¿Tonto feliz o sabio desdichado?


Es una pregunta un poco tonta, porque no contempla todas las alternativas, porque es posible que las alternativas que se presentan no sean reales, porque la respuesta dependa del momento, de cómo de tonto, de feliz, de sabio o desdichado,... En cualquier caso la formulo para empezar a hablar sobre qué cosas deseamos.

La pregunta nos la poníamos como tema de conversación en los años de estudiantes. Solíamos elegir la segunda alternativa, sobre todo porque considerábamos, contra lo que explícitamente dice la pregunta, que la alternativa del sabio no puede ser muy desdichada. Por lo mismo podíamos haber pensado que la alternativa del feliz no puede ser muy tonta. ¿O sí?

Ser feliz es muy apetecible. Seguramente sea lo más apetecible así, a bote pronto. Pero conocemos personas bastante felices a las que no envidiamos. Un beato de sonrisa eterna y felicidad iluminada convencido de que la tierra es plana, las mujeres seres sin alma, los homosexuales pecaminosos, las especies inmutables y sus alucinaciones mensajes divinos no es nada envidiable.

Si nos preguntaran si hubiéramos deseado ser una persona así diríamos que no. Si nos plantearan si, en caso de ser así, preferiríamos que alguien nos sacara del error, aún a costa de perder la sonrisa beata, diríamos que sí.

Pero ¿siempre queremos saber? Algunas personas prefieren no enterarse si su hijo ha cometido un crimen, si su pareja tiene una aventura o si padecen una enfermedad terminal. Ese desconocimiento ¿nos hace beatos de sonrisa tonta y feliz?

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