¿Dónde están las llaves?


Es muy conocido el chiste de aquel que pierde las llaves y las busca al pie de la farola porque es ahí donde hay luz. Normalmente se usa esta historia para enfatizar la necesidad de indagar nuevas maneras de solucionar problemas. Podemos buscar con las manos en la oscuridad o podemos intentar llevar luz allá donde no la hay. No negaré yo esto.

Pero sí que hay veces en que eso es lo único (y lo mejor) que podemos hacer. Si estimo que las llaves están con una probabilidad del 10% debajo de la farola y con un 90% de probabilidad en la oscuridad y si la probabilidad de encontrarla si están debajo de la farola y miramos ahí es del 100% y la probabilidad de encontrarlas en la oscuridad es del 1%, tiene todo el sentido del mundo empezar a mirar bajo la farola. La probabilidad de encontrarla ahí es el 10% (el 10% del 100%), mientras que la probabilidad de encontrarla en la oscuridad es del 0,9% (el 1% del 90%).

¿A qué viene esto? A nada especial. A que no me gusta aceptar como verdades frases hechas que, por mucha sabiduría que encierren, no son ciertas siempre y a que me gusta saber cuándo dicen algo sensato y cuando no.

Los comentarios han sido cerrados para esta nota