El culpable. ¿Los culpables?

Quien visite asiduamente esta página podrá dar cuenta de que hasta el momento no había hecho mención al juicio cursado contra el sacerdote católico Christian von Wernich, dado que la inclusión en este marco de su nombre podría significar algo así como una «sentencia previa» de mi parte. Pronunciarse por su inocencia o culpabilidad no habría tenido sentido alguno y preferí esperar a que los jueces dictaran su sentencia, aun sabiendo que los testimonios contra el cura eran contundentes. Ahora que puede decirse que Von Wernich es culpable de delitos de lesa humanidad, resta exigir a la Iglesia católica de la Argentina un pronunciamiento al respecto, dando a conocer su papel (o al menos el de muchos de sus miembros) en la «guerra sucia» que padeció el país entre los años 1976 y 1983.
F.G.T.




9/10/2007 (Efe)- La Justicia de Argentina ha sentenciado hoy a cadena perpetua al sacerdote católico Christian Von Wernich, el primer religioso condenado por delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura militar (1976-1983).
El ex capellán de la policía de la provincia de Buenos Aires, de 68 años, ha sido condenado a la máxima pena prevista por las leyes locales por participar en siete homicidios calificados, 31 casos de tortura y 42 privaciones ilegales de la libertad.
La sentencia ha sido impuesta por el mismo tribunal que en el 2006 condenó a prisión perpetua a un expolicía al cabo del primer juicio oral y público por violaciones a los derechos humanos celebrado tras la anulación parlamentaria de las «leyes del perdón», que habían librado de responsabilidad a más de un millar de represores.

Aplausos y gritos de euforia
«Todos los hechos referidos son delitos de lesa humanidad cometidos en el marco del genocidio» perpetrado en Argentina durante el último gobierno de facto, ha señalado el presidente del tribunal, Carlos Rozanski, tras enumerar los casos por los que ha sido sentenciado el sacerdote.
El histórico fallo ha sido celebrado ruidosamente, con aplausos y gritos de euforia, por integrantes de organismos humanitarios que se encontraban tanto dentro como fuera de la sede del tribunal.
Horas antes, la defensa de Von Wernich había solicitado al Tribunal Federal Número 1 de la ciudad bonaerense de La Plata que absolviera al sacerdote, al argumentar que durante el juicio quedaron «más dudas que certezas». «Quizás todo esté listo y todo esté preparado antes de empezar» para condenar a Von Wernich, ha subrayado su abogado, Juan Cerolini, al alegar que este proceso «violó el principio de igualdad ante la ley, como lo violaron los juicios de Nuremberg y Tokio».

«Agente de inteligencia» de la dictadura
Cerolini ha asegurado que el religioso sólo «prestaba servicios sacramentales» a las personas detenidas por la dictadura y que «muchos testigos» de cargo en este proceso «echaron a perder todo lo que sabían con todo lo que creían saber».
La querella y la fiscalía, con diferencia de matices, habían pedido este lunes la pena de cadena perpetua para Von Wernich, quien fue capellán de la mayor fuerza de seguridad del país cuando ésta era dirigida por el fallecido general Ramón Camps, condenado a perpetuidad en 1986 por delitos de lesa humanidad.
En las audiencias, numerosos testigos han declarado que Christian von Wernich colaboró con la dictadura ejerciendo el rol de «agente de inteligencia», tal como señaló uno de los abogados querellantes. Entre otras cosas, los testigos han indicado que el sacerdote se ofrecía a confesar a detenidos ilegalmente en centros clandestinos de la dictadura para sacarles información y que incluso participó en sesiones de tortura.

Inspecciones a centros clandestinos de detención
Durante el proceso, que comenzó el 5 de julio pasado, han declarado más de 70 personas, entre supervivientes de la represión, familiares de desaparecidos y testigos de secuestros ocurridos durante el último gobierno de facto.
Además se han realizado inspecciones oculares en cuatro centros clandestinos de detención del llamado Circuito Camps, donde los testigos reconocieron los lugares por los que se movía libremente el excapellán policial.
Organismos de derechos humanos vienen reclamando con insistencia que la jerarquía de la Iglesia católica argentina se pronuncie sobre la actuación de Von Wernich durante el régimen militar, lo que podría ocurrir en las próximas horas, según conjetura hoy la prensa.

Críticas al silencio de la Iglesia católica
Hasta el momento, sólo algunos obispos y sacerdotes han cuestionado «el silencio» de parte de la Iglesia católica en la denominada «guerra sucia», que dejó unos 30.000 desaparecidos, de acuerdo con cifras de entidades humanitarias.
El final del juicio a Von Wernich ha coincidido con una presentación como querellante ante la Justicia de una congregación católica por la desaparición de un sacerdote uruguayo a manos de la última dictadura argentina.



Ver aquí un ensayo de «defensa» a Von Wernich.

Von Wernich, paradigma del clérigo fascista
Nota publicada hace un año en el diario Página/12

El cura Christian Federico Von Wernich fue capellán de la Policía bonaerense de Ramón Camps y Miguel Etchecolatz durante la última dictadura y se desempeñó como asesor espiritual de los grupos de tareas de La Plata. No sólo proporcionó una supuesta justificación religiosa a los asesinos, sino que fue un represor más. Cuando el fiscal Félix Crous lo denunció penalmente, lo acusó de «desplegar una actividad voluntaria y consciente, dirigida a procurar quebrar la voluntad de las víctimas, obtener información, procurar el silencio de las víctimas y sus familiares y con ello asegurar los fines perseguidos por la dictadura y la impunidad de él y sus cómplices». El año que viene será juzgado por 45 privaciones ilegales de la libertad y torturas, tres homicidios y la apropiación de un bebé. El caso pondrá en evidencia una trama en la que Iglesia y dictadura funcionaron como una unidad.
Von Wernich nació en 1938 en San Isidro y se ordenó en 1976, a los 38 años. El mismo año, el general Ramón Camps, entonces jefe de la Policía bonaerense, lo designó oficial subinspector para desempeñarse como capellán. En el libro Iglesia y Dictadura, Emilio Mignone señaló que fue la personalidad del sacerdote lo que lo hizo conocido y lo transformó en una «suerte de paradigma del clérigo fascista identificado con las Fuerzas Armadas y colaborador de la represión ilegal».
Miembro de una acaudalada familia de Concordia, el hecho de que tomara los votos no fue una sorpresa. Había transitado por varios seminarios y más de un obispo se había negado a ordenarlo. El hombre decía a sus amigos que había optado por ser cura porque es una profesión en la cual se trabaja los domingos y se descansa el resto de la semana.
«Como soy de Concordia el general Camps me conocía de chico, ya que él es de Paraná. Por eso y de acuerdo con monseñor (Antonio) Plaza, llegué a ser cura de confianza para muchas cosas en la lucha contra la subversión», afirmó él mismo en un reportaje.
Fue arrestado por primera vez en agosto de 2003, después de declarar en la causa por la Verdad que lleva adelante la Cámara Federal de La Plata.
Antes de que entrara a la sala de audiencias, el juez Leopoldo Schiffrin advirtió a los presentes que colmaban el lugar que «guardaran el decoro» para permitir que la Cámara cumpliera con el «objetivo de verdad y justicia». Por eso, cuando el sacerdote caminó hacia su silla vestido con una campera azul, camisa celeste con cuello clerical y pantalón gris, sólo se sintió un murmullo. Pero después de más de una hora de escuchar la lectura de los testimonios de varias víctimas que relataban sus encuentros con Von Wernich, la bronca de muchos fue incontenible.

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