24 de March del 2009
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Recientemente, en este blog, se ponÃa en duda mi perfección tergiversando de forma tendenciosa el verdadero mensaje de la Biblia. Es inadmisible el acusarme de cometer errores simplemente porque asà lo ponga clara y explÃcitamente la Biblia. Esto no ocurrÃa cuando el texto sagrado estaba en latÃn y, aun después de traducido, seguirÃa sin ocurrir si la inmensa mayorÃa de la población fuese analfabeta como cuando mi Iglesia estaba en su máximo apogeo. En el último artÃculo de mi blog dejo claro que si el entendimiento nubla y perturba la fe, hay que renunciar a él y dejarse llevar pero, aun exponiéndome a que las mentes más limitadas para la razón no lo entiendan, daré la única explicación que será admisible para vosotros.
La Biblia nunca debe ser interpretada literalmente, la explicación a esto no es que su mensaje incoherente no se lo creerÃa ni la mente más influenciable, no. Ésta interpretación serÃa la que seguro harÃan los recalcitrantes ateos, seres indignos de mi creación y supremos merecedores del fuego eterno del Infierno. Leer la Biblia literalmente acaba con su mensaje.
La explicación correcta es que la Biblia nunca debe ser interpretada literalmente porque hay que hacerlo siempre en su conjunto y bajo la iluminación del EspÃritu Santo. Resulta maravilloso cómo, de la subjetividad del lector adoctrinado en mi fe, surge mi verdad absoluta. Cualquier interpretación que ponga en duda los dogmas de mi Iglesia será indigna y pecaminosa.
Acerca de los razonamientos en los que se pone en duda que yo pueda ser bueno y omnipotente a la vez, sólo puedo decir que son hechos por gente privada del verdadero conocimiento basado en mi fe.
Quien, pese a mi generoso esfuerzo, no haya entendido nada, que no se esfuerce en hacerlo, ya que, sin lugar a dudas, es por lo limitado de su entendimiento. Es mejor que no pierda el tiempo razonando y que me busque en silencio de la oración.
Sobre mi hijo Jesús, me parece inaceptable que se le ofenda, con lo buen chico y lo sufrido que ha sido siempre.
Amén.
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