Nº 17: Los clásicos griegos


Estos días estoy leyendo las obras del poeta griego Hesíodo. La obra de este autor esta fechada entre 700 y 800 años antes de Cristo, una época similar a la de algunos textos del Antiguo Testamento. A medida que leía me llamaron la atención los paralelismos que se pueden encontrar entre las obras de los clásicos griegos y los textos supuestamente inspirados por Dios.

Tal vez Hesíodo también era profeta y no nos hemos dado cuenta, en cualquier caso sería profeta de Zeus, Apolo, Hera y Poseidón... dudo que tuviese noticias de un tal Yahvé. ¿O tal vez los textos sagrados de judíos, cristianos y musulmanes son simples obras literarias sin inspiración divina? no se, no se... Durante mas de mil años los textos de Homero y otros poetas clásicos fueron considerados como el relato veraz de hechos históricos. Ya nadie cree que Posidón complicó a Ulises su viaje de vuelta a Ítaca o que Apolo ayudo a los troyanos en la guerra contra los griegos, ¿Hasta cuando va a creer la gente en las historias de personajes mitológicos o mitificados como Abraham, Noé, Moisés o Jesús?. Aquí van algunos ejemplos:

Isaias 1:15-20

Cuando ustedes alzan sus manos hacia mí para orar, yo me niego a prestarles atención. Ya no escucharé su gran cantidad de oraciones porque ustedes tienen las manos manchadas de opresión y violencia. Límpiense y purifíquense, quiten sus maldades de mi vista, dejen de hacer el mal y aprendan a hacer el bien. Sean honestos con los demás, ayuden al oprimido, hagan valer los derechos de los huérfanos y defiendan a las viudas».

El Señor dice: «Vengan y arreglemos el pleito. Aunque sus pecados sean como el rojo encendido, ustedes quedarán tan blancos como la nieve. Aunque sean rojos como la púrpura, ustedes serán tan blancos como la lana. Si ustedes están dispuestos a obedecerme, entonces disfrutarán las riquezas del país; pero si se resisten y se rebelan contra mí, morirán a manos de sus enemigos». Eso es lo que el Señor ha dicho con su propia boca.

Hesíodo (Trabajos y días, 180-200)

Zeus destruirá igualmente esta estirpe de hombres de voz articulada, cuando al nacer sean de blancas sienes. El padre no se parecerá a los hijos ni los hijos al padre; el anfitrión no apreciará a su huesped ni el amigo a su amigo y no se querrá al hermano como antes. Despreciarán a sus padres apenas se hagan viejos y les insultarán con duras palabras, cruelmente, sin advertir la vigilancia de los dioses - no podrían dar el sustento debido a sus padres ancianos aquellos cuya justicia es la violencia -, y unos saquearán las ciudades de los otros. Ningún reconocimiento habrá para el que cumpla su palabra ni para el justo ni el honrado, sino que tendrán en más consideración al malhechor y al hombre violento. La justicia estará en la fuerza de las manos y no existirá pudor; el malvado tratará de perjudicar al varón más virtuoso con retorcidos discursos y además se valdrá del juramento. La envidia murmuradora, gustosa del mal y repugnante, acompañará a todos los hombres miserables ... ... a los hombres mortales solo les quedarán amargos sufrimientos y ya no existirá remedio para el mal.

Deuteronomio 22:6-12; Deuteronomio 23:10-13

Si mientras caminas encuentras el nido de un pájaro en algún árbol o en el piso, y la madre está sentada sobre sus pequeños hijos o sobre sus huevos, no tomes a la madre con sus pequeños. Debes dejar ir a la madre y puedes tomar a los pequeños, para que te vaya bien y puedas vivir por mucho tiempo. Cuando construyas una casa nueva, debes hacer un muro de protección alrededor de la azotea para que así no seas culpable de homicidio si alguien se cae de allí. No plantes tu viñedo con semilla de segunda calidad o si no tendrás que entregara todo el grano que plantaste y las uvas del viñedo. No ares con una yunta que tenga juntos un toro y un burro. No uses ropa hecha de combinación de lana y lino. Haz flecos en las cuatro esquinas del manto con que te cubres.

Cuando haya en medio de ti un hombre impuro debido a una polución nocturna, él debe salir del campamento, no podrá entrar a él. Cuando llegue la tarde, debe bañarse, y cuando el sol se ponga, podrá entrar de nuevo. Tendrás también un lugar fuera del campamento al que podrás ir a hacer tus necesidades. En tu equipo tendrás una estaca con la que cavarás un hoyo para que entierres tu excremento cuando hagas tus necesidades.

Hesíodo (Trabajos y días, 728)
No orines de pie vuelto hacia el sol, sino cuando se ponga, recuérdalo, y hacia oriente sin desnudarte; pues las noches son de los Bienaventurados; tampoco en el camino ni fuera del camino te orines sobre la marcha; [...] No te dejes ver con los genitales manchados de semen dentro de tu casa junto al hogar, sino evítalo. No engendres tus hijos a la vuelta de un funeral de mal agüero, sino al volver de un banquete de los inmortales. [...] Nunca pongas la jarra del vino encima de la crátera mientras se bebe; pues trae mala suerte. No dejes con salientes la casa al construirla, no sea que allí posada grazne la chillona corneja. [...] Que no lave su cuerpo en el baño de las mujeres el varón; pues a su tiempo también sobre esto hay un lamentable castigo.

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