos comportarse de manera muy similar a los ateos, lo que en algún punto nos coloca en una situación similar. En general niegan la existencia de los dioses antropomorfos (léase el dios cristiano, el judío o el musulmán), escapan a las religiones y apenas dejan margen para la existencia de dioses difusos con poca o nula interacción con nosotros, lo que vuelve la cuestión un tanto inútil.
Parece que solo nos diferencia el hecho de dar el ultimo paso y negar aquello que nos parece altamente improbable.

Claro, la siguiente pregunta que suele aparecer a estas alturas es ¿Si no existe para que nos ocupamos de él, en lugar de ocuparnos del Gato con Botas? Mis razones son varias, y en breve hablaré de ellas.

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