¿Cómo llego a Dios?
"Oye, ¡¿Acaso no la estamos pasando muy bien?!", dijo Cerdito.
"¡No puede ser mejor!", respondió PuercoespÃn, y extendió sus brazos hasta donde más no podÃa. "¡PodrÃa abrazar a todo el mundo!"
"¡Brillante idea!", respondió Cerdito. "Pero primero vamos a recoger algunas manzanas. Estoy hambriento."
"Bueno", dijo PuercoespÃn.
En cuanto ambos habÃan salido de la casa, notaron algo extraño. Durante la noche, alguien habÃa pegado un cartel en la pared de su casa. "A quien no conoce a Dios, ¡le falta algo!", decÃa el cartel. Cerdito se lo leyó a PuercoespÃn, que no habÃa prestado mucha atención en la escuela.
"Cerdito, ¿tú conoces a Dios?", preguntó PuercoespÃn.
"No", respondió Cerdito.
"Ni yo", dijo PuercoespÃn.
Esto les causó mucho miedo a los dos. ¡No sabÃan que se estaban perdiendo de algo! Asà que comenzaron a ir en busca de Dios. "Cómo llego a Dios, por favor?", preguntó Cerdito a todos los animales que se atravesaron en su camino. Pero nadie habÃa oÃdo hablar de un Dios; ni Ganso, ni Conejo, ni siquiera Topo. Pero el astuto Zorro conocÃa la respuesta.
"Una vez oà a unos seres humanos discutiendo acerca de Dios", dijo Zorro. "Ellos le han construido unos edificios muy grandes allá, en el Monte de los Templos".
"¿De qué estaban discutiendo?", preguntó PuercoespÃn.
"Creo que ellos no se ponÃan de acuerdo en cuál de los edificios vivÃa en verdad el señor Dios", respondió Zorro y añadió muy despacio: "Si quieren un consejo, creo que no deberÃan ir allá !Las personas de allà no están muy bien de la cabeza!"